«Gusanillos en el estómago...»

El diestro camero Alfonso Oliva Soto se encierra mañana en solitario ante los suyos para conmemorar el XXV aniversario de la trágica muerte de su tío, el banderillero Ramón Soto Vargas. El empeño supone, además, una restauración taurina después de cuatro décadas de sequía

08 sep 2017 / 12:10 h - Actualizado: 08 sep 2017 / 12:10 h.
  • El diestro camero con la mirada fija en el carretón en el picadero familiar de Las Cuartillas, en el que tiene su cuartel general. / Rodríguez de la Vega
    El diestro camero con la mirada fija en el carretón en el picadero familiar de Las Cuartillas, en el que tiene su cuartel general. / Rodríguez de la Vega

La desaparición de la coqueta plaza de La Pañoleta condenó la rica tradición taurina de Camas. Oliva Soto recupera mañana los festejos mayores con un gesto que tiene una motivación especial: evocar la memoria de su tío, el recordado subalterno Ramón Soto Vargas, en el XXV aniversario de su trágica muerte en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla.

—Mañana toca retratarse ante sus propios paisanos.

—Es una responsabilidad añadida. No sólo se trata de torear en mi tierra; es hacerlo delante de un pueblo que lleva más de 40 años sin ver una corrida de toros, desde los tiempos de La Pañoleta.

—Su tío Ramón es el motor de este gesto.

—Era muy pequeño cuando murió pero noté su cariño. Todo el mundo cuenta que fue un torero de raza, con gusto, una persona sensible y amigo de sus amigos? Todos hablan bien de él.

—Oliva Soto no deja de ser un torero de dinastía.

—Somos una familia que nos hemos dedicado de corazón al toreo en cuerpo y alma. Salomón Vargas, mi tío abuelo, tomó la alternativa en Lima. Su hermano Nicolás fue un gran capotero. Mi abuelo Alfonso fue picador de toros además de casi un padre para mí. Tuve que enterrarlo el mismo día que toreé mi última tarde en Sevilla. Ninguno nos hemos tomado esto como un juego; fueron gente seria. Es un orgullo llevar su sangre.

—Los viejos aficionados decían que su tío Salomón enseñó a coger el capote a Curro Romero.

—Romero recuerda muchas frases suyas y siempre ha tenido palabras de cariño hacia él pero mi tío abuelo Salomón era muy humilde. Repetía que el arte de Curro lo traía de su madre. Pero siempre es importante que haya alguien que te enseñe. Mis primeros pasos los guio Manolo Cortés, la escuela? eso es lo que más se te queda marcado. Tus formas, la manera de coger el capote o la muleta... se las tienes que agradecer a los primeros que te enseñaron a hacerlo.

—Es obligado recordar a Manolo Cortés. Vuestros caminos se separaron pero su influjo sigue ahí?

Manolo te emocionaba toreando de salón y eso es algo muy difícil. Tenía un sentimiento especial para torear. Creo que él se identificaba mucho conmigo pero, por lo que fuera, nuestros caminos se separaron. Sigo admirándole; me enseñó mucho.

—Desde Camas también se ve la Giralda...

—Los que nacemos en Camas somos un poco de Sevilla. Es un pueblo taurino y se nota. Cuando he dado motivos han ido a verme a Sevilla. Creo que tengo un público que me sigue con cariño y espera de mí cotas más altas.

—América ha sido un refugio taurino, una manera de seguir estando en torero.

—He toreado ferias importantes de allí –Chota, Bambamarca o Cutervo entre otras– que han supuesto un triunfo por tarde. Llegué a indultar un toro en Huamachuco. Me gustaría que esos triunfos tuvieran más repercusión aquí pero es una manera de alimentar lo que uno busca, lo que vas fraguando?

—¿Hay que estar mejor preparado para estar parado que para torear?

—Cuando tienes una fecha en el calendario te cuesta muy poco trabajo entrenar pero hay que mantener el espíritu de sacrificio y el amor propio para no desvanecerse cuando esas fechas tardan en llegar. En Camas me esperan cuatro toros y será difícil que no cuaje más de uno.

—Un toro del Conde mató a su tío pero, paradójicamente, otro le permitió dar una gran dimensión en Sevilla.

—Ese día lo pasé muy mal. Hacía el paseíllo con la misma ganadería que le había quitado la vida a mi tío pero el destino quiso que aquel animal me diera el triunfo más resonante. Ya había estado mejor con otros toros en Sevilla, como el día de Martín Lorca, pero el del Conde me dio otra repercusión a pesar de su dureza.

—El toro, siempre el toro, está a punto de salir...

—Tengo gusanillos en el estómago. Se junta lo de mi tío; mi primera corrida en España este año; el retorno de los toros a Camas; la cercanía de Sevilla. Me emociona que la gente reconozca que se ha hecho todo de corazón. Mi tío murió en la plaza más grande del mundo y había que recordarlo. Solo podíamos hacerlo con el toro delante y con un torero de su sangre. Tenemos que darle las gracias al toreo a pesar de esta tragedia. Si un torero tuviera que escoger un lugar para morir seguro que sería la plaza de la Maestranza.