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El novillero sevillano Rodrigo Molina. / El Correo
Rodrigo Molina ha colgado el traje de luces. Lo ha hecho en el amanecer de una carrera que sólo había dado sus primeros pasos. Pero el novillero sevillano, sincero consigo mismo, ha preferido cortar a tiempo tal y como ha confirmado su apoderado, el banderillero retirado Emilio Rivero, que ha señalado que «Rodrigo ha tenido un gesto sincero y cabal». Rivero, que ha emitido un escueto comunicado en el que da cuenta de la decisión de su poderdante ha señalado que se trata de «una decisión realmente dura y muy difícil de aceptar, pero ha sido en consecuencia por no tener los resultados esperados».
Rodrigo Molina, que pertenece a una familia de larga tradición ganadera el campo bravo de Sevilla y Huelva, había debutado con picadores esta misma temporada en la plaza de toros de Espartinas. Desde entonces había toreado tres novilladas más en las plazas de Sevilla, El Puerto de Santa María y –ayer mismo- en el coso de la Merced de Huelva. Rodrigo se marchó de vacío en un festejo que concluyó con la salida a hombros de sus compañeros Rafa Serna y Emilio Silvera.
El ya ex novillero había logrado tener un gran ambiente en su etapa como novillero sin picadores y se encontraba estrechamente vinculado al entorno de los aficionados prácticos y los grupos de toreros amateurs que dirige el diestro Eduardo Dávila Miura. Rodrigo Molina ha aprovechado el mismo comunicado de prensa para expresar su «máxima gratitud» a la afición y a las empresas que lo habían anunciado, además de «pedir disculpas a todos».