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El proyecto de Sevilla Park se presentó en sociedad hace más de dos años. Ese argumento, el del tiempo transcurrido, es el que arguyen los promotores para exigir el inicio de las obras para, como muy tarde, finales de 2017. / Pepo Herrera
Sevilla Park se pone fecha tope para que su proyecto no quede en el baúl de otras iniciativas (Altadis, Ikea,...) que irrumpen con efervescencia pero que, al final, se eternizan en la ciudad. Los promotores del macroproyecto, que incluye la edificación, en terrenos del Puerto, de un gran centro comercial y el auditorio más grande del país –con capacidad para unas 21.000 localidades– debería colocar su primera piedra, como tarde, «en 18 meses». Es decir, finales del año 2017.
De esta forma, tratan de que se pise el acelerador de una tramitación urbanística que no es fácil de digerir y de gestionar –para el inicio de la obra es indispensable que previamente se acometa una modificación del Plan General de Ordenación Urbana y la aprobación de un plan especial del Puerto–. Y, de paso, disipar los rumores que apuntan a que Sevilla Park se proyecta a años vista. «O es a corto plazo o no se hace», indicó el portavoz de los promotores, Manuel Saucedo, que insiste en las grandes cifras que hacen tan apetecible el proyecto de Sevilla Park: una inversión de 260 millones de euros y una previsión de generación de entre 2.000 y 3.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos.
La frase, aunque con cierto tono de aviso a navegantes, se encuentra edulcorada por las alabanzas a la predisposición de todos los actores que están en el proceso. En ese sentido, y pese a las demandas de celeridad en la tramitación para que la primera piedra se coloque, como mucho, a finales de 2017, los promotores del proyecto sí que agradecen la predisposición del alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que ha ideado «una hoja de ruta» para que el proyecto no naufrague. «Confiamos en que después del verano se sigan acelerando los trámites y se sigan cumpliendo los plazos hablados con el Ayuntamiento», mantienen desde Sevilla Park, que recuerdan que en esta empresa llevan «más de dos años trabajando [el proyecto se presentó en sociedad en mayo de 2014]» y, por lo tanto, «no puede prolongarse sine die». Así, confían en que se convoque en septiembre «una comisión de seguimiento» de los trabajos.
Tampoco obvió otro escollo como el necesario traslado de los depósitos de combustible de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CHL). Al hilo de ello, destacaron la «extraordinaria predisposición» de la empresa para su traslado, para lo cuál necesitará, argumentan, «fechas ciertas y concretas» para su desmontaje y posterior montaje en un nuevo emplazamiento, así como para la descontaminación de los suelos. Ahí, nuevamente, Sevilla Park urge a dar «mayor velocidad» en la tramitación «para evitar demoras». Sin embargo, eso choca con plazos, manejados por fuentes de la Autoridad Portuaria, de un traslado progresivo que podría durar dos o tres años, muy lejos de las exigencias de los promotores.
Otras ofertas
Estos promotores insisten en su idea de confiar en asentar el proyecto en la capital hispalense, pero también deslizan la fragilidad del mismo si se retrasa. Al respecto, Saucedo señaló que han recibido «ofertas» para llevarse este proyecto comercial y de ocio a otro territorio, aunque «los inversores siguen convencidos de que la primera opción es Sevilla». Un interés que insiste en que dependerá de los avances.
No es el primer aviso que se lanza sobre la continuidad de Sevilla Park. Ya en marzo, el presidente de la Autoridad Portuaria, Manuel Gracia, advirtió, en el marco de una conferencia de la Fundación Cámara de Comercio en el club Antares, que la capital hispalense no podía perder una oportunidad de tal calibre. «Me preocupa que muera de inacción», llegó a manifestar Gracia, que reivindicó que Sevilla demandaba «iniciativas empresariales solventes, sólidas y que generen puestos de trabajo».
Sevilla Park estaba configurado inicialmente, cuando se presentó en primavera de 2014, con un auditorio multiusos, con capacidad máxima de 21.000 espectadores –el mayor del sur de Europa– y un centro comercial de 65.000 metros cuadrados, que sería el más grande de toda Andalucía. En su conjunto, preveía un impacto de más de 35 millones de euros para la ciudad.