Unos mercadillos con papeles

Los mercadillos ambulantes de Sevilla llevan tres años a la espera de una regulación real al trabajo que, desde hace décadas, realizan en los barrios. Desde 2014 tienen en vigor la ordenanza municipal que está llamada a regular la actividad comercial de un sector que, más allá de ser «una tradición histórica y cultural» de la capital hispalense –así lo recoge el marco vigente– es el pan de casi 2.000 familias de comerciantes. Pero la regulación solo ha servido, de momento, para revestir de legalidad en el papel. Pero no se había hecho nada hasta la fecha, salvo convocatorias de trabajo de la comisión de Comercio Ambulante.

«No se ha hecho nada ni se ha pintado nada ni se ha regularizado nada. Queda mucho por hacer», reconoció la concejal de Economía y Comercio, Carmen Castreño, la semana pasada en el pleno, donde, no obstante, se dio el que puede ser el paso decisivo para el cambio de rumbo del sector: la aprobación, por unanimidad, de los planes de actuación de una decena de mercadillos ambulantes.

Si la ordenanza permitía dibujar el mapa, estos planes son la brújula que sirve para concretar cómo se quiere regular esos comercios. De hecho, estos informes hacen un dibujo preciso de cada mercadillo: su delimitación, tamaño de cada parcela, distribución de los puestos, horarios, vías de evacuación y hasta las labores de limpieza y recogida de las toneladas de basura que se generan.

Los planes, aprobados por unanimidad en el último pleno, aglutinan criterios comunes. Uno de ellos es un horario común. Los informes municipales recogen la existencia de mercadillos, como el de Mercatemático (junto a la SE-30, con 318 puestos) que no respetaba los horarios y, además de congregarse el domingo por la mañana, también operaba los viernes y los fines de semana por la tarde. Con este plan, todos los mercadillos –cada uno en su día correspondiente– tendrán un horario común: los comerciantes tendrán un espacio de dos horas –de 7.00 a 9.00 horas– para montar sus puestos y podrán vender sus productos de 9.30 a 15.30 horas. Una vez llegada ese momento, tendrá otras dos horas para recoger sus puestos.

El informe también dibuja en un plano no solo el número de puestos y su distribución, sino también las limitaciones de espacio. Ya la ordenanza limitaba a un máximo de 50 metros cuadrados por parcela. Con estos planes, se recogen al detalle las dimensiones, que pueden variar en función de los mercadillos de los 7,5 metros cuadrados detectados en Ronda Tamarguillo como los 49 metros cuadrados de Parque Alcosa.

Más requisitos. El recinto tendrá señalizada sus salidas, deberá contar con un ancho mínimo de tres metros en las calles peatonales, que se ampliará a cinco metros en los pasillos de emergencias. En ese esfuerzo por la seguridad se habilitarán «un mínimo de dos salidas de emergencia» y todos los puestos contarán con extintores portátiles. Además, se limitará la altura –no más de tres metros– y se establecerá una separación entre cada tenderete de dos metros.

La mayoría de los mercadillos mantendrán su fisonomía y distribución tradicional, aunque hay salvedades. El mercadillo ambulante de Polígono San Pablo contará con un pasillo central, además de alargar para los comercios la vía del recinto que está más pegada al IES San Pablo. En Mercatemático habrá dos calles centrales y se agruparán algunos puestos. En Parque Alcosa, donde en el análisis de situación se ha detectado seis puestos irregulares por ubicación, se abre una nueva vía de acceso y varía el emplazamiento de varios puestos. El resto se mantienen tal y como están.

Los planes, además de visualizar el camino, hacen un análisis casi al detalle. Desde el uso de las parcelas hasta si estas están acondicionadas con alumbrado, saneamiento, agua potable o pavimentado. De hecho, los informes recogen la ausencia de contenedores en mercadillos como el de Pino Montano o Polígono Sur. Los que más tienen son Charco de la Pava (6), Mercatemático (18) y Parque Alcosa (20). ~ .