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Un grupo de turistas paseando por el Parque de María Luisa, uno de los espacios más visitados de la Sevilla monumental. / José Luis Montero
Los datos del mes de julio publicados ayer por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IEA) han acabado con la mayoría de los complejos que a Sevilla le pudieran quedar en materia turística: ha sido, de lejos, el destino andaluz al que ha acudido un mayor número de viajeros, muy por encima de los que recibieron los más afamados enclaves de costa, que sin embargo ganaron a la capital de Andalucía en el número de pernoctaciones, la sempiterna piedra en el zapato –como suele decirse– de un sector por lo demás exitoso. Así lo indican esos 170.956 viajeros de los que hablan las tablas estadísticas, seguidos en el ranking autonómico por los 127.924 de Granada y los 111.154 de Torremolinos (Málaga).
Ya se comentaba aquí el lunes, con ocasión de los datos adelantados desde Madrid por el Instituto Nacional de Estadística, que de todos modos –y como mal menor– las pernoctaciones han crecido un 20,7 por ciento en comparación con las de julio del año pasado, pero lo cierto es que la media sigue ahí, sin alcanzar las dos noches de alojamiento por cabeza. Un asunto que está precisamente en la agenda del alcalde Juan Espadas: el de ver cómo se podría mejorar este porcentaje, para lo cual llegó a hablar durante la campaña electoral de mayo pasado de crear nuevos puntos de atracción para los visitantes que todavía no se han concretado.
ÉXITO CAMUFLADO
Por lo general, los números del turismo se suelen facilitar por provincias, una costumbre de la que Sevilla sale malparada por carecer de playa y que beneficia a otros lugares, caso de Málaga. En realidad, la capital de la Costa del Sol no llega ni al 60 por ciento de la cantidad de turistas que recibe Sevilla, pero la potencia de otros focos de su provincia –Torremolinos, Benalmádena, Marbella, Estepona...– y el tener más pernoctaciones por ser zonas costeras bastan y sobran para encumbrarla en esas estadísticas provinciales y en las fechas indicadas.
Al facilitar los datos por puntos concretos, el IEA permitió ayer además echar un curioso vistazo a cuáles fueron en julio los lugares concretos que lideraron la lista de los más ocupados destinos turísticos andaluces, y ahí es donde se comprueba lo anterior: por orden de mayor a menor, fueron Torremolinos, con sus ya mencionados 111.154 viajeros (Málaga); Marbella (Málaga), adonde fueron en julio 79.748 forasteros; Chiclana de la Frontera (Cádiz), con 73.471; Roquetas de Mar (Almería), con 71.148; y Benalmádena (Málaga), a la que acudieron el mes pasado 66.892 viajeros según la referida fuente.
MEJORÍA
Para ser verano, el que se ocuparan la mitad de las más de 19.000 plazas hoteleras de Sevilla capital ya es un indicador bastante solvente de cómo están mejorando los índices de ocupación y de visitantes, desde que el año pasado, siendo alcalde el popular Juan Ignacio Zoido, vivieran toda una revolución al alza.
Fueron los extranjeros los que elevaron un poco la media de pernoctaciones, con 2,11, mientras que los nacionales apenas alcanzaron 1,74 noches. Los datos se equilibran un poco más en el conjunto provincial. También fueron mayoría los que vinieron de fuera de España: 100.844, frente a 70.112 compatriotas. Con todo, los andaluces siguen siendo los principales clientes del turismo hispalense; son los vecinos de al lado los que más visitas hacen.