200.354 euros. Es la cifra apabullante que ha recaudado el festival taurino organizado el pasado 12 de octubre en la plaza de la Maestranza. El destino de sus beneficios no era otro que las obras sociales y asistenciales de la Hermandad de la Macarena, una corporación penitencial que lleva metida en su ADN la identificación con el mundo taurino.
El hermano mayor de la cofradía de San Gil, José Antonio Fernández Cabrero, ha sido el encargado de recibir la recaudación final de ese festejo en un sencillo acto celebrado en la Casa de la Real Maestranza a mediodía de este lunes. Fernández Cabrero ha posado con el teniente de Hermano Mayor del cuerpo nobiliario, Santiago de León, y el gerente de la empresa Pagés, Ramón Valencia, mostrando un inmenso cheque simbólico que, de alguna manera, realzaba aún más una cifra que supone la mitad del presupuesto total de la asistencia social de la hermandad. Eso sí: se echó de menos de una forma especial –se encontraba indispuesto- la presencia de Eduardo Dávila Miura, matador de toros y consiliario primero de la cofradía pero, sobre todo, auténtico catalizador de todas las voluntades que acabaron alumbrando este acontecimiento.
Santiago de León, que presidió el acto, mencionó el “gran interés” con el que había acogido la Maestranza esta iniciativa que “no ha podido resultar mejor”. “A ello han contribuido el plantel excepcional de figuras del toreo y ganaderías y la asistencia del público que llenó la plaza”, señaló el teniente que alabó especialmente ese papel jugado por Dávila Miura. León evocó los hilos de colaboración con la corporación de la Madrugada. “No es algo reciente en la historia de nuestra corporación”, señaló el caballero maestrante evocando festejos como el organizado en 1890 a beneficio de la cofradía, en el que actuó el mítico diestro Antonio Reverte.
Ramón Valencia, por su parte, destacó las facilidades encontradas en la Real Maestranza, los matadores de toros que se ofrecieron para el evento y los ganaderos participantes. “El acierto de hacer un festival el 12 de octubre ha dado unos resultados económicos que no se habían conocido hasta ahora en un evento de estas características”, explicó el gerente de Pagés precisando que su empresa “siempre se ha apuntado a este tipo de acontecimientos y la historia contabiliza ya más de setenta desde que estamos al frente de la plaza”.
Era el turno de Fernández Cabrero que recalcó una palabra y una idea: la del agradecimiento. El hermano mayor de la Macarena aludió a un festejo organizado por Joselito a principios de siglo en el que se sacaron 5.624 pesetas con 20 céntimos. El dato servía para comparar las cifras y las épocas. “La cantidad está por encima de lo que habíamos estimado”, señaló el hermano mayor que, en cualquier caso, confesó que “nunca” habían pensado “alcanzar esa cantidad superior a los 200.000 euros”.
Fernández Cabrero volvió a destacar el papel de Eduardo Dávila Miura y prestó sus oraciones a todos los actores que han intervenido en el buen fin de un evento benéfico que, además, se ha convertido en un auténtico acontecimiento. Pero el hermano mayor también aportó un dato valioso: la cantidad recaudada supone la mitad del presupuesto de la asistencia social de la hermandad. “¿Cómo dar las gracias?”, se preguntó una vez más Cabrero, que volvió a ofrecer sus oraciones por todos los intervinientes en el evento.
El festejo, organizado por la Hermandad de la Macarena con la colaboración de Empresa Pagés, supuso un éxito de público, colgándose el cartel de ‘No hay billetes’ en las taquillas del coso del Baratillo. El veterano diestro Pepe Luis Vázquez encabezaba un cartel que completaban Francisco Rivera Ordóñez, Morante de la Puebla, Eduardo Dávila Miura, José María Manzanares, Andrés Roca Rey y el novillero Manolo Vázquez. Los actuantes lidiaron reses donadas por las ganaderías de Núñez del Cuvillo, Jandilla, Daniel Ruiz, Garcigrande, Luis Algarra Polera y Juan Pedro Domecq además de un sobrero de Torrestrella que sustituyó finalmente al anunciado de Miura.
El festejo se rodeó de un completo programa de actos sociales, culturales y formativos que incluyó una exposición en el hotel Colón, una mesa redonda en la Fundación Cajasol o el pasacalles de la banda de la Centuria Macarena por las calles del centro de la ciudad y el Arenal. El evento suponía recuperar una tradición que había quedado interrumpida. La última vez que la hermandad organizó un festejo taurino en la plaza de la Maestranza fue en 1942.