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Un jueves de resaca con ganas de exilio playero

El Real se resintió ayer tras la jornada festiva. Media Sevilla tiene pensado huir a la costa, si la previsión meteorológica no se cumple

23 abr 2015 / 23:53 h - Actualizado: 24 abr 2015 / 22:19 h.
"Feria de Abril","Feria de Abril 2015"
  • El desenfado y el buen humor volvían a protagonizar la jornada, formando parte esencial de esta fiesta que ha atravesado ya su ecuador. /Pepo Herrera
    El desenfado y el buen humor volvían a protagonizar la jornada, formando parte esencial de esta fiesta que ha atravesado ya su ecuador. /Pepo Herrera

Ya lo advertía el martes Pepe tranquilamente echado en la barra de su caseta: «a este ritmo al jueves no llegamos». Y no se equivocó, porque Sevilla estaba ayer de resaca de una jornada festiva en la que lo dio todo, como si no hubiera un mañana. Ayer, en lugar de las manidas sevillanas, la sintonía del Real bien podía ser la afamada Hoy no puedo levantar del desaparecido grupo Mecano. Y el que lo hizo, lo hizo tarde y con la cabeza puesta en un trocito de arena de Matalascañas o Chipiona, si el tiempo lo permite. Aún así, la Feria alcanzó su ecuador con una buena entrada de público, pese a que el rubio ayer apretó de lo lindo, lo que subió la cotización por un trocito de sombra.

La mejor, sin duda, la que ofrecía ayer la portada, que, por muchos años que pasen y por muchas redes sociales que se inventen, seguirá siendo el lugar para quedar por excelencia. Y eso lo sabe hasta el del Monopoly. Sí, sí, ha leído bien, el tío del Monopoly también estaba ayer pisando el albero y lo hace después de haberse paseado también por las fallas de Valencia. Si no me creen, busquen en el Facebook porque ahí están colgandas todas las fotos que se hace con el que quiera tener un recuerdo con el emblemático personaje del juego creado por el ingeniero Charles Darrow en 1935. «Estamos promocionando los 80 años del juego, especialmente entre la gente joven que no lo conoce y los mayores de 50 años», explica Pedro, representante de la empresa elegida por Hasbro para llevar a cabo la campaña, mientras dos chicas que promocionan Expo Cáñamo se fotografían con Mr. Monopoly, que seguro echó en falta un buen abanico.

Él y los cientos de guiris, y no tan guiris, que cada día se acercan al puesto de información junto a la portada. «Nos piden el plano y todos los folletos que tengamos. Ah, y abanicos, pero este año no tenemos», indica Kaoutar, una de las amables chicas, estudiantes de Turismo, que atienden en el stand. «La pregunta más frecuente es cuántas casetas públicas hay y tantos extranjeros como españoles se quejan de que hay muy pocas», luego, está la típica pregunta de «a qué hora es el espectáculo». «Eso nos lo preguntan mucho los franceses, que este año han venido un montón, y tenemos que explicarles lo que es en realidad la Feria». La escasa afluencia de público hasta esta caseta es otra de las muestras de que ayer la cosa ya aflojó. «Hoy tenemos casi todas las plazas libres para las visitas guiadas», dice.

A quienes no les hacía falta guías porque ya tenían los suyos propios es a Brenda y Peter. Esta pareja estadounidense, de Seatle en concreto, era la primera vez que pisaba el Real y lo suyo fue un auténtico flechazo. «Es como un viaje en el tiempo, como retroceder cien años», afirma Brenda, quien se ha integrado perfectamente colocándose su flor en el cabello. Tanto le gusta la Feria y tanto le llama la atención el colorido de los trajes de flamenca que incluso deja a su marido «que mire a las mujeres porque van muy guapas», dice entre risas. La hospitalidad y la «unión entre las familias y amigos» es otra de las cosas que más ha llamado la atención de esta pareja, que por la mañana se pateó el centro y sus lugares más emblemáticos, entre ellos las setas. «Hay mucha historia. En EEUU nos falta», dice.

La única caseta amarilla

Y después del recorrido, al Real. Y no a una caseta cualquiera, a la más peculiar de toda la ciudad efímera de Los Remedios: El Limonar. Un lugar donde el tradicional rojo y verde dejan paso a las franjas blancas y amarillas. «Por eso no podemos presentarnos al concurso», dice Loli Espina, una de las socias de las caseta.

«Este año hemos cambiado la decoración, pero siempre tenemos los limones», dice para explicar el nombre y el color de la caseta. Un elemento al que no piensan renunciar porque «aquí tenemos nuestros premio limón, que se da al socio más animado, y el premio naranja para el socio más aburrido». «Lo entregamos el domingo, que ese día hay un arroz y luego por la noche chocolate y churros para ver los fuegos», añade Loli –perfecta anfitriona de estadounidenses, familiares y amigos–, mientras a su lado su prima repite «ya no puedo más. Yo ya mañana me voy a la playa».

Es digno de estudio, porque el sevillano se pasa el año esperando la Feria, pero llega el fin de semana y huye. Ya es casi tradición instaurada y se mira hasta raro al que dice que piensa colocarse la flor el sábado. No te digo el domingo. ¿Efectos de la crisis? Habrá que encargar un estudio de esos a Cambridge para dar con la solución a este y al curioso fenómeno del albero casi desierto hasta las cinco de la tarde, donde ayer se veían escenas tan extrañas como mesas libres en las casetas. Eso sí, al caer la noche, con la fresquita la cosa cambia, y más en el número 25 de Gitanillo de Triana, donde colocaron una pantalla para no perder detalle del partido de Sevilla. En fin, esto es la Feria, disfruten que aún nos queda la mitad.