Toros

1982: Una Feria para una autonomía

Los andaluces votaron su primer parlamento autonómico hace casi 37 años dando la victoria al PSOE, que acaba de ser apeado del gobierno por la coalición PP-C’s. ¿Qué pasó en el toreo sevillano en aquel tiempo trascendental?

19 ene 2019 / 12:09 h - Actualizado: 19 ene 2019 / 12:22 h.
"Toros"
  • El diestro Espartaco en una imagen de archivo.
    El diestro Espartaco en una imagen de archivo.
  • Una imagen de Paco Ojeda. Foto: Chapresto.
    Una imagen de Paco Ojeda. Foto: Chapresto.
  • Cartel de la Semana Santa de 1982.
    Cartel de la Semana Santa de 1982.
  • Cartel de las Fiestas de la Primavera de 1982.
    Cartel de las Fiestas de la Primavera de 1982.

El día 23 de mayo de 1982 hubo toros en la plaza de la Maestranza. El cartel reunía los nombres del novillero aragonés Roberto Bermejo, –que no llegaría a tomar la alternativa- el utrerano Curro Durán y el algecireño Pedro Castillo, que se presentaba en el coso del Baratillo y fue el único que cortó una oreja. El ganado, tres y tres, pertenecía respectivmente a los hierros de Hermanos Sampedro y Diego Romero. Las crónicas de aquella fecha lejana destacaron el gran juego de los utreros de Sampedro y la inusual afluencia de público en una fecha en la que las playas ya mandaban. Pero... ¿por qué hablamos de ese festejo olvidado? La novillada no sería susceptible de ninguna mención si en esa misma jornada no se hubieran celebrado las primeras elecciones autonómicas en Andalucía. Y es que en el anochecer de aquel día de primavera daba comienzo una historia de casi 37 años de hegemonía socialista que culminó este mismo viernes con la toma de posesión de Juan Manuel Romero Bonilla, primer presidente popular de nuestra región.

Algunos cronistas se sorprendían del magnífico aspecto de los tendidos maestrantes en una fecha que ya se vivía a contrapelo en lo taurino. Muchos aficionados habían ido del colegio electoral a la plaza para rematar una jornada que se vivió –con la ingenuidad de experimentar algo nuevo- como una auténtica fiesta. Ya habría tiempo de desengañarse de aquellos fastos entonados en blanco y verde. Pero entonces todo estaba por estrenar: los andaluces habían sido convocados para votar su primer parlamento después de acceder al Estatuto de Autonomía por aquella “vía rápida” que siguió a la petición de “café para todos” del prócer sevillano Manuel Clavero Arévalo, que ya era ministro de la UCD.

Dejaremos los resultados sociopolíticos de estas cuatro décadas de hegemonía socialista para los analistas especializados pero no podemos negar que aquella tarde de la Pascua Florida estaba comenzando una nueva etapa al Sur de Despeñaperros en la que la ilusión aún permanecía intacta. La Feria de Abril de aquel año no fue ajena al efecto de aquellas elecciones, de sus sintonías y proclamas, dando por hecha esa victoria socialista que volvería a repetirse en otoño en los comicios nacionales bajo la poderosa estela de Felipe González. El cambio, proclamaban los del puño y la rosa, estaba a punto de llegar... también de quedarse durante casi cuatro décadas en la tierra de María Santísima.

Las Fiestas de Primavera habían sido proclamadas con el cartel de Máximo Moreno que sumaba el habitual torero, la manola y un severo nazareno negro. El de Semana Santa, aún bajo el imperio de la fotografía, retrataba los últimos tramos del Cristo de las Tres Caídas de San Isidoro en su tránsito por la Catedral. Pero pasaron los días de Pasión mientras se acercaban los comicios... El Domingo de Resurrección de aquel año cayó en 11 de abril. Una fecha tardía en la que hizo el paseíllo el incombustible Curro Romero –que sumó cinco paseíllos feriales- acompañado de Rafael de Paula y José María Manzanares. Los toros, a gusto del camero, pertenecían a la divisa extremeña de Bernardino Píriz. Trece días después, el sábado 24 de abril, llegaba el comienzo del ciclo continuado de festejos que entonces –lejos aún los años de vino, rosas y ladrillos- abarcaba una semana larga en la que se sumó una jornada de sesión doble forzada por la climatología, la del 30 de abril, en vísperas del definitivo pistoletazo de salida de la campaña electoral que embadurnaría de engrudo y papel hasta el último rincón de la ciudad.

El comienzo del serial abrileño volvió a tirar de una corrida de arte y ensayo encabezado por el reaparecido Manolo Vázquez, que vivía su hermoso y triunfal canto del cisne. El Brujo de San Bernardo abrió cartel a otro torero renacido como Antoñete y, cómo no, al propio Curro Romero. Despacharon un envío de Manolo González. Y siguió la Feria... En los carteles campeaban los nombres de otros matadores como el infortunado Paquirri, Tomás Campuzano, Pepe Luis Vázquez, Manolo Cortés, Mario Triana –que resultó herido- Macandro, Ruiz Miguel, Pepe Luis Vargas, Manili... hasta un juvenil Víctor Mendes... que se enfrentaron a divisas como las de Marqués de Domecq, Antonio Pérez, Fermín Bohórquez, Jandilla, Samuel Flores, Torrestrella, Osborne, Pablo Romero... y las clásicas de Miura y María Luisa Domínguez, que ponían el cierre al ciclo.

El comienzo oficial de la campaña electoral, que se había iniciado en realidad mucho antes, coincidió con el mismísimo Sábado de Farolillos que, entonces sí, era uno de los días grandes en el meandro de Los Gordales. Sevilla apuraba su Feria de Abril cuando la fiesta real aún no se había trasladado a las vísperas. Pero la jarana de las casetas no impidió que el momento se viviera pendiente de la efervescencia política. Y en la plaza de la Maestranza, después de la novillada matinal que entonces se estibaba, se anunciaban otra vez Manolo Vázquez y Curro Romero para despachar un segundo encierro de la familia González Sánchez-Dalp. El tercero en discordia era un jovencísimo Emilio Muñoz que, como el camero, cortó una de las pocas orejas que se concedieron aquel año.

¿Hubo grandes triunfadores? Por supuesto. Y es que el año 82, precisamente, iba a suponer el comienzo de la era Espartaco, que pegó su primer bombazo sevillano en la tarde del 27 de abril cortando tres orejas a una corrida de Jandilla en la que alternó –una vez más- con Romero y Paquirri. Fue su primera Puerta del Príncipe. Después llegarían cinco más. Pero el incipiente ciclón de Espartinas no fue el único nombre propio de aquella Feria vivida en clave electoral. El llamado ‘lunes de resaca’ aún era jornada festiva, asociada a la lidia de los toros de María Luisa Domínguez y Pérez de Vargas, los ‘guardiolas’ de sangre Pedrajas a los que ese año se sumó un ejemplar de Antonio Ordóñez lidiado a caballo por Ángel Peralta. Andrés Vázquez cayó herido. Parada pechó con tres y José Antonio Campuzano, con tres trofeos, salió por la Puerta del Príncipe convirtiéndose en el segundo gran triunfador de la Feria.

1982 también fue el año del mundial futbolero de Naranjito, que sirvió para popularizar un nuevo artefacto doméstico: los aparatos de video, en sus versiones VHS, Beta y 2000. El 14 de junio se iba a celebrar el primer partido mundialista en la ciudad. Enfrentó a Brasil –que ganó 2 a 1- con la antigua Unión Soviética en el Sánchez Pijuán. El Benito Villamarín, por su parte, se estrenó el 18 de junio. Brasil, una vez más, iba a llevarse el gato al agua metiendo cuatro goles a la selección de Escocia, que sólo logró un tanto. Aún quedaba un mes para la investidura –celebrada en el Salón de los Tapices del Alcázar- del socialista Rafael Escuredo, que se convirtió en el primer presidente electo de la autonomía andaluza sucediendo a Plácido Fernández Viagas, que había pilotado la llamada preautonomía.

Y mientras tanto, la temporada taurina proseguía su propio ritmo en la plaza de la Maestranza. Llegaba el turno de las novilladas picadas. El repaso a sus carteles refresca los nombres de Antonio Ramón Jiménez, Víctor Luján, Manolo Tirado, Franco Cadena, Pedro Santiponce, Fernando Vera, Melquíades, Fernando Garrido, Emilio Oliva... hasta un entonces desconocido y jovencísimo novillero colombiano llamado César Rincón que se haría figura nueve años después en los Madriles. Tampoco faltaron Juan Palacios, Fermín Vioque, Emilio Oliva, Riverito, Camarena... Pero el gato al agua, no sin polémica, se lo llevó Curro Durán. Abrió una discutida Puerta del Príncipe después de dirimir un mano a mano con Pedro Castillo en la tarde del 19 de junio. Antes, el día cinco de ese mismo mes, se había verificado un festival organizado por el doctor Ramón Vila en coincidencia con la celebración del V Congreso de Cirugía taurina. El cartel no tenía desperdicio: Ángel Peralta, Manolo Vázquez, Diego Puerta, Curro Romero, Paco Camino y Paquirri se ciñeron esa tarde el calzón corto. Casi nada...

Y pasado el verano, entretenido con las habituales novilladas agosteñas y septembrinas de entonces, llegó la feria de San Miguel. La primera tarde tuvo que ser suspendida por inclemencias meteorológicas, trasladándose al 3 de octubre. Y en la segunda, la única celebrada en su fecha, coincidieron Manolo Vázquez, Roberto Domínguez y, ojo, Paco Ojeda que cortó oreja. El sanluqueño, que había tomado la alternativa en 1979, se había destapado definitivamente en el verano del 82, en una de esas corridas agosteñas madrileñas para trances desesperados. Ojeda, que confirmaba su alternativa, la resolvió cuajando un torazo de Cortijoliva que le puso en boca de los profesionales. A partir de ahí apareció José Luis Marca y comenzó a fraguarse el proyecto de redondear la temporada por todo la alto...

Y es que el año 1982 iba a culminar, en lo taurino, con la encerrona en solitario del mismísimo Ojeda en la plaza de la Maestranza. El diestro marismeño despachó siete ejemplares de Manolo González –era el tercer encierro que lidiaba ese año en Sevilla- en la tradicional corrida del 12 de octubre organizada para la Cruz Roja. Cortó cuatro orejas. Desde ese momento fue figura grande. El 82 había consagrado el breve pero intenso reinado del diestro sanluqueño abriendo una nueva época en el toreo. Pero a aquel cambio de era taurina aún le quedaban dos acontecimientos de distinto signo: uno fue la muerte de Paquirri, dos años después, en el traslado agónico de Pozoblanco a Córdoba; la otra, el faenón iniciático de Espartaco al toro ‘Facultades’ –otro ejemplar de Manolo Gónzález- en la Feria de Abril de 1986. De todo ello ha pasado mucho tiempo ya pero un solo color político en el gobierno andaluz...