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Pepe Ordóñez. / El Correo
Pepe Ordóñez se ha ido sin hacer demasiado ruido. No iba con él. Los allegados a la familia sabían que sus dolencias le tenían ya prácticamente recluido en su domicilio madrileño aunque el desenlace definitivo ha resultado inesperado para sus íntimos.
Pepe, nacido en Madrid en 1935, era el cuarto hijo varón de Cayetano Ordóñez Aguilera, el Niño de la Palma de la Edad de Plata del toreo. Hijo, hermano y tío de toreros, tomó la alternativa en Valladolid de manos de su hermano, el gran Antonio Ordóñez, el 24 de septiembre de 1954. El Coloso de Ronda sería también el encargado de confirmar su doctorado en Madrid el 14 de mayo de 1956, día que alcanzó un resonante éxito que, de alguna manera, iba a eclipsar la figura de su hermano.
El nuevo matador, que alterna las plazas españolas y colombianas, no encuentra demasiados contratos y algunas cornadas a destiempo también acaban precipitando su decisión de colgar el traje de luces a finales de la década de los 50. Desde entonces, Pepe se unió a los negocios taurinos de su hermano Antonio y se implicó de una forma especial en la organización de la Corrida Goyesca de Ronda a la que permaneció vinculado después de la muerte del maestro rondeño, colaborando con su sobrino nieto Francisco Rivera Ordóñez.
El penúltimo hijo torero del Niño de la Palma será enterrado en Madrid, su lugar de residencia que siempre alternó con sus largas estancias en la Costa del Sol. Pepe Ordóñez estaba casado y tenía tres hijos. Descanse en paz.