Un premio a la constancia

La paciencia da sus frutos. Por fin, Manuel Cobos podrá reunir a familiares y amigos en una caseta propia en el Real

Manuel Pérez manpercor2 /
14 abr 2018 / 13:10 h - Actualizado: 14 abr 2018 / 13:10 h.
"Feria de Abril","Feria de Abril 2018"
  • De izquierda a derecha: Juan Manuel Paniza, Juan de Dios Cobos Ruiz, Manuel Cobos Ruiz, Rosario Ruiz y Manuel Cobos Rosales. / Manuel Gómez
    De izquierda a derecha: Juan Manuel Paniza, Juan de Dios Cobos Ruiz, Manuel Cobos Ruiz, Rosario Ruiz y Manuel Cobos Rosales. / Manuel Gómez
  • Manuel Cobos es el titular de la caseta ‘Los Escopeteros’. / Manuel Gómez
    Manuel Cobos es el titular de la caseta ‘Los Escopeteros’. / Manuel Gómez
  • La barra, punto de encuentro para amigos y familiares. / Manuel Gómez
    La barra, punto de encuentro para amigos y familiares. / Manuel Gómez

Corría el año 1991. Sevilla se preparaba para celebrar la famosa Expo 92 que recolocó a la ciudad en el mundo. Por aquellos días, cientos de personas trabajaban a destajo para levantar el puente del Alamillo. Mientras tanto, un joyero de Sevilla rellenó una de esas solicitudes timbradas por el sempiterno no-madeja-do hispalense. Manuel Cobos Rosales, «Cobos por mi padre y Rosales por mi madre» apostilla con orgullo, fue el encargado de presentar aquella primera documentación que había de ser renovada año tras año hasta que, 27 años después, ha conseguido materializarse en una realidad: obtener caseta para la Feria de Abril. 48 metros cuadrados para rebosarlos de alegría al compás de sevillanas y el regusto de la manzanilla.

Los Escopeteros –así es como se llama la caseta de este joyero hoy jubilado y aficionado a la caza– estrena caseta en el Real de la Feria. Por fin, estos 29 familiares y amigos encabezados por Manuel Cobos podrán disfrutar de la semana de farolillos en una caseta propia. «Esto es un premio a la constancia», indica el titular de la caseta, puesto que la solicitud «había que renovarla año tras año».

Desde hace cuatro o cinco años, la solicitud de Manuel era la más antigua de cuantas aguardan un espacio en el Real de la Feria, «pero había que esperar a que se quedara una caseta vacía». Algo que sucedió este año, cuando el propio concejal delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, llamó personalmente a Manuel para informarle de la buena nueva feriante. «Yo no me lo creí», señala el titular de Los Escopeteros, quien añade que «lo único que se me ocurrió decir fue: bueno, pues ya era hora». De hecho, según Manuel, los años de espera han sido «decepcionantes». Hasta tal punto llega el hastío que «llega un momento en el que te habitúas a que no te va a tocar», narra Manuel. «Cuando te toca, como no te lo esperas, te quedas un poco desubicado. No das saltos de alegría, sino que dices: ya era hora», añade.

Manuel ya disfrutaba de la Feria en una caseta, a la que pertenece su mujer, Rosario Ruiz. Pero, ¿cómo surge la idea de solicitar una caseta propia? El principal objetivo es unir a familiares y amigos en una sola. «La familia estaba disgregada y los amigos estaban cada uno en una caseta», explica Manuel mientras enseña la caseta como quien da a conocer su propia casa. «El objetivo que se persigue al tener una caseta familiar no es otro que el que vengas y te encuentres relajado con las personas que están dentro, que las conoces porque son familia tuya o amigos de toda la vida», continúa Manuel. Junto a él su mujer y sus hijos, Manuel y Juan de Dios, y uno de los amigos que conforman la caseta, Juan Manuel Paniza.

Entre risas bromean con el poco espacio que tiene la caseta. «Te consuelas mirando a la de enfrente, que es mucho más chica», comenta con sorna Manuel antes de ironizar con que «si aquí viene un grupo a actuar, nos tenemos que ir los demás». El poco tiempo del que disponen estos feriantes para montar la caseta les ha obligado a contratar a un montador que se haga cargo de la faena. En lo que no ha habido elección ha sido en el color del toldo. «Es verde porque soy bético y no di lugar a ninguna otra opción», explica Manuel con una seriedad entrecortada por las carcajadas del resto.

«Por desgracia, muchos de los que fundaron aquello han ido desapareciendo, pero han entrado otros y ahí seguirán», cuenta Manuel con cierta nostalgia del tiempo consumido por la eterna espera. Un tiempo que bien sabe que no recuperará. «No voy a poder disfrutar de la caseta los años que llevo solicitándola. Lo que me quede tendré que disfrutarlo a tope». Tiempo es lo que le hubiera venido bien a Manuel, quien lamenta que la premura con la que le han comunicado la concesión de la licencia no le permitirá disfrutar plenamente de la caseta este año. «Cuando disfrute realmente será el año que viene, porque ahora estamos trabajando a toda prisa», apostilla con una ilusión a veces frenada por ese anhelo de recuperar el tiempo perdido.

Sea como fuere, esta feria será especial para la familia Cobos Ruiz y sus amigos. Puede que no la disfruten de lleno, puede que se les pase todo en un suspiro, pero por fin han alcanzado el sueño de tener una caseta en el Real de la Feria. Esta noche, los farolillos iluminarán por vez primera la pañoleta de Los Escopeteros y el cante y el baile por sevillanas inundarán esta caseta que ya rebosa ganas e ilusión. 48 metros cuadrados para celebrar que la constancia tiene premio y siempre se disfruta entre amigos y en familia.