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El escudo de la Casa de Alba preside el monumento funerario ideado por José Antonio Navarro Arteaga. -
El medallón central está rodeado por un coro de seis ángeles, cada uno de los cuales porta en sus manos distintos motivos referidos a la biografía de la duquesa. / El Correo -
Ni un busto, ni un retrato en tres dimensiones de la duquesa de Alba. El monumento funerario que la Hermandad de Los Gitanos instalará en su santuario en memoria de la gran benefactora de la corporación y camarera de honor de la Virgen de las Angustias será una gran alegoría plagada de simbolismos sobre la biografía de Cayetana Fitz-James Stuart y su vinculación con Sevilla y con esta cofradía de la Madrugá, cuyo templo eligió como última morada.
La obra, ideada y modelada en barro por el escultor sevillano especializado en imaginería religiosa José Antonio Navarro Arteaga, está concebida a modo de un gran medallón presidido por el escudo de armas de la Casa de Alba –el mismo que luce sobre uno de los mantos de salida de la Virgen de las Angustias, donado por la propia duquesa y estrenado 1997– y el escudo corporativo de la hermandad de Los Gitanos. El monumento, que será materializado en mármol por la empresa almeriense Cuéllar, tendrá unas dimensiones de 2,30 metros de alto por 2,10 de ancho, aproximadamente, y será instalado en la misma capilla del santuario donde ahora reposan sus cenizas, sustituyendo a la lápida que actualmente existe y en la que puede leerse: «Aquí reposan las cenizas de nuestra hermana doña Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, Duquesa de Alba, Camarera de Honor de María Santísima de las Angustias, Medalla de Oro y gran benefactora de esta Hermandad de Los Gitanos gracias a cuya contribución y ayuda fue posible la reconstrucción de este Santuario. Por siempre en la memoria de nuestra Hermandad (1926-2014)».
El medallón, que reserva su parte central para la leyenda nominal que servirá de su recordatorio, está rodeado de un coro de seis ángeles, cada uno de los cuales porta en sus manos distintos motivos que hacen referencia a la vida de la mujer que fue veinte veces grande de España: una Giralda, expresión de su profunda vinculación con la ciudad de Sevilla; una paleta de pintor, símbolo de su gran amor por las artes y la cultura; una montera de torero, por su consabida afición al mundo de la tauromaquia; una herradura, como gran amante de los caballos; y un pañuelo de encaje, que simboliza su condición de camarera de honor de la Virgen de las Angustias.
BENDICIÓN
El monumento funerario a la duquesa de Alba, que ya ha sido visado por el propio arzobispo de Sevilla, irá adosado a la pared. La intención de la hermandad, expresada por boca del hermano mayor, José Moreno, es que el nuevo monumento pueda ser bendecido el próximo día 20 de noviembre, coincidiendo con el tercer aniversario del fallecimiento de la mujer que dotó a la cofradía de Los Gitanos de su primera casa en propiedad en sus más de 250 años de historia.
Para el hermano mayor, este monumento supone un modo de devolver el agradecimiento que la cofradía tiene con quien ha sido «la embajadora más grande que haya podido tener Sevilla y la hermandad». La corporación de Los Gitanos cuenta para el proyecto con el respaldo de los sevillanos y tras haber recibido numerosas peticiones para unirse a este último homenaje a la duquesa de Alba por parte de amigos y personas allegadas, la hermandad ha decidido abrir dos cuentas para recibir las aportaciones en Caja Rural del Sur (ES85 3187 0317 2848 3549 0 725) y la Caixa (ES75 2100 8436 4302 0054 5352), de manera que todo aquel que lo desee pueda colaborar y aportar su donativo para sufragar el monumento.
Además, para su ejecución, la hermandad de Los Gitanos ha recibido el respaldo de diversas instituciones y entidades tanto sevillanas como andaluzas que generosamente se han querido unir a esta cuestación abierta.
La vinculación y el cariño incondicional de María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva por la cofradía de Los Gitanos se remonta a mediados del pasado siglo cuando, siendo todavía duquesa de Montoro, es nombrada camarera de honor de la Virgen de las Angustias. En agradecimiento a todos sus desvelos, la hermandad de los Gitanos le concedió la Medalla de Oro de la corporación en 2001.