-
-
La ingesta excesiva de fármacos puede llevar a que dejen de ser eficaces. / Manuel Gómez
Es un problema distinto y no del todo vinculado por cuanto las personas mayores no son las que más se automedican, pero existe cierta inquietud también frente a la polimedicación en ancianos. Y es que una de cada tres personas mayores de 65 años toma cinco o más medicamentos diarios y uno de cada cinco de estos fármacos están prescritos de forma inadecuada.
«La mayoría de las veces no puede hablarse de automedicación, ya que a las personas mayores se les mira mucho la salud y casi todo lo que toman es con receta médica. Son jubilados en muchos casos y tienen tiempo de ir a su médico al centro de salud, no es el perfil que preocupa», explica Hermosa sobre este fenómeno.
Según el doctor Alberto Ruiz Cantero, coordinador del grupo de trabajo Paciente pluripatológico y edad avanzada de la Federación Española de Medicina Interna, la revisión farmacológica «debe realizarse en cada acto asistencial, ya sea en el centro de salud o en el hospital, independientemente del número de fármacos que se hayan prescrito. Por ahí es por donde hay que empezar». Un estudio del grupo que coordina, en el que se incluyeron 1.525 pacientes de 36 hospitales, constató que el perfil del polimedicado es una persona de 78 años que toma ocho fármacos de media.
El factor principal de la alta medicación es el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, que hace que se cree un binomio: personas con edad avanzada y múltiples enfermedades crónicas.
«Como consecuencia de ello se prescribirá más medicación inapropiada, podrán existir duplicidades y, en consecuencia, más reacciones adversas, además de elevar el gasto sanitario», indica el internista Ruiz Cantero.
De hecho, las personas que toman cinco o más medicamentos tienen un riesgo incrementado del 88 por ciento de padecer reacciones adversas y se estima que éstas son las responsables del diez por ciento de los ingresos hospitalarios en urgencias.
«Se ve mucho con la tensión arterial, que no la tienen controlada. A veces les sobra un diurético u otro fármaco, pero nosotros no podemos decidir», lamenta la farmacéutica Hermosa.