Universidad de Sevilla

Una huelga por la dignidad del profesorado y de la Universidad

21 may 2017 / 19:52 h - Actualizado: 22 may 2017 / 12:01 h.
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Ana María Rincón Romero

Profesora de Genética y presidenta del Comité de Empresa de la Universidad de Sevilla

El profesorado ayudante doctor irá a la huelga las próximas dos semanas. Es difícil imaginar qué puede reivindicar un profesor de la Universidad, que se supone garante de unas condiciones laborales dignas. Lamentablemente, por muy bien que suene ser profesor universitario, muchos docentes están abocados a la precariedad más absoluta.

En la Universidad, además de los profesores titulares que son funcionarios, existen muchas figuras inestables que no tienen las mismas retribuciones ni derechos. Esto no significa que no desarrollen las mismas tareas docentes e investigadoras, incluso más, ya que de ello depende que alguna vez puedan llegar a estabilizarse.

La proporción de las figuras inestables crece con cada ola de recortes de los gobiernos central y andaluz. Una precarización que, además de incidir en sus condiciones laborales, tiene consecuencias directas en la calidad de la enseñanza.

Una de estas figuras es la de ayudante doctor, una de las vías de entrada a la carrera universitaria. A esta se accede mediante un concurso público que, como en el resto de la administración, suele ser muy concurrido. Antes de finalizar sus contratos deben ser evaluados por una agencia externa (Aneca), que determina si son aptos para pasar a la figura estable de contratado doctor. Para no irse al paro, no es que se les exija acreditarse como contratado doctor que sería lo lógico, sino para la figura funcionarial de titular. Además los nuevos requisitos para esta figura se han endurecido tanto que resultan insuperables incluso para la mayoría de los que hoy son titulares, a lo que se suma que la Aneca lleva dos años cerrada. Es como pedir el carné de astronauta para ser camionero y con la NASA cerrada.

Las cambiantes y desorbitadas exigencias de la ANECA están claramente dirigidas a disminuir las posibilidades de que la plantilla se estabilice. Multiplicar de forma disparatada los requisitos es la excusa perfecta para mantener en precario al profesorado y, encima, pretender culpabilizar de su precariedad a uno de los colectivos más formados y preparados del mercado laboral. «Haber estudiado», eso es en resumen lo que se le dice al profesorado interino –todos ellos doctores, investigadores, científicos, expertos y coleccionistas de títulos y méritos en general– cuando exigen simplemente el contrato estable que les corresponde.

Ante esta situación, el colectivo se ha visto obligado a convocar una huelga para exigir unas condiciones justas de promoción. Esto sería muy fácil si los rectores tuvieran voluntad de resolverlo, como ya se ha hecho en Extremadura. Responde además a un consenso social realmente insólito, como demuestra la moción del Parlamento andaluz apoyada de forma unánime por PSOE, PP, Podemos, Ciudadanos e IU.

Se trata sólo de renunciar a las ventajas que para algunos supone tener a su disposición una masa de profesorado en precario, dócil y obligado a veces a engordar méritos ajenos. El propio término de «ayudante doctor» resulta casi insultante; no somos «ayudantes», somos doctores y profesores de Universidad por concurso público y acreditados tras una exigente evaluación externa. Por eso exigimos, simplemente, la estabilidad que ya nos hemos ganado con nuestros méritos y que, si es preciso, volveremos a ganarnos con nuestra lucha. Con nuestra lucha y, por supuesto, con el apoyo y la solidaridad de nuestros compañeros y alumnos que saben que defender la dignidad del profesorado es defender la Universidad Pública.