Un sonoro escollo económico

Bandas. El coste de la música en la Semana Santa y la débil economía de las agrupaciones complica un panorama en el que es fundamental consolidar las salas de ensayo

04 mar 2017 / 21:11 h - Actualizado: 05 mar 2017 / 14:53 h.
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  • Las hermandades que contratan pactan con la banda las marchas que sonarán durante el recorrido procesional. / Paco Puentes
    Las hermandades que contratan pactan con la banda las marchas que sonarán durante el recorrido procesional. / Paco Puentes

Aunque la lucha por su consideración es una batalla que sigue su curso; las bandas de música de la Semana Santa generan su propia economía; una cuenta de ahorros y de gastos que casi siempre es precaria pese a que la música constituye uno de los elementos más reconocibles de la semana de pasión.

El presidente del Consejo de Bandas de Sevilla, Manuel Esteban, es rotundo en la cuestión: «La ciudad no valora lo que tiene». «Alrededor de cualquier problemática siempre están las bandas. Pero, cuando las hermandades necesitan algo a quienes acuden son a ellas», dirá.

No existe ningún informe que clarifique la economía que estas manejan. ¿Cuánto le cuesta a una corporación poner sus pasos y sus nazarenos en la calle? «Desde el inicio de la crisis todo hay que batallarlo, desmenuzarlo; no es nada fácil, hay que ajustar mucho el presupuesto porque, sinceramente, el asunto sale muy caro», dice un hermano mayor de una hermandad del Domingo de Ramos que prefiere no identificarse más en un asunto que tilda de «espinoso».

Esteban, por el contrario, no ve la ecuación tan clara: «En algunas hermandades, los exornos florales son más costosos que la banda que acompaña a las imágenes. Esto es una contraprestación de servicios», resume. «Poner un solo músico en la calle ya es caro, si hablamos de su uniforme y del instrumento, pero hay que dejar claro que, en el caso de las bandas de cornetas y tambores, todo es autosubvención, hablamos de un hobby que, en muchos casos, cuesta dinero al músico». dirá.

Sin embargo, en el mundo de las cofradías es vox populi que, a menudo, la partida más costosa que ha de barajar una cofradía a la hora de hacer su estación de penitencia es la correspondiente al pago de los emolumentos de la banda. El caché oscila entre los 5.000 y los 7.000 euros. La variación en el precio depende de dos factores; de un lado la relevancia de la agrupación contratada y, de otro, el día de la semana en el que toque; no es lo mismo desfilar un Lunes Santo que hacerlo durante la Madrugá. Algunas hermandades cuentan con su propia banda –que evidentemente no cobra– y cuyos miembros abonan una papeleta de sitio similar a la que precisan los nazarenos y los penitentes. En la factura destinada a esta partida también está contemplada la posibilidad de no salir por lluvia; en cuyo caso –y aunque el pago es por adelantado en el 90 por ciento de los casos– se suelen pactar descuentos en función de las vicisitudes que puedan sobrevenir en la jornada.

Otro asunto diferente pero indisolublemente ligado a este es el que compete al precio que tienen las marchas; los derechos de autor y el pago de nuevas composiciones. Es, sin duda, uno de los terrenos más resbaladizos de la economía de la Semana Santa porque ni hay tarifas establecidas, ni tampoco los involucrados están dispuestos a hablar del asunto. Ningún compositor reconocerá abiertamente si por componer una marcha cobra 500 o 5.000 euros; aunque sea esta precisamente la horquilla comúnmente utilizada para valorar el posible coste. Un coste que varía, claro, en función de la trayectoria del compositor receptor del encargo. También ha de tenerse en cuenta si la composición es para una banda de música o para una de cornetas y tambores, en cuyo caso se reduce el precio a pagar. No es fácil, con todo, que suene una nueva creación, pues son las hermandades las que deciden qué se toca y dónde. «Por fortuna, que se sigan creando marchas demuestra que esta cultura musical está viva. Cada banda tiene compositores con los que trabaja y con los que se asocia estilísticamente», detalla Manuel Esteban. Para el máximo responsable del Consejo de Bandas el debate central es otro.

«Nuestro colectivo ha crecido muchísimo y hay formaciones con más de 150 músicos», confirma. Por eso, aunque el ex alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, entregara las llaves de un local a cada una de las 23 agrupaciones integradas en el Consejo, no deja de existir preocupación por el futuro: «Hace falta intervenir en ellos, mejorarlos acústicamente y hemos de saber si la cesión se mantendrá a largo plazo», cuestiona Esteban.