La cirugía no siempre es la opción más recomendable a la hora del abordaje terapéutico del cáncer de piel, sobre todo si confluyen factores como el estadío en el momento del diagnóstico, las pluripatologías asociadas o la edad. Precisamente la elevada edad de los pacientes ha sido el nexo común en el estudio realizado en el Hospital Universitario de Valme y que ha sido premiado por segundo año consecutivo en la reunión de la Academia Andaluza de Dermatología.
En concreto, los profesionales de la Unidad de Oncología Cutánea de Valme han recibido el Premio al Mejor Caso Clínico que se otorga en esta reunión andaluza por un trabajo que aborda el cáncer cutáneo no melanoma en pacientes seniles. El evento científico, que ha congregado a más de 200 especialistas, reconoce a través de este galardón y por segundo año consecutivo el carácter innovador y la calidad del trabajo de los profesionales de Dermatología del hospital.
El cáncer cutáneo no melanoma es un tumor maligno de la piel, pero menos agresivo que el melanoma, existiendo varios tipos: carcinoma escamoso, basocelular y de células de Merkel. El aumento de la esperanza de vida ha comportado un incremento del número de casos, siendo la edad y la exposición solar crónica sus principales factores de riesgo. En este marco, los dermatólogos consideran un reto el manejo terapéutico de los pacientes afectados con edades extremas.
El trabajo galardonado ha sido realizado por la responsable de la Unidad de Oncología Cutánea del hospital de Valme, Amalia Pérez Gil, y la residente de Dermatología, Sandra Cases. Reúne una serie de diez casos de pacientes en edad avanzada y con diagnóstico de cáncer cutáneo no melanoma, localmente avanzado, atendidos en los últimos cinco años en la Unidad de Gestión Clínica de Dermatología del hospital sevillano. Los diagnósticos fueron de las tres variantes: carcinoma basocelular, carcinoma escamoso y carcinoma de células de Merkel.
Aunque la primera opción para su abordaje es la cirugía, destacan las profesionales de Valme que existen factores limitantes que la descartan, tales como: la edad (edad media de la muestra en torno a los 88,8 años), las pluripatologías asociadas y el estadío en el momento en que se realiza el diagnóstico. En consecuencia, los especialistas optan por terapias de segunda línea con un objetivo quimiorreductor y paliativo: radioterapia, terapias dirigidas, tratamientos intralesionales y curas locales.
Sin embargo, y según apuntan las dermatólogas galardonadas, esta última opción está asociada a recaídas a largo plazo de estos pacientes. Al igual que existe escasa documentación sobre la efectividad de la quimioterapia, utilizándose simplemente por analogía a las pautas seguidas en cáncer de cabeza y de cuello. También estas especialistas tienen en cuenta los ensayos clínicos en curso sobre la exploración de la respuesta tras tratamientos biológicos dirigidos, pero en los cuales las propias características de estos pacientes llevan a excluirlos de los criterios de selección.
HACE FALTA UN PROTOCOLO
Al respecto, las dermatólogas del hospital de Valme ponen de relieve la necesidad de un protocolo para este grupo de pacientes con criterios de evidencia científica, ante esta situación de variabilidad clínica y falta de evidencia terapéutica. Según Amalia Pérez Gil, «nos encontramos con situaciones desoladoras donde las guías clínicas actuales son insuficientes; de ahí la necesidad de un protocolo que incluya el manejo multidisciplinar de los casos y una individualización terapéutica para la mejora de la calidad de vida de los afectados».
En este sentido, la Unidad de Gestión Clínica de Dermatología de Valme dispone de una consulta monográfica de Oncología Cutánea donde se lleva a cabo el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de pacientes con sospecha de cáncer de piel. En los casos de tumores cutáneos malignos existe un equipo multidisciplinar en el que participan varias especialidades médicas que aportan una atención integral para atajar esta enfermedad: Dermatología, Anatomía Patológica, Oncología Médica y Cirugía General.