Amanecerá con el clásico chapiri legionario y se marchará al hotel empuñando la montera de torero. Sólo queda que el pelado castrense le permita prenderse sin problemas la clásica castañeta, definitivo emblema del oficio de torear. El caso es que Curro Jurado, joven novillero de Dos Hermanas, viajará hoy mismo desde Ceuta hasta Sevilla cambiando el uniforme por el vestido de luces. Jurado sirve en la Cuarta Bandera, la del Cristo de Lepanto.
«He vivido estos días muy feliz, sintiendo el apoyo de mis familiares y de mi segunda familia, el Tercio», explica el aspirante nazareno que suma dos vocaciones vitales: la militar y la taurina. «Siempre quise pertenecer a la Legión, los vi una vez en Málaga y cuando tuve que poner la cruz no lo dudé ni un momento», explica Curro que ha sabido compaginar el servicio de las armas con los necesarios entrenamientos para torear. El aspecto físico, eso sí, lo trae trillado. «Aquí no tenemos problema con eso, entrenamos como si fuéramos a matar cincuenta corridas de toros; en ese aspecto en el Tercio somos unos portentos», bromea.
La jornada de hoy no será fácil. Curro se levantará legionario y se acostará torero. No ha querido cambiar el último servicio a pesar del ofrecimiento de sus compañeros. Hoy mismo se habrá despedido de la compañía antes de cruzar el estrecho, coger el coche y aterrizar en el hotel de Sevilla con el tiempo justo para descansar antes de enfundarse el vestido de torear y marchar a la plaza. Jurado, que cimentó su vocación taurina de la mano de su abuelo, se presenta por libre pero su curriculum no está exento de triunfos en los casi treinta festejos que ha sumado desde su debut. Se le desea toda la suerte del mundo.
Muy distinto es el caso el rondeño Pablo Páez. Cerca de su ciudad también campea la bandera de la Legión en el clásico acuertelamiento de Montejaque pero su historia es otra. Páez aterrizó en Sevilla para combinar los estudios con su vocación taurina, reforzada con la formación en la Escuela de Tauromaquia bajo la batuta del maestro Luis de Pauloba. «La cita de esta noche es la más importante de mi vida hasta ahora; me puede dar mucho», explica el aspirante rondeño que ha vivido estos días «entrenando fuerte pero con mucha tranquilidad» aunque, eso sí, haciendo pocas concesiones al sueño.
Pablo no ha parado en esta fechas, apurando las horas de preparación bajo la exigente batuta de su maestro hasta el último segundo. «Llevo unos días muy intensos pero creo que merecerá la pena; las sensaciones son muy buenas antes de debutar en esta plaza tan bonita», añade Páez sin poder ocultar su alegría al afrontar este paso trascendente.
Fueron sus propios maestros los que valoraron su aptitud para sumarse al ciclo. «Me vieron preparado y casi no me lo creía; esto es un sueño para mi pero estoy listo para dar el paso, sólo pienso en el toro y en la plaza de la Maestranza», se sincera el joven aspirante –rendido admirador de El Juli– que ha sumado casi dos docenas de festejos y acude con la moral alta después de cortar dos orejas recientes en Bayona. En el primer festejo ya destacó un compañero, El Primi, que cortó una oreja y causó una grata impresión. «En el campo tenemos un pique muy bonito, me encantaría llegar a la final con él; nos apretaríamos», concluye.
El cartel de esta noche
Los aspirantes Curro Jurado, Carlos Enrique Carmona, Cristóbal Ramos Parrita, Manuel Martín, Pablo Páez y Jesús García alternan hoy para estoquear el encierro de Carlos Núñez en el segundo festejo clasificatorio del Ciclo de Promoción de 2018. Comienza a las 21.30.