«La marcha de Canorea crea un nuevo escenario»

Morante quiere volver a Sevilla. La vuelta a la plaza de la Real Maestranza y la recomposición de las relaciones rotas con los Pagés es la principal preocupación del torero, que hará profundos cambios en su entorno y toreará menos, muchísimo menos, el próximo 2016

05 oct 2015 / 12:00 h - Actualizado: 05 oct 2015 / 12:34 h.
"Morante de la Puebla"
  • El diestro mira fijamente al toro, capote en mano, durante la pasada feria de Valladolid. / EFE
    El diestro mira fijamente al toro, capote en mano, durante la pasada feria de Valladolid. / EFE
  • El torero, en la presentación del festival de La Puebla del Río. / Rodríguez de la Vega
    El torero, en la presentación del festival de La Puebla del Río. / Rodríguez de la Vega

Algunas cosas podrían estar moviéndose. La distancia que separa aún a la empresa Pagés -que estrena gerente único- y a Morante de la Puebla podría ir reduciéndose. El diestro cigarrero quiere estar en Sevilla. Es el argumento principal de una entrevista que también marca otros titulares: Antonio Barrera pasará a un segundo plano en la gestión del torero que se apoyará en otro hombre de confianza, José Miguel Carvajal, que hasta ahora permanecía en la sombra. Morante toreará menos y si lo hace en Sevilla será en un ruedo que rebaje la mítica pendiente del Baratillo. Esa condición es innegociable

—El festival de La Puebla es el último acto de la temporada sevillana, que ha vuelto a estar condicionada por la ausencia de demasiados nombres. ¿El animo de Morante pasa por solucionarlo?

—Mi ánimo siempre ha sido el mismo pero este año no ha habido entendimiento porque me ofrecieron unas condiciones que, sin ser muy descabelladas ni en mi contra, no las veía apropiadas. Creía que necesitaba otra preocupación hacia mí y yo espero con ilusión que el año que viene se pueda reconducir todo y Sevilla vuelva a ser lo que ha sido siempre. Sevilla siempre ha sido la feria de mayor atractivo por anunciar a todas las figuras del momento y concentrar lo mejor de la Tauromaquia en esa plaza de la Real Maestranza, que es una gloria.

—¿Habría alguna nueva circunstancia que nos haga pensar que el escenario está cambiando?

—Sí, la salida de Eduardo Canorea de la empresa es una circunstancia nueva y la queremos ver como algo positivo para ese entendimiento. Como todo nació a raíz de unas declaraciones de Eduardo Canorea, su ausencia relaja las negociaciones y yo espero que su no comparecencia haga mucho más fácil este tema que a nadie trae cuenta. Todos estamos deseando torear en Sevilla pero necesitamos hacerlo como en cualquier otra plaza: a gusto. Yo creo que ese escenario se va a dar el año que viene, sinceramente. Otra cosa es lo que vaya a pasar.

—¿Ya se ha producido algún contacto con la empresa?

—Sí, es verdad que ya he coincidido alguna vez con Ramón Valencia, que lo he saludado encontrándomelo en la calle y sus formas han sido de cariño como queriendo arreglarlo todo pero todo eso se ira viendo... ¡ya mismo!

—¿Se puede adelantar algún plan especial para 2016?

—El año que viene quiero hacer una temporada muy especial. Quería estar mucho más solitario, no sé... la lucha mía es constante con muchos temas pero sobre todo en torno a los desniveles de las plazas de toros. Llega un momento en el que te cansas, te aburres... y tienes que tomar una decisión. O se respeta mi forma de actuar o no voy, simplemente. No creo que toree más de quince tardes el año que viene.

—¿Eso implicaría algún cambio en su entorno profesional inmediato?

—Sí, estamos en ello. la verdad es que estoy dando vueltas a la cabeza, intentando poner en pie lo que siento. Pero es verdad que el año que viene vendrá y me acompañará siempre José Miguel Carvajal y Antonio Barrera pasará a un segundo plano en el equipo, ayudando en otras facetas que a la empresa, la de mi apoderado, le hacen falta. Son muchas las plazas que tiene ya, la ganadería... y así yo estoy como más solitario, que es lo que realmente me motiva.

—Da la impresión de que Morante está cansado de algo, desilusionado...

—Yo ya no soy un niño, son ya dieciocho años de alternativa y llega un momento en el que a uno no le divierte ir a disgusto a los sitios y eso actualmente se da en ocasiones. Tienes que tomar decisiones y para que mi tauromaquia llegue al nivel que yo quiero alcanzar necesita ciertas condiciones. No todo el mundo lo comprende y tienes que decidir hacerlo menos veces pero mucho más a gusto, sobre todo para que la proyección de mi toreo siga hacia arriba. Y no estoy hablando de los antitaurinos ni nada de eso. Se trata de ir motivado. La Tauromaquia es mi vida y por ella moriría y quiero darle una dimensión distinta a mi toreo, a mi fiesta...

—Pero ese ataque antitaurino es otro de los condicionantes de la temporada. Morante ya ha iniciado una defensa jurídica pero se echa de menos una reacción global de todos los toreros.

—Las circunstancias han ido mandando pero yo soy de una forma de ser en la que no me gusta compartir o ayudarme de compañeros para realizar un sueño, una idea... el corporativismo no me gusta, prefiero ir con el corazón libre y apasionado. No me he sentido solo pero ante ciertas manifestaciones te vienes abajo, te tachan de algo que no eres...

—La profesión tampoco ha sido ajena a los cambios en el mapa político.

—Claro que nos preocupa. Nosotros estamos en el mundo y en el día a día y sabemos que hay partidos políticos que no apoyan la Tauromaquia y otros que, incluso, la quieren abolir. Yo no sé porqué tiene que ir el toreo de la mano de la política. hablar de toros y de toreros es algo muy largo y yo no quiero convencer a nadie.

—El asunto de los desniveles de las plazas nos lleva a Sevilla: es de las que más pendiente tiene...

—Sí, y ese es el primer punto. Ya se les ha comentado incluso. Ellos están dispuestos a rebajar el ruedo.

—Se ha hablado mucho de las circunstancias de esta ausencia pero no sabemos qué ha pasado por la cabeza de Morante, si ha sufrido este distanciamiento...

—Yo soy y he sido el más afectado. No solamente por no estar en Sevilla. Torear en Sevilla supone dinero, prestigio y una afición detrás mía. Renunciar a todo eso es por un motivo doloroso. Escucho decir, “nos ha dejado tirados”, ¿a quién he dejado tirado? Si el primer perjudicado soy yo y renuncio a tener muchas cosas que me hacen falta, como a cualquier torero. Sevilla es un sueño, Sevilla es la gloria pero no se puede jugar con los sentimientos ni la dignidad.

—Pero parece que el regreso está cada vez más cerca.

—Yo lo que espero es que todo esto se arregle ya de una vez. Yo lo que quiero es enseñar en Sevilla mi tauromaquia porque es donde mejor se me ve. A lo mejor no es donde mejor lo hago porque eso depende del toro, depende de muchas cosas... pero donde mejor se me ve en Sevilla y cuando yo sueño una faena es en Sevilla.

—En estos meses se han alimentado muchas versiones, muchas polémicas...

—Es que se han levantado muchas falsedades. Decían que mi apoderado se quería quedar con la plaza de Sevilla pero todo eso es mentira. Era una propaganda orquestada por no sé quién pero al final quien pierde es la afición. También perdemos los toreros y Sevilla se queda un poco sin identidad. Yo seré el más interesado en que todo se arregle y si puedo echar una mano a la empresa la echaré pero hay circunstancias son inamovibles.

—¿Se refiere a la pendiente del ruedo? Todo parece girar en torno a esa exigencia.

—Es que ya está bien de torear todos los días en una cuesta y aguantando. No... el artista tiene que tener su escenario para que se sienta más motivado, rodearse de las mejores condiciones para el disfrute del aficionado.