Menú

Así viven la Feria quienes la hacen

Escritores, ilustradores, editores, libreros, distribuidores, comunicadores y diseñadores se dan cita desde hoy en la Plaza Nueva para celebrar una nueva edición de la FLS

03 may 2018 / 08:50 h - Actualizado: 03 may 2018 / 14:12 h.
"Feria del libro 2018"
  • Preparación de una de las postales que formarán parte del ‘merchandising’ elaborado por la imprenta sevillana Tiporium para la Feria del Libro de este año. / El Correo
    Preparación de una de las postales que formarán parte del ‘merchandising’ elaborado por la imprenta sevillana Tiporium para la Feria del Libro de este año. / El Correo
  • Martín Lucía, de Ediciones en Huida, listo para otra feria. / El Correo
    Martín Lucía, de Ediciones en Huida, listo para otra feria. / El Correo
  • Maratón de poemas en el recinto de la Feria del Libro de Sevilla. / El Correo
    Maratón de poemas en el recinto de la Feria del Libro de Sevilla. / El Correo

«A la Feria hay que ir todos los días, como está mandado. A la Feria hay que ir a las casetas de los amigos a saludar y, aunque uno es de compras durante todo el año, no está de más reservarse algún título para comprarlo durante la Feria». Son palabras de Eduardo Cruz Acillona, escritor y perenne de la Feria del Libro de Sevilla (FLS), que cada año por estas fechas coordina un maratón de microrrelatos en la Plaza Nueva.

Su lista de motivos para no perderse la fiesta de la lectura que comienza hoy continúa: «A la Feria hay que ir a abrazar a colegas que vienen de fuera de Sevilla a firmar sus novedades y con los que el resto del año sólo tienes trato a través del móvil o las redes sociales. A la Feria hay que ir a poner carne y hueso a autores que lees, que sigues, pero que aún no conoces personalmente. Saber de sus novelas, de sus motivaciones y de sus intenciones mientras las escribían es una oportunidad única para acercarte a un libro de la mano del propio autor. Y, sobre todo, a la Feria hay que ir porque es la mejor forma de dar las gracias a los libreros por su labor. Un librero es la única persona en el mundo capaz de hacerte feliz ofreciéndote cien años de soledad. Aunque no haya bar oficial (y me consta que la organización lo ha intentado por activa y por pasiva), a la Feria hay que ir».

Por su parte, para María Fernanda Ampuero será la primera vez en la FLS, donde presentará su último libro de relatos. «Aún no me lo creo... ¡Yo solo soy una emigrante ecuatoriana!», exclama con buen humor. «Adoro Sevilla. ¿Qué voy a esperar de la Feria del Libro? Nada, no puedo ser tan avariciosa. Que me hubieran invitado ya es la mejor noticia del mundo, todo lo que venga a partir de ahí será regalo y regalo. Imagínate, ¡Sevilla! Ya nada más con estar allí me pongo contenta, ¿será lo del color, no? ¿O la luz? No, es la gente, definitivamente es la gente. Además, toda esa parte de a quién se le ocurrió que sería bonito que yo estuviera me maravilla. Alguien se reunió con alguien y dijo mi nombre: eso es absolutamente conmovedor. Pelea de Gallos es mi primer libro y todo lo que está pasando alrededor de él está siendo un sueño, literalmente. Tengo miedo de despertarme mañana y decir ‘soñé que publicaba un libro y que me invitaban a la Feria del Libro de Sevilla’. No va a pasar, ¿no?».

Cruz y Ampuero son solo dos de las docenas de autores que desfilarán por la FLS a lo largo de los próximos diez días al encuentro de sus lectores. Pero la Feria es también el punto de encuentro de los profesionales del sector. Martín Lucía, responsable de Ediciones en Huida, es otro de los habituales de la Feria: lleva ya ... años con expositor propio, vendiendo los libros de su editorial y organizando recitales. Para él estas fechas siempre están señaladas en rojo. «La feria del libro, para Ediciones En Huida, más allá de ser un punto de venta, es un punto de encuentro. De encuentro con los lectores, con los autores y con el público en general. Entendemos las ferias como un elemento dinámico, participativo (este año organizamos más de cuarenta actividades junto a nuestra caseta, la número 10). Huimos de ese modelo anquilosado en el que la caseta es un mostrador. Queremos que sea un lugar que genere sinergia. Nuestros libros, evidentemente, están a la venta y queremos que se vendan todos. Pero, también, deseamos que vengan a ver qué hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos. Que toquen, que huelan nuestros libros. Porque todos los que por allí pasan son parte de nuestra caseta en la feria».

Otro de los agentes del sector del libro fundamentales en la Feria, y también uno de los más desconocidos, es el distribuidor. Paco Leiva, de la distribuidora AZ, acude cada año a la cita de la Plaza Nueva, y este no será una excepción. «Para nosotros es muy importante estar aquí, por eso hemos apostado siempre por la Feria y estamos vinculados a la organización», subraya. «Cumplimos una función complicada porque estamos en medio, entre el librero y el editor».

«Durante estos días hacemos una labor similar a la del resto del año, solo que un poco más acentuada, ya que apenas intervienen las agencias de transporte. Vamos todos los días para atender las necesidades de unos y otros e intentar que todo lo que requieran esté a su disposición en un tiempo máximo de 24 horas», prosigue Leiva. «¿Pasarlo bien? La verdad, yo acabo bastante estresado, pero hay también buenos ratos. Para los que nos gusta leer de nacimiento, estos días dan siempre muchas satisfacciones», apostilla el distribuidor sevillano.

Un poco estresados parecen también los responsables de Tiporium, la empresa encargada de preparar este año un merchandising especial para la Feria del Libro de Sevilla, que se pondrá a la venta en la caseta de Información. «Hemos hecho camisetas, bolsos con los lemas de la Feria –el principal, Mujeres de letras tomar–, chapas y nuestro producto estrella, unas postales fabricadas con letras de plomo y tipos móviles», explica María, una de las impresoras que se afana estos días para que todo esté listo de cara a la jornada inaugural de hoy.

«Es la primera vez que la Feria tiene este tipo de productos, así que estaremos a la expectativa para ver qué tal va a funcionar. Al ser todo artesanal, cualquier postal o camiseta llevan un buen rato, es un trabajo minucioso que obliga a ser detallista, a buscar la máxima precisión. Pero estamos seguros de que el público lo va a apreciar», agrega.

Como en todo gran evento, también en la FLS es fundamental la comunicación. Sara Arguijo forma parte de Edere, la empresa que desde hace más de diez años asume esta función en la Feria, y comenta que «es un trabajo frenético, pero apasionante. Sobre todo, porque quienes formamos parte del equipo y del proyecto somos personas que amamos los libros y que durante todo el año estamos codo a codo con quienes forman parte del sector. Por eso, estos días los vivimos como una fiesta. Un momento para reencontrarnos, para conversar, para poner cara a gente que tratas sólo por email y para que culminen muchos de los objetivos y propuestas que nos hemos ido marcando», explica.

Gestionar entrevistas, escribir y mandar a los medios las notas de prensa, actualizar el blog y las redes sociales, atender las peticiones de los expositores, plantear propuestas que llamen la atención de nuestros visitantes? «Vivimos con enorme satisfacción cuando el pasado año conseguimos ser durante horas tendencia nacional en Twitter con la manifestación lectora que convocamos como cierre de la cita y cuyo hashtag fue #conloslibrossiempre. Algo que esperamos repetir este año el día 8-M con el lema de esta edición #MujeresdeLetrasTomar. Al final se trata de sumar. De poner nuestro granito de arena para que la Feria del Libro de Sevilla sea un evento que despierte la curiosidad entre todas las sevillanas y sevillanos y también entre todo el sector»

«Ahora sí, empieza la cuenta atrás», concluye Arguijo. «Y, aunque pueda pecar de sensiblera, admito que cuando se acaba siento la misma nostalgia que con los fuegos artificiales de la Feria de Abril».

También al cargo de la comunicación, pero «del otro lado», están los periodistas. Como Manuel Pedraz, de Radio Nacional de España, que ha perdido la cuenta del tiempo que lleva emitiendo su espacio Historias de papel desde la FLS. «Al menos dos décadas, desde que se hacía en los Jardines de Murillo», evoca. «La feria se vive con mucha intensidad. Es un atracón de gente que pasa por allí, atiendes las actividades, las presentaciones... Y además todos los años está acechando la alergia, que para la radio es algo complicado si te coge la garganta», dice sonriendo con cierta aprensión.