La corrida como fin necesario del encierro

Las fiestas de Pamplona tampoco se libran del velado ninguneo que devora al toreo y a la lidia.

14 jul 2015 / 11:37 h - Actualizado: 14 jul 2015 / 11:42 h.
"Toros"
  • Una manada de toros divida en dos grupos ha propiciado esta mañana un vistoso sexto encierro en Pamplona. / Juan Pedro Urdiroz (Efe)
    Una manada de toros divida en dos grupos ha propiciado esta mañana un vistoso sexto encierro en Pamplona. / Juan Pedro Urdiroz (Efe)

Culmina San Fermín, apoteosis del dios Toro, que recupera durante una semana su condición de indiscutible tótem ibérico. Pero las fiestas de Pamplona tampoco se libran del velado ninguneo que devora al toreo y a la lidia y si no, que pregunten en La Coruña, otra capital de provincia que ve desaparecer el uso taurino de su pretencioso Coliseum por designios de la peor política. Pero hay que volver a las orillas del río Arga: Algunos quieren colocar el encierro como principio y fin de la fiesta pero su naturaleza sólo se la debe a la corrida de la tarde, definitivo fin que justifica la bajada de las reses, en Pamplona y en tantos y tantos pueblos de este país que se sigue dibujando en una piel de toro. A pesar de todo, hay certezas irrebatibles. Con o sin el silencio cómplice de los medios generalistas, el coso pamplonés se ha llenado sin fisuras durante una intensa semana de jarana y toros. Mientras tanto, el nuevo mapa político y los pactos de perdedores siguen dando quebraderos de cabeza a los aficionados. El personal contempla la tragedia sin que los dueños de esta industria con pies de barro muevan un dedo. Los ganaderos -la inmensa mayoría- bastante hacen con dejarse el dinero criando reses y manteniendo fincas. A los toreros sólo se les ha ocurrido hacer el paseíllo con la montera en la mano. No sabemos qué lumbrera ha ideado tan contundente acción. Seguramente se ha rasgado el velo del templo y se han echado a temblar los abolicionistas. El lobby profesionalizado; la comunicación global o la urgente acción jurídica no están pero tampoco se les esperan. Vaya plan...

“Allways look at the bright side of life...”

Pero vamos a dar un receso a las plañideras, que en todos los trabajos -eso dicen- se fuma. Como en el irreverente final de la película La vida de Brian, aún podemos agarrarnos a las notas pintadas de esperanza de la semana que se fue. Pero antes busquen el vídeo de esa desternillante película de los Monty Phiton en You Tube y encontrarán la mejor y más ácida metáfora del presente del toreo: todos crucificados y cantando al Sol esperando a la Parca. Qué bien lo pasemos. Volviendo al toro, que es gerundio: una de esas noticias positivas, la más cercana, fue el debut triunfal de Juanito, aspirante portugués que acabó con el cuadro en el primer festejo de promoción. Aún se celebrarán dos novilladas clasificatorias pero el hueco abierto por el chaval presentado por esa imprescindible escuela de Badajoz -cicateramente premiado con una oreja por un palco excesivamente rigorista- le coloca en una posición inmejorable para pelear en la gran final del día 30.

El caso López Simón

También hay que hacer una mención especial del torero que más y mejor ha rentabilizado el paso por el fielato pamplonica, que ha visto otras puertas grandes de menor peso, sobre todo una. Hablamos de López Simón, que ha sabido romper las amarras del manierismo almibarado que le atenazaba y le impedía crecer taurinamente. Renovado por dentro y por fuera ha sido capaz de pegar ese zapatazo, que tampoco es casual. Está precedido de dos portazos madrileños pero la disposición del torero pide la generosidad de los grandes, poco dispuestos a abrir ciertos carteles que han cambiado poco, poquísimo, en los últimos lustros. Dicen que la solución es que el torero más joven abra plaza. No se lo creen ni ellos. Y nos vamos, enviando un abrazo taurino y familiar a Pepe Ordóñez, el cuarto de esos cinco hermanos toreros que parió Consuelo Reyes, la esposa del gran Niño de la Palma. Sus sobrinos Francisco y Cayetano le brindaron sendos toros el pasado domingo en Estepona. Era la primera vez que alternaban juntos después de su reaparición y reivindicaron a su tío abuelo, que por encima de todas las cosas, fue, es y será torero.