Un brindis por la libertad

Seis mujeres supervivientes de violencia de género montan una empresa de vinos ecológicos, uno de los 15 negocios surgidos del programa de emprendimiento social para ONG andaluzas

05 nov 2015 / 08:21 h - Actualizado: 05 nov 2015 / 08:22 h.
"Violencia de género","Solidaridad"
  • Antonia Ávalos muestra una de las botellas de Le Vin Violette al alcalde de Sevilla, Juan Espadas. / Pepo Herrera
    Antonia Ávalos muestra una de las botellas de Le Vin Violette al alcalde de Sevilla, Juan Espadas. / Pepo Herrera

Media docena de sevillanas pertenecientes a la asociación Mujeres Supervivientes de Violencia de Género son las protagonistas de uno de los prodigios obrados por el programa de emprendimiento social para ONG en Andalucía, impulsado por Acción contra el Hambre y que se ha presentado este miércoles en las instalaciones del CREA.

El fruto de esta iniciativa se llama Le Vin Violette y es una empresa dedicada a la distribución y comercialización de vinos ecológicos. Cosecha de mujeres libres, reza su atinado leitmotiv. Su portavoz, Antonia Ávalos, una mexicana afincada en Sevilla desde hace muchos años, explica que «esta cooperativa (Cooperativa Mujeres Libres) surge frente a la crisis, la precariedad, la discriminación, la desigualdad y los asesinatos que viven muchas mujeres víctimas de violencia de género. Este emprendimiento tiene que ver con ser autónomas económicamente, con poder vivir una vida en dignidad, con tener recursos económicos para vivir bien con nuestros hijos e hijas».

Integran la empresa seis personas, todas mujeres supervivientes de violencia de género, de edades comprendidas entre 19 y 53 años, «mujeres que estábamos en exclusión, sin empleo», recalca Ávalos, muy agradecida por esta oportunidad: «Lo pudimos lograr gracias a que Acción contra el Hambre nos formó durante un año. Tenemos aliados claves como Bodegas Robles, que son los proveedores de nuestros vinos de Montilla-Moriles».

El programa les ha proporcionado «formación fundamentalmente pero también ingresos económicos», ya que «con la crisis las subvenciones no llegan o llegan tarde y nosotras tenemos que ser autosuficientes y darle sostenibilidad a los proyectos de intervención para las mujeres víctimas de violencia de género».

El motivo por el que se decantaron por esta idea resulta sublime: «El tema del vino tiene que ver con celebrar la vida, es un producto que sirve para compartir, que nos saca a nosotras de esos fondos profundos que son las violaciones y los abusos que sufrimos. Emprender a través del vino tiene que ver con esta parte poética y estética de la vida, de celebrar, de compartir... Vendemos vino porque vendemos libertad», relata Antonia.

La marca, Le Vin Violette, ha sido creada por estas mujeres que se han encargado de toda la imagen corporativa y el plan de marketing. De momento tienen tres vinos «que nosotras hemos elegido», a saber: un Pedro Ximénez, un tinto y un blanco afrutado. La firma está en el mercado desde hace unos cuatro meses: «El proyecto está andando, con venta directa (en sus oficinas en la calle Resolana, 8) e indirecta (en diversas tiendas implicadas con la causa) y una tienda online (www.mujeressupervivientes.org). Funciona positivamente; de hecho está superando todas las expectativas», concluye Ávalos.

Beneficio social

Una treintena de entidades iniciaron el proceso hace un año y 17 de ellas, las que tenían más definida la idea de negocio, han seguido hasta el final. De ellas, 15 han creado ya su proyecto de emprendimiento social. Se trata de empresas que buscan el beneficio social, ya sea porque ofrecen productos y servicios para colectivos con necesidades especiales o porque dan trabajo a personas con dificultades de inserción sociolaboral.

«Son proyectos que nacen de organizaciones sociales locales de Andalucía que han detectado necesidades en sus barrios, distritos... y que, por tanto, buscan mejorar la vida del vecino, de quien se tiene más cerca», ha explicado Luis González, director de Acción Social en España y Cooperación Descentralizada de Acción contra el Hambre, en el acto de presentación de todos los negocios creados. Además, ha añadido, «el impacto social de estas empresas no tiene límite en el tiempo. En algunas ya se ve en el corto plazo, por los empleos creados y el beneficio en ciertos colectivos. En otros se verá a largo plazo, de ahí la importancia de acompañar a estas empresas más allá del momento de su lanzamiento».