El Fandi redimió el aburrimiento

El diestro granadino cortó el único trofeo de la larguísima y lluviosa tarde sacando lo mejor de sí mismo ante uno de los toros más potables del desigual envío de Fuente Ymbro

21 abr 2018 / 22:49 h - Actualizado: 22 abr 2018 / 08:28 h.
  • La espada de El Cid tropezó en una banderilla y marró la estocada.
    La espada de El Cid tropezó en una banderilla y marró la estocada.
  • El Fandi toreó así de rodillas al excelente ejemplar que saltó en sexto lugar. Tuvo que lidiarse en medio de un diluvio que terminó amainando. / Reportaje gráfico: Julio Muñoz (Efe)
    El Fandi toreó así de rodillas al excelente ejemplar que saltó en sexto lugar. Tuvo que lidiarse en medio de un diluvio que terminó amainando. / Reportaje gráfico: Julio Muñoz (Efe)
  • Juan José Padilla inició por bajo su faena al cuarto de la tarde.
    Juan José Padilla inició por bajo su faena al cuarto de la tarde.
  • El Fandi redimió el aburrimiento

A la Feria le queda un suspiro. El esperado y oportuno mano a mano -Escribano versus Moral- de hoy pondrá la guinda a un ciclo variado en el que, hasta hoy mismo, se han subido algunos cerros pero sólo se ha escalado una única cumbre. Nada que no sepan. Ayer era el turno del manido y pretendido cartel mediático que, visto lo visto, sigue dando la razón al empresario. A pesar de lo desapacible del día y el cambio de fechas feriales el personal volvió a ser fiel a este capítulo del ciclo taurino en el que suelen tener plaza fija Juan José Padilla y El Fandi. En medio se anunciaba a El Cid, que se agarró a este único clavo ardiendo para verse anunciado en una plaza de la que en otro tiempo -cada vez más lejano- fue torero base.

Eso sí, el año que viene habrá inevitables cambios en el guión. Era -o debe ser- la última tarde abrileña de Juan José Padilla, que escenificará su despedida definitva de la afición baratillera en los festejos de San Miguel. El jerezano mantiene un hilo de cariño con los públicos que, como ayer, siguieron con entusiasmo su desigual actuación con el imponente castaño que hizo primero. El animal tenía una lira en la cabeza y pasó a dos milímetros de la cabeza de Padilla en la ajustada larga a portagayola que abrió su actuación. Hubo otra larga; verónicas en los medios; tres animosos pares de banderillas y una faena entonada frente a un toro emotivo que acabó embistiendo con cierta importancia en la muleta. El particular público de esta jornada siguió encantado la labor del llamado Ciclón de Jerez que se templó más y mejor con la muleta en la mano izquierda. Una estocada trasera y fulminante prendió la petición mayoritaria que el presidente Fernández Rey no quiso atender. A Padilla le quedaba otro enemigo: un cuarto de fondo manso que se tragaba los muletazos cuando era citado a favor de querencia. Era su último toro en la Feria de Abril.

Pero al presidente no le quedó más remedio que conceder la oreja que se había ganado en buena ley David Fandila El Fandi, que tiene plaza fija en esta fecha. Más allá de gustos y almíbares, el matador granadino dio lo mejor de sí mismo siendo fiel a su tauromaquia más genuina. David se había templado con el capote, engaño que maneja con sentido clásico en el palo de la verónica y que revoluciona cuando le aprietan las tuercas. Respondió con un explosivo quite por lopecinas a la intervención de Padilla. Ahí se lanzó la cosa y se pudo comprobar la boyantía del pupilo de don Ricardo Gallardo. El diestro granadino formó un auténtico gazpacho manejando los palos en tres pares de distinta preparación y desenlance que culminó parando en seco al toro con la mano en su testuz. Las palmas echaban humo a pesar del agua que empapaba los paraguas de la parroquia.

A partir de ahí, El Fandi se empleó en una faena fresca, templada y muy variada que logró entretener, interesar y levantar el aburrimiento que se había instalado en la plaza de la Maestranza. Tuvo delante un toro excelente que le permitió torear a placer. Los estetas pondrán sus peros pero el todoterreno granadino había brillado a gran altura con capote, banderillas y muleta. Le quedaba la espada, que enterró con autoridad cortando una de las orejas más jubilosas que se han entregado en esta Feria. En su cuerpo se lo lleva. El caso es que no había alcanzado el mismo nivel con un tercero con el que repitió idéntico planteamiento: virtuosismo capotero; clamor en banderillas y entrega en la muleta. El animal, que no pasó de probón y geniudo, descompuso esas buenas intenciones.

Y concluímos con El Cid que, fiel a su fama, volvió a llevarse un toro con muchas posibilidades. Fue el segundo, negro y más vareado que sus hermanos, al que se administró una lidia lenta y premiosa que llegó a estar completamente parada en banderillas. El animal rompió en la muleta, especialmente por el pitón derecho aunque su matador no acertó a cogerle el aire por completo. Por el izquierdo fue algo más complicado y cuando se volvió al otro lado se había desvanecido el hilo del trasteo. Ese hilo tampoco lograría encontrarlo con el quinto, un animal de media embestida que sí se tragaba los muletazos por el lado izquierdo. Eso sí, el diestro de Salteras lo habia toreado con sabor clásico a la verónica.

Plaza de la Real Maestranza

Ganado: Se lidiaron seis toros de Fuente Ymbro, serios y ofensivos. Sirvió, y mucho, el lidiado en primer lugar. Fue a menos pero no careció de importancia el segundo. El tercero no pasó de duro y geniudo. Manso sin más el cuarto. Le falto remate al quinto y el sexto fue, a la postre, el mejor de todo el envío por clase, nobleza y durabilidad.

Matadores: Juan José Padilla, de blanco y oro con remates en negro, vuelta al ruedo tras fuerte petición y silencio.

ManuelJesús El Cid, de after eight y oro, silencio en ambos

David Fandila El Fandi, de púrpura y oro, silencio y oreja.

Incidencias: La plaza prácticamente se llenó en los tendidos y gradas de sol. Hubo muchos más claros en las localidades de sombra. Amagó el agua durante toda la tarde y se desató, definitivamente, durante la lidia del sexto.