Zoido pide apoyos para evitar que vuelva «la corrupción»

Cierra campaña hablando de pactos junto a vecinos de perfil poco ‘popular’ que sí lo votarán

23 may 2015 / 11:49 h - Actualizado: 23 may 2015 / 12:07 h.
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  • El fin de fiesta de los populares eligió uno de los feudos del partido: Los Remedios. / José Luis Montero
    El fin de fiesta de los populares eligió uno de los feudos del partido: Los Remedios. / José Luis Montero

Siete días más de campaña electoral. Eso pidió ayer el alcalde y candidato del PP a la reelección, Juan Ignacio Zoido, con la voz rota, en el acto de cierre que celebró anoche arropado por una multitud de simpatizantes en el bar Voraz, del Parque de los Príncipes. Y es que al regidor hispalense le ha pasado con estas dos semanas, destinadas a la venta de su proyecto político para los próximos cuatro años, lo mismo que con este mandato. Le ha faltado tiempo. Tiempo para detallar sus propuestas y para hacer balance de lo que ha podido cumplir de su programa de 2011. Quizá esto se deba a que ha dedicado la mayor parte de sus discursos ante los vecinos a recordar la ya famosa «herencia recibida» del anterior gobierno municipal, formado por PSOE e IU. «Deuda, facturas en los cajones, corrupción y falta de normalidad». Hasta llegó a reprocharles que entonces desde Tussam se cedieran los autobuses viejos a Cuba. Así describe Zoido la Sevilla que se encontró hace cuatro años, y le obligó a centrarse en el que, según vende, ha sido su principal logro: sanear las cuentas, devolver la normalidad al gobierno de la ciudad y poner las bases para, ya en el próximo mandato, crecer y poder desarrollar proyectos como la Zona Franca, el futuro Ikea –que iba a quedar resuelto el primer año de este mandato– o la ampliación del tranvía, después de la repentina conversión del aspirante popular, que gracias a esta campaña ha pasado de calificar de «trenecito» al Metrocentro que puso en marcha el anterior ejecutivo, a prometer llevarlo a Santa Justa, Sevilla Este, Pino Montano e incluso el aeropuerto.

El acto de ayer fue todo un homenaje para los fieles e incondicionales a Zoido. En la línea de esta campaña, a excepción del mitin de Mariano Rajoy, en el Parque de Los Príncipes no se vio una gaviota y casi ni un logo del PP. Y el único azul que se percibió fue el de la camisa del candidato. Solo había dos grandes paneles con la imagen de Zoido, con los lemas «te quiero con más fuerza» o «Sevilla aún más».

El aspirante llegó entre aplausos de un público muy familiar –niños y mascotas incluidos–, que fue en aumento desde las nueve de la noche. Empezó haciendo un balance, tanto de estos cuatro años de gobierno, como de los anteriores en la oposición, respetando siempre una máxima: «escuchar a los vecinos».

Zoido hizo toda una reivindicación de la capitalidad de Sevilla, tirando de patriotismo hispalense. Y a la vista de lo que vaticinan todas las encuestas, un batacazo en toda regla que le obligará a pactar para gobernar, fue abonando el terreno, «tendiendo la mano a negociar y al consenso a quienes quieran mejorar la ciudad».

Tras lanzar un último llamamiento a los sevillanos para que elijan mañana «entre volver a la corrupción o seguir con la honradez», Zoido dio la palabra a once vecinos, uno de cada distrito, que pidieron el voto para el PP. Entre ellos, los ya famosos Lenin Castro, el ecuatoriano hijo de padres comunistas que le ha cedido su hormigonera, y Juan Gallardo, el tendero de Su Eminencia que se declara «zoidista» y no del PP.

La anécdota la protagonizó María Hidalgo, comerciante de Los Remedios, que hizo una desafortunada broma sobre Susana Díaz, que «desea hacerse la cesárea. porque no quiere que el hijo le salga del Pepe». Zoido pidió perdón. «Las cosas del directo», dijo. Las cosas de la campaña.