¿El peso indiscutible de la religiosidad popular en Sevilla supone un freno al desarrollo local? ¿La influencia omnipresente de la Semana Santa en el día a día de la ciudad favorece su estancamiento? Dos pesos pesados de la sociedad sevillana –el uno un reputado científico, José López Barneo, y el otro un destacado hermano mayor, Félix Ríos– rivalizaron este lunes sobre esta delicada materia en el marco del ciclo de Sevilla, a debate, promovido por la asociación Iniciativa Sevilla Abierta. Y a tenor de los argumentos que salieron a relucir sobre la mesa de debate podría colegirse que en este juicio sumarísimo a la, supuestamente, perniciosa influencia de la religiosidad popular en el desarrollo de la ciudad, las cofradías y la Semana Santa resultaron absueltas de la situación de «cierto atraso» en que se haya sumida la capital andaluza.

El primero en exponer sus argumentos fue el hermano mayor del Gran Poder, Félix Ríos, quien a su vertiente cofrade añade en su currículo una trayectoria profesional ligada al éxito, en la actualidad como director de la gestión comercial de Aljafaresa. Ríos aseguró que no acaba ver «ese supesto freno» que las cofradías serían para el desarrollo de la metrópoli. Reconoció no obstante que añora esa etapa de su vida en que las cofradías sólo ocupaban un espacio en los medios de comunicación durante la Cuaresma, si bien exculpó a las hermandades de que la Semana Santa se haya convertido, «para nuestra desgracia», en un «producto se consumo». «¿Tenemos la culpa nosotros de esta tumoración de la Semana Santa», se preguntó de forma retórica. Y añadió: «¿Qué tenemos que ver las cofradías con que las administraciones cada vez inviertan menos en la Orquesta Sinfónica?».

A su juicio, una razón de peso para combatir esa supuesta conexión que algunos quieren establecer entre cofradías y subdesarrollo es que «los periodos de mayor esplendor que ha tenido esta ciudad han coincidido con un auge de la Semana Santa y de la religiosidad popular: hablamos del propio barroco y hablamos de la llegada de la modernidad en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX».

El otro interviniente en este debate, José López Barneo, director del Instituto de Biomedicina de Sevilla y el coordinador de investigación del Hospital Universitario Virgen del Rocío, aseguró que «hoy día las sociedades occidentales son más descreídas y menos religiosas que nunca», en buena parte debido al peso de la cultura en general y de la ciencia en particular, «que han ido arañándole terreno a las religiones y arrinconándolas, porque han ofrecido explicaciones racionales a muchos fenómenos desconocidos en los que se basaba esa influencia religiosa».

No obstante, a día de hoy, el Premio Rey Jaime I de Investigación (1998) y Medalla de Andalucía no cree que «haya tanta religiosidad popular, sinceramente; hay más bien una especie de paganismo o agnosticismo católico, en el que todo el mundo se encuentra muy cómodo. Con el advenimiento de la democracia, paradójicamente, en vez de ir a menos, los fenómenos religiosos han ido a más».

Esta religiosidad pagana se manifiesta, su juicio, de forma muy clara en las cofradías. «Las propias cofradías han cambiado, hoy en día no son las hermandades dogmáticas y oscurantistas de hace 300 años, sino que son realidades sociales que hacen obras de caridad y mantienen la Semana Santa que es un fenónemo genuino para la ciudad de Sevilla y que generan un montón de recursos económicos asociados a ellos. Por lo tanto, no creo que echarles la culpa del supuesto no desarrollo de Sevilla a esa realidad y a esas hermandades. Creo que son casi también un poco víctimas de la situación que todos vivimos de cierto atraso generalizado», concluyó. «No hay por qué poner sobre los hombros de las hermandades la responsabilidad de la supuesta modernización de la sociedad sevillana. No les compete a ellas hacer eso», aseguró José López Barneo. No obstante, el científico sí exigió a las cofradías «una puesta al día, hacer una especie de aggiornamento, y que se monten en ese carro impulsado por el movimiento ciudadano de transformación de nuestra tierra». En este sentido, les pidió «que no sean regresivas, y que sean más acordes con la realidad, más plurales, y por supuesto tienen que ser pioneras en la incorporación de la mujer al proceso cultural de la Semana Santa. Es absurdo que ninguna cofradía se niegue a eso y deben que cuidar muchísimo más de lo que hacen el patrimonio histórico artístico. Deben ser las primeras promotoras de que en su ámbito se introduzca este concepto de modernidad y desarrollo que todos buscamos».