El ‘Aquarius’ toca Valencia entre cánticos aunque con un horizonte incierto

Desenlace. Los 630 inmigrantes desembarcaron en el puerto levantino en tres fases, con más patologías de las esperadas aunque leves. Se cierra una semana crítica que desató un encendido conflicto internacional

17 jun 2018 / 23:41 h - Actualizado: 18 jun 2018 / 18:47 h.
"Inmigración","Crisis en el Mediterráneo"
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Entre cánticos y sonrisas empezaron a llegar este domingo al puerto de Valencia los primeros inmigrantes de la flotilla del Aquarius, atendidos por un gran dispositivo de emergencia y quienes, pese al permiso extraordinario de 45 días de estancia en España que les ofrece ahora el Gobierno, se enfrentan a un futuro incierto mientras se dirime para muchos de ellos su condición de refugiado.

De los 630 inmigrantes (130 de ellos menores) que se dirigían a Valencia a bordo de tres barcos, los primeros en llegar al puerto fueron los 274 ocupantes de la patrullera de la guardia costera italiana Dattilo, que entró en la bocana a las 6.30 horas ante la expectación de numerosos medios de comunicación.

Una vez atracada, se puso en marcha el protocolo establecido dentro de la operación Esperanza Mediterráneo y subió al buque personal de sanidad exterior, que llevó a cabo un primer triaje de los 182 hombres, 32 mujeres y 60 menores no acompañados que viajaban a bordo, tras lo cual comenzó el desembarco por grupos.

Un hombre de 29 años de Sudán del Sur fue el primer inmigrante en completar el circuito previsto por el dispositivo de atención, dentro de un protocolo en el que se ha remitido a hospitales a las mujeres embarazadas y a menores con patologías, y el resto a un centro en Cheste (Valencia).

El personal médico que les ha atendido ha detectado un mayor número de patologías que las esperadas, lo que ha ralentizado un poco el proceso, aunque en general son leves y causadas por los días de hacinamiento, escoriaciones, quemaduras por el contacto del fuel de las embarcaciones con el agua del mar y malestar en general. No obstante, desde Cruz Roja han asegurado que el estado general de los inmigrantes es «bueno» y «aceptable» para los días que han estado de travesía, y han insistido en que han llegado «animados y tranquilos» aunque «cansados».

«Muy aturdidos»

El subdirector de Emergencias de la Generalitat, Jorge Suárez, indicó que, al llegar a puerto, los migrantes sentían «mucha emoción» pero estaban «muy aturdidos», entre otras cosas por ver entrar a personas desconocidas ataviadas con mascarillas, y el personal sanitario que les ha atendido en un primer momento ha apreciado que muchos estaban en estado de shock.

Cuatro horas después de la llegada del Dattilo entró en el puerto de Valencia el Aquarius, con 106 inmigrantes a bordo (51 mujeres, 45 hombres y diez menores de edad) tras ser escoltado hasta la bocana por el barco humanitario Open Arms.

Los cánticos, saludos y aplausos desde la cubierta del Aquarius, en el que viajan los inmigrantes más vulnerables –seis mujeres embarazadas, una decena de niños y una veintena de personas con quemaduras provocadas por la mezcla del fuel de las embarcaciones y el agua de mar– emocionaron a los voluntarios que les esperaban en el muelle.

El Aquarius atracó justo detrás del Dattilo –más alejado de las cámaras de los medios de comunicación, con la intención de proteger a estos inmigrantes más desvalidos– y se dio comienzo al mismo proceso de atención que con el buque anterior.

La llegada de los 630 inmigrantes de la flota del Aquarius se completó con el atraque en torno a las 13.00 horas del buque de la Marina italiana Orione, donde viajaban 250 personas, de las que 228 son hombres y 22 menores de edad no acompañados. Los primeros en bajar fueron una veintena de hombres, cubiertos con toallas en la cabeza ante las altas temperaturas y para refugiarse del sol, ya que muchos de ellos esperaban en la cubierta el desembarco, que concluyó de forma definitiva en torno a las 17.40 horas.

Para el presidente Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, todas las ONG sienten que es «un día precioso e histórico» y que marcará «un antes y un después».

FIn a una semana crítica

Con esta llegada se cierra, al menos de momento, una crisis humanitaria que comenzó el pasado fin de semana, cuando los migrantes fueron rescatados ante las costas de Libia y quedaron atrapados a bordo del Aquarius, navío de la ONG francesa Sos Méditerranée. Ahí comenzó un conflicto que tuvo su primer episodio el día 10, cuando el nuevo ministro de Interior italiano y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, reclamó a las autoridades de Malta que dejasen entrar en sus puertos al barco y advirtió de que no autorizaría el desembarco en Italia, alegando que la embarcación se encontraba en ese momento más cerca de Malta.

Sin embargo, el primer ministro de Malta, Joseph Muscat, confirmó ese mismo día que su país no abriría sus puertos y acusaba a Italia de poner en peligro a estas personas y no respetar la reglas internacionales.

Finalmente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio instrucciones el pasado lunes para que España «cumpla con los compromisos internacionales en materia de crisis humanitarias» y acoja al barco en el puerto de Valencia. El Consejo de Europa y la Comunidad internacional aplaudieron la decisión del Gobierno español.

El Aquarius salió rumbo a la ciudad del Turia al día siguiente, el martes 12, después de permanecer varios días a su suerte, a 35 millas de Italia y 27 de Malta.

Hungría y Eslovaquia elogiaron que Italia rechace a los migrantes, mientras el presidente francés, Emmanuel Macron, denunciaba el «cinismo» y la «irresponsabilidad» del Gobierno italiano. Por fin, el sábado Francia ofreció su colaboración a España en la acogida de los inmigrantes del Aquarius.