Enrique Ponce ha entrado en el dique seco. El grave percance sufrido en la corrida de este lunes, víspera de San José, en la feria de Fallas de Valencia le tendrá alejado, al menos, dos meses de la primera línea de fuego. El torero aún está pendiente de algunas pruebas para determinar el alcance definitivo de una importante lesión de ligamentos que viene a agravar la que ya arrastraba desde este invierno y que, con toda seguridad, le obligará a pasar por el quirófano.
Ponce alternaba con el rejoneador Diego Ventura y el joven diestro Toñete en un festejo mixto. El percance llegó cuando trataba de instrumentar un pase de pecho después de una serie de naturales. El toro –marcado con el hierro de los Matilla- le descubrió, le alcanzó en el glúteo y le elevó a una gran altura. Ya llevaba la primera cornada a la que se sumó la lesión de ligamentos al caer al suelo. La rodilla del veterano diestro valenciano falló, dando la sensación de que la rodilla se encontraba completamente rota.
Ponce fue conducido a la enfermería, en la que fue operado de una “cornada en región proximal del muslo izquierdo infra glútea que interesa piel, tejido celular subcutáneo, fascia superficial seccionando el glúteo mayor con una trayectoria ascendente de unos 12 centímetros y otra descendente de unos 5 centímetros, alcanza el isquio”, según rezaba el parte oficial firmado por el doctor Zaragozá que también dictaminó, después de explorar la rodilla, una rotura del ligamento lateral interno y rotura del ligamento cruzado. El pronóstico, rezaba el mismo parte, es grave. El torero fue trasladado al Hospital Casa de la Salud.
La lesión de Ponce obligará a recomponer algunas ferias del primer tramo de la temporada y pone en peligro su participación en la feria de San Isidro de Madrid que está a punto de ser presentada. La presencia del matador valenciano –que había aceptado entrar en el bombo de toreros y ganaderías- era uno de los avales del empresario de Las Ventas, el productor francés Simón Casas, después de confirmarse la ausencia de toreros de la primera línea como Morante de la Puebla, José María Manzanares o Julián López ‘El Juli’ en desacuerdo con la línea de trabajo del empresario.
Casualmente, el torero de Chiva vestía por primera vez en su carrera un traje de luces bordado en azabaches. Era su particular homenaje al centenario del Valencia CF, al que brindó la faena de ese animal que le ha sacado del tablero de juego prácticamente en el estreno de la temporada.