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Observatorio taurino

Entre el cielo y el infierno

La resurrección personal y taurina de Antonio Ferrera ha marcado una intensa semana taurina en la que también hay que anotar el esperado duelo de Roca Rey con los toros de Adolfo Martín y el declinante ciclo ferial de la ciudad de los califas

03 jun 2019 / 11:34 h - Actualizado: 03 jun 2019 / 11:38 h.
"Observatorio taurino"
  • Entre el cielo y el infierno

Córdoba, lejana y sola...

Pasó la Feria de Nuestra Señora de la Salud, reducida este año a dos corridas de toros y un espectáculo de rejones. Los carteles, desvelados muy pocos días antes del arranque del ciclo cordobés, se presentaron al tercer intento. Para entonces, todo olía ya a chamusquina. Desde el segundo uno se sabía que el primer festejo no podía funcionar. Por el camino ya se había quedado una novillada de El Parralejo, apalabrada con Rafael Molina. No salió del campo. A Pepe Cutiño, gerente del coso de Los Califas por delegación de su jefe remoto -el multimillonario mexicano Alberto Bailleres- no le salían las cuentas. No podían salir. La desafección de Fusión Internacional de la Tauromaquia, la declinante FIT, es tan evidente como la compleja idiosincrasia de la Córdoba taurina. Pero el proceso no es nuevo, aunque cada nueva empresa ha logrado que se eche de menos a la anterior. ¿Tiene solución la Córdoba taurina? Una de las necesidades más urgentes pasaría por contar con un gestor residente, que supiera tomarle el pulso a la ciudad con el apoyo de algún empresario emergente y con auténticas ganas de trabajar. Ambos tienen nombre y apellidos. Serían la penúltima esperanza....

Vigencias y nostalgias

Por lo demás, hay algunas cosas que recordar. En la primera corrida se podían contar con el dedo los escasos centenares de paganos que se retrataron en taquilla. El aspecto de la plaza no podía ser más desolador. Fue el primer compromiso de Ferrera después de la enigmática inmersión en las aguas del Guadiana. El matador extremeño brilló, fiel a su nuevo concepto manierista. Casi nadie se enteró de la valía de la faena de Emilio de Justo con un quinto que tenía teclas que tocar. Pero la bola premiada se la había llevado Ginés Marín. Se le fue por completo el mejor ejemplar de la manejable corrida de Virgen María aunque, sin testigos por medio, tampoco importaba mucho. El viernes llegó el cartel estrella, sumando los nombres de Finito, Morante y El Juli con los toros de Juan Pedro Domecq. Metieron media plaza. El antiguo ídolo taurino de la ciudad de los discretos se asomó a sus mejores y ya lejanos fueros dibujando una faena de pinturas, postales y apostura. Faltó continuidad para redondear por completo la obra. El de La Puebla no tuvo toros pero brilló con el capote. El Juli cuajó al sexto... Se había acabado la Feria en espera de la inevitable carga de caballería...

Ecos de Madrid

Mientras se celebraba la primera función del ciclo cordobés, los aficionados más recalcitrantes seguían pendientes de lo que pasaba en los Madriles a través de sus móviles. A la dolorosa noticia del grave percance de Manuel Escribano siguió la victoria de Roca Rey sobre el agrio ambiente y los toros de Adolfo Martín. El 'Cóndor' peruano había vencido a azar y los vaivenes del bombo. Ya es la primera figura indiscutible del toreo... Antes de ese penúltimo suceso, el cuadro de honor de esta notable feria de San Isidro se había enriquecido con la calidad de Paco Ureña, el valor sincero -pagado con sangre- de Juan Leal, o el faenón de Emilio de Justo el día de los 'victorinos'. Fue la guinda de esas jornadas preparadas para celebrar el centenario del encaste Albaserrada sin que no faltara la habitual dosis de demagogia torista. Hacemos una acotación especial para hablar de la puerta grande de David de Miranda. El joven diestro choquero ya mostró en las Colombinas de 2018 que el gravísimo accidente de Toro era sólo un mal sueño. Su reveladora y valerosa actuación ha tenido premio en otras ferias. Enhorabuena, matador. Pero la guinda de esa semana ididril la puso Antonio Ferrera, que después de contemplar la segunda corrida de la feria de Córdoba viajó hasta Madrid para mostrarse pletórico, inspirado y templado en una gran actuación global que le sirvió para abrir la puerta grande de Las Ventas. Ferrera había recibido la víspera el brindis de su compañero Finito y volvería a recibir otro monterazo de Juan Mora al día siguiente de su triunfo madrileño en la plaza de Cáceres. Mora no dudó en encaramarse al tendido para brindar a su paisano y amigo. Era el reconocimiento a una resurrección personal y taurina. Ferrera pasó del infierno al cielo en un puñado de días. Enhorabuena al hombre. Gloria al torero.

Entre el cielo y el infierno

Cosas que no deben quedar en el tintero

No podemos ni debemos olvidar el difícil trance que atraviesa el matador malagueño Saúl Jiménez Fortes. Las tremendas complicaciones de una fractura amenazan su carrera cuando andaba en el mejor momento de su vida. Merece mejor suerte. Enviamos otro abrazo a José Antonio Campuzano. Se recupera de un leve ictus que no debe dejar secuelas. Aviso para navegantes: el próximo jueves se reanudan las novilladas de abono en horario nocturno. Hay que hacer más recordatorios: en Utrera apuestan por una corrida de Miura y cambios de fechas -la corrida se lidiará el 22 de junio- para tratar de revitalizar el pulso del coso de La Mulata dejando en barbecho el tradicional y complejo día de Consolación. Más cositas: este martes se presenta el libro de Luis Rufino, que ha trazado una interesante y muy reveladora historia de la ganadería de Miura a través de las crónicas de prensa y su reflejo en los carteles. Por cierto, el rey Juan Carlos puso fin a su vida pública en el palco real del bicentenario coso de Aranjuez, que se reabría este domingo después de unas obras de rehabilitación. Se trata de una plaza íntimamente ligada a la historia de la monarquía española y del propio toreo a pie, hermana gemela de aquella plaza de toros que se levantaba junto a la madrileña Puerta de Alcalá. Dios le guarde siempre, Señor. En siete días más...