Gandullo estoquea hoy el primer novillo del ciclo de promoción

El novillero de Dos Hermanas acude al certamen veraniego representando a la Escuela Municipal de Camas dirigida por el maestro Fernando ‘El Almendro’

05 jul 2018 / 09:33 h - Actualizado: 05 jul 2018 / 09:46 h.
"Toros"
  • Fernando Gandullo posa en el Altozano de Triana junto al monumento de Juan Belmonte. / Jesús Barrera
    Fernando Gandullo posa en el Altozano de Triana junto al monumento de Juan Belmonte. / Jesús Barrera

La suerte está echada. El tiempo de las ilusiones ha dado paso a la certeza del toro que sentenciará, para bien o para mal, el resultado de este serial. El primer eral saldrá esta noche, dando el pistoletazo de salida al tradicional ciclo de promoción de nuevos valores que llenará las noches de los jueves de julio. El novillero nazareno Fernando Gandullo, primero de los seis aspirantes de la cantera sevillana anunciados en el certamen, será el encargado de estoquearlo. No será el único sevillano del cartel. Primitivo López El Primi llegará desde Cañada Rosal. Una cita campera de ultimísima hora le impidió atender ayer a este periódico que, un año más, vuelve a realizar una apuesta decidida por las bases del toreo con especial acento hispalense.

Todo está preparado. El vestido de torear ya aguarda en una silla del hotel Vincci para ser ceñido esta noche. Atrás ha quedado la necesaria preparación para afrontar con garantías este difícil compromiso. «Sevilla es un escaparate inmejorable y llego ilusionado, con muchas ganas», se sincera Gandullo junto al monumento trianero de Belmonte en vísperas de la trascendental cita de hoy. «Nunca sabes cuando puede llegarte la oportunidad y te tiene que pillar preparado», señala el joven torero que ha afrontado la cita de esta noche «entrenando cada día con más ganas si cabe y con mentalidad de ganador».

Fernando ha intensificado esta preparación junto al diestro Antonio Nazaré, paisano y amigo con el que ha compartido entrenamientos y excursiones camperas. «Intento coger las cositas buenas de cada torero, especialmente de los antiguos», señala, pero Morante ocupa un lugar especial en ese retablo de referentes. «Es que él es punto y aparte», remacha el joven novillero de Dos Hermanas, que después de pasar por la desaparecida escuela de Espartinas escogió la Escuela Taurina Municipal de Camas. «Le tengo que agradecer mucho al maestro Espartaco; casi todo lo que sé es gracias a él», recuerda. «Después aterricé en la escuela de Camas con el maestro El Almendro y allí he continuado entrenando». En cualquier caso, Gandullo mantiene los pies en el suelo con una madurez infrecuente. «Empecé a trabajar. Sé que tal y como están las cosas está todo muy complicado y hay que tener una vida organizada más allá del toro; el dinero no llega solo a casa». Una cosa sí tiene clara. Nunca ha atravesado el dudoso túnel de pagar por torear. «Jamás», remacha el novillero precisando que «uno se hace torero para salir de pobre no para hacerse pobre; esto se está convirtiendo en algo de ricos».

Fernando Gandullo sabe que anunciarse en la plaza de la Real Maestranza es otra cosa. «Es lo que he soñado tantos años; cuando uno empieza no piensa en Madrid, te ves entre los arcos de la Maestranza, pisando ese albero... es la plaza que siempre has visto, es una espinita que siempre tienes clavada», admite. En su casa contemplan con la lógica inquietud este paso trascendental. «Mi madre y mis hermanos ven esta oportunidad con preocupación pero saben que esto es lo que siempre he soñado». Pasará el tiempo y, pase lo que pase, Fernando podrá recordar que una noche de verano toreó en Sevilla. A pocas horas de ceñirse ese vestido que no admite dudas corrige al periodista: «Será mejor recordarlo diciendo que esa noche le corté las orejas al novillo». Y tanto.