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La plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería ofrece una magnífica estampa todos los años repleta de coches de caballos. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
Un espectáculo que lleva celebrándose más de tres décadas gracias al tesón, esfuerzo y dedicación de los aficionados al enganche. Organizados en el Real Club de Enganches de Andalucía, año tras año logran llevar al piso de la Real Maestranza de Sevilla lo más granado y selecto de los carruajes que pueda haber tanto en España como en el extranjero.
La mañana de los enganches, habitualmente el domingo de preferia y este año primer día de feria, congrega desde bien temprano por los alrededores de la plaza de los toros a cientos de curiosos y aficionados que quieren aprovechar para ver de cerca cada uno de los coches participantes. La vestimenta de los cocheros, los diferentes tipos de guarniciones, ya sean inglesas o a la calesera, y el atuendo de las damas son dignos de poder dedicarle unos minutos y verlos desde cerca con todo detalle. Es una de los grandes ejemplos que acreditan que toda esta pasión requiere muchísimo esfuerzo por parte de quienes quieren que esta tradición no se pierda con el paso de los años. Para su tranquilidad, las nuevas generaciones pisan fuerte y hubo algunos niños enganchando la mañana de este domingo en el ruedo maestrante con un nivel bastante alto.
Que la exhibición se celebre durante el primer día ha impedido que formen parte del acto los característicos coches de punto, que lógicamente estarían ya buscando negocio entre el centro de la capital y el real de los remedios. Para rellenar este hueco, participó en primer lugar un antiguo carro de reparto de la Cruzcampo enganchado a la limonera (un único animal tirando) que hacía pensar al respetable cómo era la vida de la ciudad muchas décadas atrás.
Precisamente, todos estos enganches que se cuidan como reliquias eran hace años los vehículos habituales para desplazarse por la ciudad o por el campo. Al igual que los coches de punto serían los equivalentes a los actuales taxis, el resto se usaban para la vida ordinaria tanto en el campo como en la ciudad, algo que se diferencia también en la guarnición de los coches de caballos. Si se empleaba en la ciudad las llevaría inglesas y si el desplazamiento era por el campo, caleseras.
La exhibición de enganches se desarrolla en varias tandas para que dentro de las posibilidades los cocheros tengan el espacio suficiente para exhibir la doma y que los coches se puedan ver desde cualquier punto del graderío. Como siempre, Ramón Moreno de los Ríos hace las veces de speaker y va precisando las características de cada coche y qué le hace diferente respecto al otro, un gesto que el público menos entendido agradece y que ensalza aún más la callada labor que desarrollan los aficionados al enganche a lo largo de todo el año.
En esta edición han sido 77 coches de caballos los participantes y la madrina de honor fue la venezolana Fabiola Martínez. Como cada año, la exhibición suele estar dedicada a un país, que este año ha sido Rusia con la idea de aumentar los lazos turísticos entre las dos naciones. España es el cuarto destino más visitados por los rusos y de esta forma el Real Club de Enganches quiere corresponder al interés por nuestro país.
La exhibición de enganches iba tomando cada vez más fuerza a medida que avanzaba la mañana, los cocheros iban demostrando sus dotes y la doma de los diferentes caballos aunque por el alto número de coches en el ruedo la organización no les permitía realizar determinados ejercicios, como el paso atrás. Hubo algún pequeño incidente con algún coche al salir pero la cosa no fue a mayores y pudieron participar en el concurso sin problemas. Los momentos más álgidos llegaron cuando entraron en la pista los coches enganchados a la media potencia y cinco a la larga, donde el pericón siempre logra levantar la ovación del público. Y así fue. Larga vida a los enganches.
En este enlace puede consultar los resultados del concurso.