Susana Díaz sigue teniendo su bastión en Sevilla. Tal vez de los pocos en los que sujetarse tras, como diría el alcalde de Dos Hermanas, el sanchista Francisco Toscano, el «zamarreón» sufrido por la lideresa andaluza en las primarias del PSOE en el resto de España. Pero ni siquiera el 68,12 por ciento de apoyos obtenidos en la provincia sirve de consuelo, porque, tras cinco años de balsa de aceite y de unidad infranqueable, cimentado en el pasado por la propia Díaz, el PSOE de Sevilla vuelve a contar con un revitalizado sector crítico, que recupera parte de la cuota histórica y sobre todo moral: uno de cada cuatro votos emitidos en las 116 agrupaciones sevillanas fue al zurrón de Pedro Sánchez.
Desde la sede socialista de Luis Montoto, se hizo todo un ejercicio de eliminar de la ecuación las cuentas de vencedores y vencidos. Tocaba el discurso oficial de la «altísima participación», que detalló el secretario de Organización del PSOE de Sevilla, José Muñoz: de los 10.793 militantes llamados a las urnas acudieron 9.002, es decir, un 83,4 por ciento. De estos, la candidatura de Díaz obtuvo 6.132 votos (68,64 por ciento) y la de Pedro Sánchez logró 2.445 apoyos (26,38 por ciento), mientras que Patxi López sumó sólo 445 votos, el 4,98 por ciento.
Ahí los fríos números. Pero tras ellos están los zarpazos que los fieles a Sánchez han dado en Sevilla. En la capital, la agrupación de Nervión, con Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, Miraflores y Bellavista. Y, en la provincia, Sánchez ascendió como primera fuerza en Dos Hermanas –un 78 por ciento–, Las Cabezas, Brenes o Alanís y se acercó en territorios como Camas. Y, sobre todo, la victoria se dibujó en la misma sede provincial, donde acuden los que, por ejemplo, se han inscrito recientemente y no tenían asignada ninguna agrupación. Ahí, los sanchistas se hicieron el 69,3 por ciento de los votos y eso a pesar de alguna que otra queja de militantes que, con sus papeles en teoría en regla, no pudieron votar al no figurar en el centro. Fueron contados en una jornada de las primarias que desde la Ejecutiva provincial fue calificada de ejemplar y sin incidencias.
Nada de eso, de la victoria de Sánchez, se podía presagiar a primera hora de la mañana en Sevilla, cuando Susana Díaz se dio un baño de amistades en su agrupación de toda la vida, la de Triana, en la plazuela de Santa Ana. Cuando ella llegó, sobre las once de la mañana, ya había votado el 20 por ciento de los militantes. Allí, sus votantes no recurrían ni a la cabina. Iban, como en romería, a depositar su voto. Tanto que hubo alguno que cogió el romero de la iglesia de Santa Ana –allí salía poco después el simpecado de la hermandad del Rocío de Triana– para entregarle su amuleto, a la presidenta de la Junta. «Para que ahuyente a los malos y se quede con los buenos», indicó Mari Carmen Blanca, vecina de la misma plazuela.
Triana mezclaba esa simbiosis de la votación con los aires festivos del Rocío trianero. Hasta tal punto que fue irse Díaz y sentirse la suelta de cohetes. Era por la salida del simpecado, aunque más de uno se pensó que era como anticipo a un triunfo que finalmente no se produjo. Las caras de los pocos que se quedaron allí, en la sede trianera, eran un poema al conocer los primeros escrutinios. Derrota pese a haber aportado los votos esperados allí en Triana, como también ocurrió en la agrupación Centro, en Macarena o Pino Montano –ahí, de forma abrumadora–, o, a extramuros, en Guillena, La Roda de Andalucía, Écija, Alcalá...
Más cautos, se vieron los rostros en Nervión. Como tirando mentalmente de calculadora desde horas atrás. Su presidente y también director de campaña de Sánchez, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, votó pasado el mediodía y se dio una maratón por todas las agrupaciones capitalinas antes de coger a las tres el AVE rumbo a Madrid y, de ahí, a la sede socialista en Ferraz. Luis Yáñez, Carmen Hermosín, Manuel del Valle, Inmaculada Azevedo, Encarnación Martínez,... todos votaron antes que Celis, que ayer rememoró la victoria con el mismo ímpetu que tuvo con aquella victoria por la mínima de Alfredo Pérez Rubalcaba ante Carme Chacón en el congreso federal del PSOE celebrado en Sevilla en febrero de 2012.
Más tarde se animaron en Dos Hermanas, que estaban en plena Feria. Allí, donde Sánchez se reseteó y se presentó a la secretaría general, estaban de fiesta. Fue conocer el triunfo y tirar todos, de Dos Hermanas pero de otros puntos de la provincia, todos sanchistas, a celebrarlo. Hasta con fuegos artificiales, como dijeron, por redes sociales, los ganadores.