El ganado dejó mejores recuerdos que la tropa de novilleros

El ecijano Ángel Jiménez fue el actuante más destacado de las festejos de abono. En víspera de San Miguel se celebrará una séptima novillada con triunfadores

24 jun 2018 / 20:53 h - Actualizado: 24 jun 2018 / 21:43 h.
"Toros"
  • Ángel Jiménez actuó en la Maestranza en la tarde del Corpus con los novillos de El Parralejo cortando el trofeo de mayor peso específico del serial. / Jesus Barrera
    Ángel Jiménez actuó en la Maestranza en la tarde del Corpus con los novillos de El Parralejo cortando el trofeo de mayor peso específico del serial. / Jesus Barrera

Las seis novilladas picadas que han llenado las tardes de los domingos de mayo y las noches de los jueves de junio han echado el candado –en espera del séptimo festejo que llegará en víspera de San Miguel– dejando un sabor más agrio que dulce. Conviene poner a funcionar la moviola, festejo a festejo, para poner en pie el balance general de este ciclo que no deja de ser fiel reflejo del complicado momento que atraviesa el escalafón menor. La primera en golpear –y acaparar titulares– fue la ganadera sevillana Rocío de la Cámara que lidió un estupendo encierro que sumó excelente presentación y buen juego que puso en evidencia a la terna que lo estoqueó. En el envío del Cortijo de la Sierra hubo tres o cuatro ejemplares para salir lanzado de Sevilla pero la oportunidad, como los brumosos amores inolvidables, se fue para no volver. Hay que tirar de notas para recordar que David Salvador cortó una oreja y, a su manera, salvó los muebles en medio del suspenso general.

La misma canción se iba a repetir el domingo 28 de mayo. La novillada se había anunciado de Guadaíra pero acabó siendo remendada y borrada del mapa por los tres novillos –dos remiendos y un sobrero– que lidió Fuente Ymbro. Hubo uno excelente, otro de auténtica revolución y un tercer ejemplar potable que dejaron cacareando y sin plumas a Ángel Sánchez, Carretero y Téllez.

Las tornas cambiaron, para bien, el día del Corpus. Era, sobre el papel, el cartelito de mayor alcurnia pero el pobre acabó echando la pata a los ricos. Hablamos del ecijano Ángel Jiménez, felizmente renacido a la profesión, que supo enhebrar la calidad expresiva de su toreo a una renovada raza de novillero antiguo. Se llevo una oreja de peso y marcó el nivel más alto de este ciclo de novilladas picadas. Silvera se curró ese día otro trofeo, apoyado en la contudencia de su espada. Cadaval, que volverá a Sevilla para hacerse matador, mostró mejor y mayor disposición que otras tardes. Ah, los novillos del Parralejo sirvieron...

En el cuarto festejo llegaba la nocturnidad, también un frío inesperado. Hay que anotar la entrega y las ganas de hacer las cosas bien de Calerito que ya no es ese niño que jugaga a ser torero. La novillada de Dolores Rufino fue un áspero bocado que dejó al descubierto la escasa preparación de Jesús Muñoz. Pacheco, que completaba la terna, mostró oficio pero no dejó huella. Mucho más entretenido fue el quinto festejo: Gustó la solvencia de García Navarrete, agradaron las formas de Carlos Ochoa y cayó de pie Daniel de la Fuente, muy jaleado por los suyos, en su debut con caballos. Quedaba la sexta novillada: os novillos de Partido de Resina dieron poco juego y sorprendió la personalidad de Aquilino Girón.