El año 2017 ha servido para que ya nadie se confunda. Manuel José García Caparrós ya no es José Manuel, como algún que otro político andaluz le ha llamado en sus intervenciones en el Parlamento. El joven sindicalista malagueño asesinado el 4 de diciembre de 1997 por esa «bala traidora» ha sido personaje destacado de la actualidad andaluza a lo largo de todo este año. El aniversario redondo de su muerte ha servido para desempolvar y revisitar una historia, que parecía sólo importar a Loli, Paqui y Puri, sus tres hermanas, quienes todavía hoy quieren saber qué ocurrió aquel día en el que su hermano perdió la vida, y a algunos partidos de izquierda, que llevaban años pidiendo que se hicieran públicos los datos sobre el suceso.
Manuel José era un trabajador de la fábrica de cervezas La Victoria afiliado a Comisiones Obreras, que fue alcanzado por una bala de la Policía Armada por haber reclamado la autonomía, muriendo poco después en el trayecto al hospital. Una vez pasado su entierro García Caparrós fue olvidado. Tuvieron que pasar 18 años para que tuviera una calle en Málaga, otros 18 para que fuera nombrado hijo predilecto de Andalucía. El 4 de diciembre de 1977, los andaluces salieron por primera vez a la calle para reclamar su derecho al autogobierno, sin embargo el 28F devoró al 4D, aunque es evidente que no hubiera habido referéndum sin la enorme movilización de tres años antes. «Mi hermano es un símbolo de Andalucía. Todo lo que se ha avanzado en Andalucía es a consecuencia de ese 4 de diciembre y la sangre de mi hermano. Sin ese día no se hubiera aprobado el referéndum del 28 de febrero. La muerte de mi hermano le dio toda la fuerza que necesitaba Andalucía», ha contado en alguna ocasión su hermana Loli.
Empujado por una intervención de Teresa Rodríguez, coordinadora de Podemos Andalucía en el Parlamento, el Consejo de Gobierno aprobó en agosto solicitar al Congreso que se hicieran públicos todos los datos de la Comisión de Encuesta de los Sucesos de Málaga y La Laguna de Diciembre de 1977, en la que se investigó la muerte. Dos meses antes de que se cumpliese el 40 aniversario de su muerte, la Mesa del Congreso de los Diputados autorizó a la diputada de Izquierda Unida por Málaga, Eva García Sempere, a que consultase las actas secretas que la Cámara Baja conservaba sobre la comisión. La parlamentaria participó, semanas después, en un desayuno con la prensa en el Parlamento de Andalucía en el que presentó algunas de las primeras conclusiones de su consulta. Las actas de la Comisión del Congreso de los Diputados recogían un informe del Ministerio de Gobernación en el que se apuntaba que García Caparrós recibió un disparo de los efectuados al aire por parte de 32 policías, siendo algunos de ellos «expedientados, arrestados y trasladados» tras los hechos. En esa convocatoria, Antonio Maíllo, coordinador regional de IU, denunció el olvido institucional a la familia del sindicalista hasta el punto de que la presidenta navarra ya había recibido a sus hermanas a diferencia de la jefa del Ejecutivo andaluz. También criticó la lenta aplicación de la Ley de Memoria Democrática y pidió la comparecencia de Eva Sempere en la Comisión de Memoria Democrática del Parlamento de Andalucía. Manuel José se convirtió ese día en el personaje del año andaluz de 2017.
Las izquierdas se pusieron en la parrilla de salida para abanderar su figura. A los pocos días de la solicitud de IU, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, recibió a Loli, Paqui y Puri en el Palacio de San Telmo. El PSOE andaluz también se colocó en primera fila de las reivindicaciones para que las actas del Congreso se hicieran públicas. A lo que no accedió fue a que Eva García Sempere compareciese en el Parlamento de Andalucía para informar de su trabajo de consulta de las actas.
Ya en noviembre, a pocos días del 4D, El Consejo de Gobierno declaró como Lugar de Memoria Democrática la esquina donde fue abatido mortalmente Manuel José García Caparrós, en Málaga, durante la manifestación del 4 de diciembre de 1977 para reclamar la autonomía para Andalucía.