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Alumnos de 3º de Primaria del CEIP Santa Clara leen atentamente acompañados de las perras Flor y Trufa. / El Correo -
Los técnicos del CTAC explican en qué consistirá la sesión a los alumnos.
Flor y Trufa son dos perras –golden retriever y mezcla de chihuaha y pequinés, respectivamente– del Centro de Terapias Asistidas con Canes (CTAC) que pasaron la mañana de este lunes muy atentas a la capacidad de comprensión lectora de los alumnos de 3º y 4º de Primaria del CEIP Santa Clara. Porque ambas fueron las protagonistas indiscutibles de una sesión –enmarcada en el programa del CTAC y Purina Aprender juntos es mejor– en la que se pusieron de manifiesto los beneficios pedagógicos de la inclusión de estos canes de asistencia en el sistema educativo.
Por lo pronto, dirigidos por el técnico del CTAC Ángel Schwartz, los pequeños, atraídos por la idea de hacerlo flanqueados por Flor y Trufa –ambas subidas a una mesa escolar–, fueron saliendo por turnos a leer un par de párrafos de un libro sobre dos niños y su mascota y, al terminar, obtenían la recompensa de acariciar a sus nuevas mejores amigas. Gracias a esta motivación, dejaron atrás cualquier atisbo de sentir vergüenza leyendo delante de los compañeros y, al mismo tiempo, se mostraron mucho más atentos a no equivocarse en su recital.
«A menudo encontramos en las aulas alumnos que tienen problemas específicos que afectan a la capacidad de leer de una manera fluida o comprensiva», explica el director del CTAC, Francesc Ristol. Por eso, lo que ofrece este proyecto, a través de la interacción con los perros y con el apoyo de los profesionales pertinentes, es un «ambiente adecuado y específico donde poder trabajar mejor la lectura, así como otras materias escolares». «El vínculo emocional que se establece entre los niños y los perros, tratado como una herramienta curricular, enriquece el proceso de aprendizaje de los alumnos. Un perro inspira ternura, pero también responsabilidad», puntualiza la portavoz de Purina España Elena Limido.
Pero el pudor no fue lo único que se dejó atrás en este colegio sevillano. Martina, una de las alumnas de 3º de Primaria, reconoció antes de comenzar la sesión de lectura sentir «pánico» a los perros. Al final de la clase, no solo había podido leer sin problemas junto a Flor y Trufa, sino que incluso pidió expresamente acariciarlas a ambas. «Es muy valiente porque ha afrontado sus miedos», recalcaba Schwartz al resto de los niños de la clase.
Y aparte de las risas desatadas cuando a las perras les entraba un arrebato de cariño y lamían la mano de alguno de los lectores, también se trabajó la atención de los pequeños. Tras terminar la lectura tuvieron que hacerse preguntas entre ellos sobre el texto leído en voz alta: «Lo tenéis que hacer para demostrar a Flor y Trufa que habéis estado atentos», les decía el técnico. Y, efectivamente, las manos levantadas para interactuar eran más de las que podrían verse en una clase cualquiera.
En este sentido, el programa Aprender juntos es mejor, que ha visitado desde septiembre de 2015 cerca de 40 colegios y ha trabajado con más de 2.000 niños de Primaria, ha realizado encuestas tras las sesiones, en las que nueve de cada 10 profesores consideraron que la motivación de los alumnos aumentó cuando interactuaron con los perros, mientras que el 100 por cien de los docentes aseguraron que la concentración de los alumnos fue mayor con las sesiones de lectura con perros. No es de extrañar, por tanto, que el 100 por cien de las escuelas que han participado hasta ahora hayan declarado que les gustaría repetir la experiencia.
La incursión de este proyecto en el CEIP Santa Clara es la primera no solo en Sevilla sino en toda la comunidad andaluza, si bien Ristol aclara que, durante toda esta semana, estarán visitando otros centros sevillanos.