Comienza la fiesta del fútbol

Luzhnikí, un estadio con capacidad para 81.000 espectadores, vistió sus mejores galas para abrir un torneo que echó a andar con el partido entre la anfitriona, Rusia, y Arabia Saudí (5-0)

14 jun 2018 / 20:33 h - Actualizado: 15 jun 2018 / 19:31 h.
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  • Imagen de uno de los espectáculos de la inauguración. / Efe
    Imagen de uno de los espectáculos de la inauguración. / Efe

Rusia inauguró este jueves el Mundial de fútbol, la cita que detiene el planeta. Es el primero que se disputa en Europa del Este y el país anfitrión agradó a todos con una breve pero intensa ceremonia presidida por el jefe del Kremlin, Vladimir Putin, que mostró una emoción contenida. «Deseo éxitos a todos los equipos y emociones inolvidables a los aficionados», proclamó desde la tribuna del espectacular estadio Luzhnikí, repleto de público con camisetas rusas en su mayoría pero con presencia de muchas otras participantes del torneo. Putin, boicoteado en esta ceremonia por los líderes occidentales, se rodeó de sus amigos para dar comienzo a la mayor fiesta del fútbol, que arrancó con estrictas medidas de seguridad y ritmos latinoamericanos, ya que fueron los peruanos, colombianos, mexicanos y argentinos los que animaron la jornada.

Luzhnikí, un estadio con capacidad para 81.000 espectadores, vistió sus mejores galas para abrir un torneo que echó a andar con el partido entre la anfitriona, Rusia, y Arabia Saudí. Como si no hubiera pasado el tiempo, en las afueras del estadio la estatua de Lenin, el fundador de la extinta URSS, presidió la llegada de aficionados a un estadio que acogerá también la gran final el próximo 15 de julio. El objetivo de las 32 selecciones participantes.

Putin, que ha pisado pocos estadios desde que llegó al poder hace 18 años, presidió una ceremonia en la que estuvo acompañado del máximo dirigente el fútbol mundial, Gianni Infantino, comandante de la FIFA. Además, los presidentes de Bolivia, Paraguay y Panamá, además de los dirigentes de países aliados del Kremlin y el príncipe saudí, al que Putin no dudó en consolar cuando los rusos pasaron por encima en el terreno de juego (5-0). Mientras, brillaron por ausencia los líderes occidentales, que declararon el boicot a la ceremonia inaugural, que no al torneo, para no legitimar a Putin. Angela Merkel (Alemania) y Emmanuel Macron (Francia) podrían asistir a partidos mundialistas, pero los gobiernos del Reino Unido, Australia, Polonia, Dinamarca o Islandia ya han anunciado que ni tan siquiera viajarán a Rusia. Tampoco estuvo por motivos de salud el brasileño Pelé, considerado por muchos aficionados el mejor futbolista de la historia, pero sí el argentino Maradona, un gran admirador del presidente ruso. Ingredientes, que no falten.

La ceremonia, que cumplió el lema de que el Mundial de Rusia no dejará frío a nadie, fue una mezcla de los principales exponentes del alma rusa: la música clásica, las bellas artes y el ballet. Y también los nuevos ritmos de la cultura popular. La estrella del pop británico Robbie Williams, que en su momento no dudó en ridiculizar el ritmo de vida de los oligarcas rusos en uno de sus temas, fue el encargado de animar la fiesta. Mientras, el alma rusa estuvo representada por bailarines, pianistas, violinistas y un arpa que puso la nota sentimental. Uno de los momentos culminantes fue cuando Williams y la soprano rusa Aida Garufillina interpretaron juntos uno de los mayores éxitos del británico, Angels.

El español Iker Casillas, campeón mundial en 2010, dio el pistoletazo de salida al traer al campo el preciado trofeo, acompado de la modelo rusa Natalia Vodiónova. El balón fue presentado con guiño al astronauta Yuri Gagarin y otro campeón del mundo, el brasileño Ronaldo, O fenómeno, hizo el simbólico saque inicial junto a la mascota del torneo, Zabivaka. Bueno, en realidad Ronaldo no llegó a tocar el balón, sólo amagó, y el saque inicial correspondió a un niño ruso, gesto que despertó la primera gran ovación de la jornada.

El Mundial ha empezado y lo disputarán 32 equipos, más que nunca, entre los que debutan dos: Panamá e Islandia. Once ciudades como sedes con doce estadios espectaculares, desde la costa báltica del enclave de Kaliningrado hasta los Urales. Rusia, el país más grande del mundo, ha dado el pistoletazo de salida al Mundial, el torneo por excelencia en el fútbol y prácticamente del mundo del deporte tras los Juegos Olímpicos. El balón echó a rodar bajo el embrujo del fabuloso himno de Rusia y la magia de la Copa del Mundo, esa que quieren levantar todos los capitanes pero que sólo uno logrará elevar al cielo el 15 de julio en Moscú.