Y en Santa Inés... reforma de emergencia

Las monjas aguardan la restauración integral del monasterio a la que se comprometió la Junta

08 jul 2017 / 20:27 h - Actualizado: 08 jul 2017 / 21:45 h.
"Local","Templos entre andamios"
  • Sor María Rebeca, mexicana, es la priora de la congregación de Santa Inés.
    Sor María Rebeca, mexicana, es la priora de la congregación de Santa Inés.
  • Detalle del mueble del órgano y de su minuciosa y detallista decoración.
    Detalle del mueble del órgano y de su minuciosa y detallista decoración.

De donde se han marchado los obreros hace tan solo unos días, en concreto el pasado domingo, es del convento de Santa Inés. Las monjas franciscanas clarisas del Real Monasterio que fundara Doña María Coronel en 1374 han acometido durante dos semanas obras de emergencia en el compás de entrada al cenobio ante el inminente riesgo de derrumbe que presentaban algunas zonas. En realidad, la obra se trata sólo de un parche, ya que la comunidad sigue aguardando desde hace 25 años la restauración de todo el conjunto arquitectónico y patrimonial del convento a la que se comprometió la Junta de Andalucía a cambio de la cesión durante 50 años de las actuales salas de exposición del monasterio. La administración autonómica se limitó a restaurar las salas que iba a utilizar y a reparar algún hundimiento, pero no así el resto del cenobio.

De gestionar esta obra de emergencia se ha encargado la Fundación Alqvimia Musicae, una entidad sin ánimo de lucro que aterrizó en el convento en diciembre de 2016, cuando su fundador, el organero Abraham Martínez, se comprometió a restaurar gratuitamente el célebre órgano del cenobio que aparece en la leyenda de Maese Pérez el organista, de Gustavo Adolfo Bécquer. Desde entonces, esta entidad ha llevado a cabo múltiples gestiones para ayudar a la comunidad de religiosas, entre ellas la de sacar adelante esta obra con un coste muy por debajo del precio de mercado gracias a la cesión gratuita de de su trabajo por parte del equipo de arquitectos y a la rebaja de los honorarios de la empresa constructora AICO. Sólo así las religiosas han podido hacer frente de sus propios fondos a los 19.000 euros necesarios para afianzar el compás de entrada al convento, garantizando así la seguridad de cuantas personas acuden a las misas o se dirigen al torno para adquirir algunas de las famosas variedades de dulces que elaboran las monjas, actividad que constituye casi su único sustento.

Gracias también a las gestiones de la Fundación Alqvimia Musicae, la Facultad de Bellas Artes va a restaurar dos enorme lienzos que estaban destrozados y caídos del bastidor en el claustro. «Además, el año que viene van a empezar a restaurar las pinturas murales del claustro, que son de la escuela de Alejo Fernández», apunta la gerente de la entidad, Beatriz Rivas.

Con todo, la docena de religiosas que integran a día de hoy la comunidad siguen aguardando la restauración de todo el patrimonio conventual a que se comprometió la Junta, una actuación integral que hace 25 años, en el primitivo contrato suscrito con las monjas, se estimó en más de trescientos millones de las extintas pesetas. A tal fin, desde la Fundación Alqvimia Musicae ya se ha solicitado una reunión con el nuevo consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Miguel Ángel Vázquez, para retomar las obras de restauración pendientes en el acuerdo suscrito hace 25 años.

Y mientras se apura esa vía, en un taller de la localidad de Benacazón, el del músico y organero Abraham Martínez, sigue avanzando la restauración integral del mueble y de todos los elementos sonoros y mecánicos del órgano del monasterio, el mismo que inspiró a Gustavo Adolfo Bécquer su leyenda Maese Pérez el organista.

Según las investigaciones de este músico y organero sevillano, el autor del célebre instrumento del Real Monasterio de Santa Inés, cuyo constructor se desconocía, pudo ser Francisco Pérez de Valladolid, artista organero del Arzobispado de Sevilla en la segunda mitad del siglo XVIII. Abraham Martínez basa esta teoría en las similitudes de construcción, diseño y caligrafía encontrados con el órgano de la parroquia de Alcalá del Río, que ya restauró en 2011 recuperándolo de la más absoluta ruina, y que documentó como obra del citado Francisco Pérez de Valladolid (1757).

El de Santa Inés es un instrumento que algunos databan de finales del siglo XVII o muy principios del siglo XVIII, con una caja decorada con preciosos dibujos y estofada en oro y plata, del cual no se conocía el organero que lo construyó. El órgano, que volvió a sonar el pasado mes de diciembre durante la recreación de la leyenda que se lleva a cabo en el convento, sufrió una importante reforma según la moda de la época en 1903, la cual no estuvo nada acertada, pues implicó la sustitución del teclado original, la destrucción del lateral izquierdo de la caja para colocarle una ampliación de mecanismos y tubería no original.

Una de las sorpresas que ha deparado esta restauración es que los colores originales del mueble no son el verde y el dorado que se aprecia en estas fotos. En realidad, son el azul, el blanco y el rosa los colores que se combinaron en su decoración original, y que derivaron en verde y amarillo-dorado producto de la oxidación de los barnices.

Pero la sorpresa principal podría venir de la mano de las investigaciones que está desarrollando Abraham Martínez sobre el origen del órgano. Sus estudios apuntan a que el instrumento podría deberse a la dote de una monja y que ésta pudiera ser una hija o una hermana del ya mentado organero Francisco Pérez de Valladolid. ¿Pudo ser el tal Francisco Pérez el célebre Maese Pérez de la leyenda? ~