El número 12 del Patio de Banderas dejará atrás el estado de abandono en el que lleva sumido desde hace años. La Gerencia de Urbanismo llevará a cabo en el inmueble, colindante con la muralla del Alcázar, labores de conservación y consolidación. Pero los fondos no saldrán de las arcas municipales. Y es que este edificio es propiedad de Patrimonio del Estado. Por tanto será el Gobierno el que aporte las cuantías necesarias para acometer las obras que garanticen a la casa del XVIII no solo la estabilidad de toda su estructura sino también una conservación adecuada.
Será gracias a una transferencia de fondos como Urbanismo se hará con el importe previsto para ejecutar los trabajos –180.000 euros–, que tendrán un plazo de 10 meses.
Los casi 500 metros cuadrados que ocupa esta céntrica finca hace más de una década que no cumplen con las condiciones adecuadas de seguridad, salubridad y ornato público requeridas. De hecho, en 2013 Urbanismo ya ordenó a la propiedad de la finca la ejecución de medidas de conservación, que no se realizan en el inmueble desde 2006.
Así, el edificio, que tiene protección C al estar afectada por los entornos de la muralla islámica y el Hospital de los Venerables e incluida en la delimitación del BIC del Alcázar, presenta importantes humedades en los muros de carga, en algunos tramos incluso aparecen fisuras y grietas de separación del paño de la muralla y en el exterior se pueden apreciar revestimientos desprendidos. En los techos, hay humedades, pudriciones puntuales en algunas de las estancias de las cuatro plantas y las consecuencias de los ataques de insectos xilófagos, por lo que la casa presenta casi de manera constante apuntalamientos cautelares.
Igualmente existen filtraciones de agua provinientes de la azotea transitable que hacen que las plantas más altas vean afectadas gravemente su estabilidad y resistencia estructural. Es más, en los trasteros de la azotea el agua de lluvia, la pudrición de las maderas de los techos y las humedades han dado como consecuencia el hundimiento parcial de la cubierta y la fractura del dintel de la puerta de acceso a esta parte de la casa. Las cubiertas no han tenido mejor suerte y las tejas presentan muchas piezas rotas. Los canalones de recogidas de las aguas pluviales han desaparecido y los restos que quedan fijados están oxidados, lo que impide la adecuada canalización de agua. Además, la escalera que conecta las distintas alturas se encuentra también en mal estado afectada por pudrición y con deformaciones en el peldañeado y los vidrios del inmueble están rotos o desaparecidos.
A la situación del edificio se le suma la necesidad de hacer una intervención arqueológica ya que la finca tiene cautela en grado 1. Si bien a nivel subyacente solo podrá realizarse en determinados puntos debido a la propia construcción de la casa.