Una roca procedente de un asteroide ha entrado bruscamente en la atmósfera terrestre a las 21:32 horas del 16 de septiembre, generando una brillante bola de fuego que ha podido ser vista desde más de 400 kilómetros de distancia. Numerosos testigos, sobre todo de las provincias de Sevilla y Córdoba, se hicieron eco de este evento a través de redes sociales. El fenómeno ha podido ser grabado por los detectores que la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa opera en distintos puntos de Andalucía y Castilla-La Mancha. Concretamente, se han obtenido imágenes desde los observatorios de La Hita (Toledo), Sierra Nevada (Granada), La Sagra (Granada) y Sevilla. Estos detectores trabajan en el marco del Proyecto SMART, que tiene como objetivo monitorizar continuamente el cielo con el fin de registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar.
El evento ha sido analizado por el investigador responsable del Proyecto SMART, el astrofísico José María Madiedo del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). Este análisis ha permitido determinar que la roca que originó este fenómeno entró en la atmósfera a unos 61 mil kilómetros por hora sobre el noreste de la provincia de Sevilla. Esta enorme velocidad hizo que la roca se volviese incandescente, generándose así una brillante bola de fuego a una altitud de unos 85 kilómetros. La bola de fuego avanzó en dirección noroeste, pasando casi por la vertical de las localidades de San Nicolás del Puerto, Alanís y Guadalcanal. Finalmente se extinguió sobre la provincia de Badajoz, cuando se encontraba a una altitud de unos 42 kilómetros sobre la localidad de Zafra.
La roca se desintegró completamente en la atmósfera después de experimentar varias explosiones a lo largo de su trayectoria, lo que indica que se fragmentó en el aire. Ningún fragmento consiguió impactar contra el suelo y, por tanto, en ningún momento ha supuesto ningún tipo de peligro para la población.
La órbita que seguía la roca antes de entrar en la atmósfera terrestre era muy similar a la del asteroide 2000 QW7, un asteroide potencialmente peligroso que se acercó a la Tierra el pasado 14 de septiembre. No se descarta, por tanto, que la roca que generó la bola de fuego fuese un fragmento desprendido de ese asteroide. No obstante, la confirmación de este extremo requerirá de cálculos adicionales.