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El Ayuntamiento de Sevilla entrega el segundo premio Taurino a Curro Romero en 2014.
El alcalde Juan Espadas parece decidido a rescatar el premio taurino instituido por el ayuntamiento de Sevilla bajo la presidencia de Juan Ignacio Zoido cuando parecía haber pasado a mejor vida. Pero nada será igual y se está insistiendo en marcar distancias con la breve historia del trofeo entregado bajo la hegemonía popular. Desde el propio consistorio han querido recalcar que “es una propuesta distinta, no parte del Ayuntamiento y no se trataría del mismo premio” precisando que, en cualquier caso, “aún se encuentra en fase de estudio y premiaría el mundo del arte y la cultura en torno al mundo del toro”.
Conviene rebobinar. Con el cambio de color político y la letra pequeña de los pactos que alumbraron el nuevo gobierno municipal se comenzó a sospechar que la continuación del galardón no figuraba entre los planes de Espadas, que había empuñado el bastón de mando gracias a ciertas alianzas con fuerzas abiertamente hostiles a la Tauromaquia. El grupo popular filtró que la supresión del premio se había consumado y, efectivamente, quedó sin entregar en la edición de 2015 cuando todos daban por hecho que el destinatario natural del trofeo era Espartaco, reaparecido puntual y triunfalmente el último Domingo de Resurrección. El caso es que si entonces se negó la cancelación del premio, ahora se asegura que se trata de uno nuevo y se quiere borrar cualquier rastro de la era Zoido.
La reacción del sector taurino, el aluvión de críticas y hasta algunos acontecimientos cercanos –el dudoso ejemplo de Córdoba y su alcaldesa habría podido estar muy presente- habría sido el acicate para reflotar el galardón aunque sea con nuevo nombre, nuevos aires y bases, otra filosofía y hasta un jurado renovado que podría ser convocado en pocas fechas para institucionalizar la nueva etapa de la distinción si fructifican las negociaciones con los patrocinadores que se han ofrecido a su mantenimiento.
Precisamente, una de las novedades más llamativas sería que el premio, que sería rebautizado como ‘Ciudad de Sevilla’, podría contar con el patrocinio de la Fundación Europea para el Toro y su Cultura ‘Eurotoro’ que preside el aficionado malagueño Miguel Ángel Martín. Sería una manera de justificar ante socios y apoyos de gobierno que el gasto –escaso- que genera el galardón no sale de las arcas municipales.
Las velas a Dios y al Diablo se completarán con una nueva filosofía para amortiguar la reacción de los sectores más hostiles al toreo. La intención no es premiar toreros. Se pretende extender a personas, colectivos o instituciones vinculadas a la Tauromaquia desde el punto de vista cultural, artístico o social.
No está de más recordar que la Tauromaquia es una actividad declarada Fiesta Mayor de la ciudad bajo la alcaldía de otro socialista, Alfredo Sánchez Monteseirín. En base a esa declaración fue creado el premio –en su primitiva versión- que se había concedido en sus dos primeras -y hasta ahora únicas- ediciones a los diestros Pepe Luis Vázquez –que no pudo recogerlo en vida- y a Curro Romero. En ambas ocasiones se escogieron fechas cercanas a la feria de San Miguel para escenificar la entrega en el Salón Colón de la Casa Grande de la plaza de San Francisco. Al efecto, el jurado nombrado por Fiestas Mayores –formado por aficionados y periodistas de reconocido prestigio entre la sociedad sevillana- era convocado algunos meses antes, algo que no llegó a suceder en 2015.
La creación de este efímero premio fue anunciada por Gregorio Serrano, entonces delegado de Fiestas Mayores, en el transcurso de la presentación del pregón taurino del Domingo de Resurrección de 2013, pronunciado en el teatro Lope de Vega por el filósofo Víctor Gómez Pin. Serrano anuncio entonces que el galardón venía “a dar un paso más en el apoyo y el reconocimiento a la fiesta de los toros por parte de la ciudad de Sevilla”. En ese sentido, recordó también, que “los toros son fiesta mayor de la ciudad y Patrimonio Cultural Inmaterial, por lo que el premio viene a demostrar ese apoyo y compromiso de la ciudad con la fiesta nacional”. Ese apoyo, de una forma u otra, podría reanudarse aunque el tema sigue siendo una auténtica patata caliente dentro de los muros de la Casa Grande.