Cinco minutos escalofriantes

Cientos de sevillanos guardaron un respetuoso silencio a las puertas del Ayuntamiento en homenaje a las víctimas de Cataluña

18 ago 2017 / 21:23 h - Actualizado: 19 ago 2017 / 09:53 h.
"Ayuntamiento de Sevilla","Atentado en Barcelona"
  • Cientos de sevillanos se concentraron este viernes a las puertas del Ayuntamiento de Sevilla. / Manuel Gómez
    Cientos de sevillanos se concentraron este viernes a las puertas del Ayuntamiento de Sevilla. / Manuel Gómez

La solidaridad de los sevillanos no entiende de límites. Ni el mes de agosto ni siquiera los casi 40 grados del mediodía de este viernes fueron óbices para que centenares de ciudadanos se dieran cita en la Plaza Nueva para rendir homenaje a las víctimas de los atentados terroristas en Cataluña. «Ha sido muy duro. Quitar la vida a una persona por defender unas ideas que son fanatismo es algo muy doloroso», expresaba una de las primeras sevillanas en llegar a las puertas del Ayuntamiento. Un sentimiento de impotencia que se agudizaba en las palabras de su acompañante. «Esto es imposible de aguantar. Ya no se puede estar tranquilo en ningún lado», decía.

Las caras de todos eran el fiel reflejo del dolor y la impotencia acumulada en estas horas. «Mi presencia aquí es para decir que no tenemos miedo y que los fanatismos no podrán con nosotros», asegura de forma rotunda una joven. Su indignación quedó totalmente enmudecida cuando a las doce del mediodía el reloj del Ayuntamiento marcaba la hora prevista para este homenaje. Como ocurría en ese mismo instante en Barcelona, pero a más de 900 kilómetros de distancia, Sevilla guardaba un silencio escalofriante durante cinco minutos para recordar a todos los fallecidos por esta sinrazón terrorista.

No se escuchaba ni una voz en Plaza Nueva. Centenares de personas y solo retumbaba un silencioso respeto que nadie osaba a interrumpir. Solo el paso de los minutos fue capaz de templar una escena helada en la incomprensión por la barbarie. El tiempo y un improvisado aplauso que nació entre la gente y que acabó por contagiar a todos los políticos que llenaban las escaleras del Ayuntamiento. «Es el momento de decir que no tenemos miedo», improvisaba una sevillana entre el público sin saber que a esa hora era la frase más repetida por todos los barceloneses en la plaza de Cataluña.

Junto a todos ellos estaba el presidente de la Comunidad Islámica Mezquita Ishbilia, Yihad Sarasúa, que dijo estar presente para unirse «a la repulsa y condena» por el atentado y mostrar su «solidaridad» con las familias y las víctimas. Pero su más que justificada presencia fue un gesto de integración frente a quienes culpan a la comunidad musulmana, sin excepción, de los incidentes. «Sabemos que la sociedad española es madura, que sabe lo que es la tolerancia y la igualdad y que se sobrepondrá a este efecto del terrorismo con una mayor apertura a la comunidad islámica».

Entre el silencio y el respeto, nadie pidió el carné de religiosidad a estos centenares de personas que compensaron su dolor con un abrazo a Cataluña que no entendía de fronteras.