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Un puente a 42 grados para buscar la sombra

La capital hispalense alcanzó la temperatura máxima en lo que va del año, y se prepara para un fin de semana en alerta naranja con la hostelería como principal afectada por el calor

16 jun 2017 / 19:17 h - Actualizado: 16 jun 2017 / 19:24 h.
"El tiempo"
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La palabra más repetida en pleno puente del Corpus, es decir, en las postrimerías de la primavera, es calor. Y seguirá siendo tema de conversación –y de preocupación– recurrente, toda vez que la alerta naranja se extenderá al menos hasta el domingo, con temperaturas que oscilarán entre los 23 grados de mínima y los 42 de máxima.

En el día de ayer, viernes 16 de junio, los mercurios de la estación de Meteoclimatic del sevillano Barrio León registraron la máxima del año, 43.5 grados, lejos todavía, por suerte, de las temperaturas récord de la capital hispalense, aquellos 45.2 grados en el aeropuerto de San_Pablo –que ayer registró 43.1–, correspondientes al año 1965. También quedan lejos las mínimas más altas, los 26.6 grados registrados el 18 de junio de 2009. A partir del lunes, los termómetros darán una tregua, y las cifras se reducirán entre los 19 grados de mínima y los 38 de máxima, considerablemente más suaves que las de este puente.

No obstante, los expertos no discuten que se trata de unas cifras considerablemente elevadas para estos albores estivales, y aunque la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) no hará pública su previsión para este verano hasta el próximo día, todo parece indicar que la temporada estival no será precisamente templada.

Algo que también temen los hosteleros, para los cuales los avisos por altas temperaturas son sinónimo de merma económica. En palabras del presidente de la Asociación de Hosteleros de Sevilla, Pablo Arenas, «se espera un bajón de clientes para este fin de semana, en parte porque con este tiempo todo el mundo ha huido a la playa, y en parte porque a mediodía poca gente sale a comer fuera. Todo el mundo espera al refugio de la sombra y de los lugares con aire acondicionado a la caída del sol», y solo por las noches se activa la vida económica de la ciudad desde el punto de vista del turismo.

La tendencia es similar en toda Andalucía. El pasado jueves, sin ir más lejos, el colectivo Meteofreak, formado por aficionados a la meteorología de Córdoba que anuncian sus registros, análisis y previsiones en facebook y twitter, afirmaba que había registrado en dicha ciudad la mínima histórica de 24.5 grados.

«Todos los récords que se han ido dando últimamente nos sorprenden entre comillas», afirmaba Miguel Moya, uno de los responsables de Meteofreak. «Los registros de medias históricas cada vez van a más, y en los últimos años se han batido varios de máximas mensuales y de mínimas más altas, hasta el punto de obligar a preguntarnos, ¿dónde está el tope, esto tiene techo? ¿Adónde llegaremos a este paso?», inquiere.

Al margen de las previsiones meteorológicas, tiene lugar el consabido debate sobre la necesidad de adaptar las ciudades a los nuevos fenómenos que se van estudiando, con el fin de hacerlas habitables en las situaciones de temperaturas extremas. «Nos queda calor que pasar», advierte de antemano Miguel Moya. Los aficionados a hablar del tiempo no van a quedarse, al menos de momento, sin tema de conversación.

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