Sevilla es de los territorios donde más se protesta. La Avenida de la Constitución, la Plaza Nueva, la Plaza de España o el Parlamento de Andalucía ya se conocen como lugares comunes de reivindicaciones. Ya sea por el tradicional Día del Trabajador o las más novedosas mareas blancas, pasando por los cortes de carretera como los recientes del taxi en Kansas City, la fórmula de la manifestación sigue ahí presente, aunque no con el vigor de otros años. No en vano, tras alcanzar las 2.265 protestas convocadas en 2015, cayeron a plomo en el ejercicio siguiente. En concreto, se produjeron un 30,2 por ciento menos, lo que eleva a 1.581 protestas, que de todos modos siguen siendo una media de más de cuatro al día.
Pero, más allá de esas protestas, se encuentran aquellas que quedan desautorizadas por el Gobierno, bien porque se han convocado fuera de plazo –la normativa exige que haya seis días de antelación– o porque no cumpliera los requisitos legales. En ese caso, Sevilla ocupa puestos top. Sólo Pontevedra le supera, estadística en mano del Ministerio del Interior, que dispone de datos de todas las provincias españolas salvo las de Cataluña y el País Vasco. La delegación del Gobierno desautorizó 182 reivindicaciones en 2016, 97 menos que el ejercicio anterior. Esto supone, en la práctica, que una de cada diez manifestaciones no contaron con el sí del Estado. En cualquier caso, el hecho de que no haya conseguido el visto bueno no implica que esta al final se haya celebrado o no.
De las que sí se llevaron a la práctica –o mejor dicho, a la calle– se contabilizan un total de 1.581 manifestaciones, donde existe un perfil marcado, que difiere del resto del país. Si en el ámbito nacional la mayoría de protestas las encabezan las asociaciones y entidades ciudadanas (10.769), en el caso sevillano son los sindicatos los más activos y, por tanto, los que llevan la voz cantante.
Más de la mitad de las manifestaciones sevillanas la llevan a cabo las centrales sindicales (824), seguido de lejos por las acciones emprendidas por asociaciones ciudadanas (353). En tercer lugar, están los partidos políticos (163), que suelen ocupar puestos más residuales y, tras ellos, las protestas convocadas por los comités de empresa y trabajadores (132).
Al ser los sindicatos la voz cantante en las protestas en Sevilla, la lógica empuja a que, datos en manos, los temas laborales sean la principal motivación de las manifestaciones (el 56 por ciento, con 887), seguido de los asuntos vecinales (297) y las protestas relacionadas con la sanidad (86) y la enseñanza (77). Menos numerosas son las reivindicaciones en la calle sobre quejas de ecologistas, contra la violencia de género, agrarias o contra la droga. Sí llama la atención que, a lo largo del pasado 2016, no se haya producido ninguna manifestación relacionada de alguna manera a problemas de inmigración y, sin embargo, haya cuatro sobre temas nacionalistas y uno para pedir la libertad de presos de grupos terroristas.
El informe no sólo concreta las motivaciones, sino el momento en el que tienen lugar más convocatorias de movilizaciones. Así, abril es el mes en el que se concentran más protestas, con 216 (es decir, siete al día) y noviembre, con 199. Y, por lógica, los meses con menor presencia de malestar en las calles coincide con el periodo estival. De hecho, hubo 61 manifestaciones comunicadas en julio de 2016, y únicamente 30 en agosto.
Conflictos laborales
Los sindicatos tienen una explicación a que sean los protagonistas de las movilizaciones en Sevilla. Según su prisma, se trata de un incremento de la conflictividad laboral en Sevilla. Así, recurriendo a otros datos estadísticos –los del Ministerio de Empleo, también correspondientes a 2016–, se produjeron 51 huelgas en 101 centros de trabajo, con una participación estimada de 7.305 trabajadores. Estas cifras supusieron un incremento del 30 por ciento de las huelgas y de un 200 por cien en el número de empleados participantes.
Al respecto, desde CCOO ya denunciaron que el ejercicio pasado «fue un año sin apenas negociación colectiva sectorial en la provincia, lo que viene a decir que la conflictividad deriva de las continuas prácticas abusivas empresariales, impagos y la persistente destrucción de tejido productivo», según explicó hace unas semanas el secretario de Acción Sindical de CCOO de Sevilla, Carlos Aristu.
El 80 por ciento de las huelgas convocadas en Sevilla en 2016 fueron a nivel de empresa –algo que se explica por la vigencia de la mayor parte de los convenios sectoriales de referencia– y el 70 por ciento fueron en el sector privado. El mayor número de huelgas se convoca en empresas que cuentan entre 10 y 100 trabajadores, centrándose la mayor afectación por seguimiento en las empresas de más de 101 trabajadores y trabajadoras. Los sectores con mayor conflictividad laboral son la industria y los servicios.