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Demasiados toros sin suerte...

El nombre de Antonio Ferrera adelanta al de Roca Rey, Castella o Pepe Moral en el podio de una Feria de Abril en la que saltaron muchos ejemplares con posibilidades

09 may 2017 / 08:34 h - Actualizado: 09 may 2017 / 08:46 h.
"Feria de Abril","Feria de Abril 2017"
  • Antonio Ferrera cuajó la faena de la Feria -y de muchas ferias- en la tarde del pasado sábado ante el quinto de la ganadería charra de El Pilar. / Manuel Gómez
    Antonio Ferrera cuajó la faena de la Feria -y de muchas ferias- en la tarde del pasado sábado ante el quinto de la ganadería charra de El Pilar. / Manuel Gómez
  • Ferrera toreó así de capote al quinto de la ganadería de El Pilar. / Efe
    Ferrera toreó así de capote al quinto de la ganadería de El Pilar. / Efe

La Feria fue transcurriendo en un tono mortecino, agravado por la insoportable duración de los festejos, mientras que las fases felices se dosificaban a cuentagotas. Mientras tanto, la lista de toros potables que no tuvieron suerte con sus matadores empezaba a engrosarse. Hubo un oasis que marcaría el signo definitivo del ciclo. Fue la corrida de Victorino que, pese a su dureza, contó con el gran momento de Ferrera que revalorizó el juego de los toros que lidió.

Se puede decir que sus toros sí tuvieron suerte con su matador, especialmente ese fiero cuarto al que busco las vueltas en una labor que le convirtió, más allá de las orejas, en el primer triunfador real de la Feria. Pero a Ferrera le quedaba un cartucho. El definitivo milagro, la faena más bella de esta Feria y de muchas ferias llegó el Sábado de Farolillos cuajando de cabo a rabo a un noble pero nada fácil sobrero de El Pilar. La cadencia, el temple o la armonía de ese trasteo permanece en la memoria y ha dejado una huella indeleble. Pero es que Ferrera también logró cincelar esa tarde el toreo a la verónica más acompasado, encajado y cadencioso de todo el ciclo y sublimó el tercio de quites que ha restaurado a su sentido inicial bebiendo en las viejas fuentes. Ferrera es, con o sin las orejas que cortó y las que le negaron, el triunfador de la Feria 2017. También es su mejor intérprete.

En el siguiente escalón hay que situar la definitiva revelación de Roca Rey, que acarició la Puerta del Príncipe después de romper la Feria con una gran faena a un importante manso de Victoriano del Río que, posiblemente, lidió el mejor toro de todo el ciclo. Se llamaba Derramado y recibió los honores de la vuelta al ruedo póstuma. Castella estuvo a su altura pero no logró redondear con la espada. También rozaría la mítica puerta el diestro palaciego Pepe Moral, autor del mejor toreo al natural que se ha visto en mucho tiempo en esta plaza a un enclasado toro de Miura que echó una corrida variada y entretenida que, eso sí, no permitió reivindicarse a Esaú ni Nazaré. A partir de ahí, las cosas se dosifican. Atendiendo a la selección de la memoria se puede destacar la buena -pero tibia- feria de Morante; la reveladora faena de El Fandi con un gran toro de Jandilla o la autoridad de gran figura de El Juli.

Hay toreros que se quedaron a medio gas a pesar de lucrar trofeos. Es el caso de Talavante, ausente y evadido en la decepcionante tarde de los toros de Garcigrande y simplemente correcto con un noble cuvillo al que cortó una oreja olvidada. Dos son las que se ha anotado Manzanares apoyado en la contundencia de su espada. Pero el alicantino navegó por debajo de sí mismo, especialmente con un excelente juampedro con el que debió estar mejor. También defraudó Simón. En su primera tarde dio una de cal y otra de arena pero el mosqueo subió de tono al torear sin alma ni brillo al tercer toro de El Pilar, otro de los grandes ejemplares que han saltado en esta Feria de tantos toros sin suerte. Y es que hubo muchas reses de nota y hasta encierros completos de interés, como el de Torrestrella que lidió un boyante ejemplar al que Garrido, más brillante en el detalle que en lo fundamental, cortó una oreja que supo a poco. A David Mora le vino largo el mejor lote de la segunda de Cuvillo y Ureña, que cortó oreja a un victorino, naufragó con su segundo. También fue una tarde incompleta de Escribano que no terminó de redondear con el mejor del encierro. Jiménez, por su parte, dejó buenas vibraciones aunque acusó la presión.

Tampoco convenció El Cid -que puntuó- con un buen toro de Fuente Ymbro en una tarde que revalorizó el papel de Adame y dejó en el limbo a Urdiales. Hubo más toreros en buen tono como Perera o, especialmente Cayetano, que salió arreado con los toros de Daniel Ruiz que echó otro estupendo ejemplar, el cuarto, al que su hermano Francisco cortó una oreja opaca. Sin pena ni gloria pasaron jóvenes como Lorenzo y Marín y un veterano como Padilla. Ponce no tuvo toros. Poquito más...