La Real Maestranza retoma las obras de rehabilitación de sus cubiertas

Los andamios volverán al coso del Baratillo el próximo lunes. La tercera fase de las obras afectará al espacio abierto entre la Puerta Principal y la del Encierro

13 oct 2017 / 21:23 h - Actualizado: 14 oct 2017 / 09:24 h.
"Patrimonio","Real Maestranza"
  • En 2015 se trabajó sobre los tendidos impares de sombra y en 2016, sobre los pares. / R. Avilés
    En 2015 se trabajó sobre los tendidos impares de sombra y en 2016, sobre los pares. / R. Avilés

Los albañiles tomarán el relevo de toreros y espectadores en los próximos meses. La plaza de la Real Maestranza de Sevilla volverá a cubrirse de andamios y grúas en la tercera fase de la ambiciosa rehabilitación de sus cubiertas que comenzó en otoño de 2015. Como es habitual, los trabajos se adaptarán a los meses otoñales e invernales para no interferir en la actividad taurina, tal y como ha precisado el cuerpo nobiliario en una escueta nota. Lo que sí es seguro es que todo lucirá impecable el próximo 1 de abril, Domingo de Resurrección, fecha canónica del comienzo de la nueva temporada. Para entonces no habrá ni una huella que delate una obra de esta envergadura.

Los tendidos afectados por esta nueva fase de las obras que la propia Maestranza califica de «rehabilitación y conservación» son los primeros pares de Sol: el 8 y 10. Corresponden al espacio que delimita la Puerta del Encierro –la de la antigua enfermería– y la llamada Puerta Principal, por la que hacen entrada las cuadrillas. El palco del Príncipe ha ejercido de eje de estas operaciones que el pasado año afectaron al tramo comprendido entre la propia Puerta del Príncipe y la del Encierro. O lo que es lo mismo: tendidos 2, 4 y 6. En 2015 se había intervenido en los tendidos 1, 3 y 5.

Este proceso no deja de constituir un suma y sigue que completa el ambicioso programa acometido entre 2005 y 2011 bajo la dirección del arquitecto José Antonio Carbajal Navarro, que sigue al frente de la dirección de los trabajos. La intervención volverá a incluir el refuerzo de las columnas y las arcadas además del levantamiento y resane de las cubiertas de teja árabe a dos aguas que otorgan la inconfundible fisonomía al edificio. No hace falta afirmar que esta nueva fase de las obras seguirá siendo fiel al programa estético y a la naturaleza de los materiales constructivos de una plaza que obedece a un complejo proceso constructivo que, de alguna forma, permanece abierto desde el siglo XVIII hasta hoy. Eso ha permitido acometer varias reformas de calado sin que la impronta del inmueble –que debe su actual ADN a la reforma regionalista de Aníbal González en vísperas de la exposición de 1929– varíe lo más mínimo.

De alguna forma se continúa así con la trascendental reforma de las gradas acometida entre el otoño de 2008 y el invierno de 2010. Esos trabajos redujeron el número de filas de las localidades cubiertas de toda la plaza adecuando la estética, la seguridad y la comodidad de los espectadores sin dejar de mirarse en el espejo que prestaba la historia material del propio edificio. Ése fue el tramo más complejo de una serie de obras iniciadas en 2005 que incluyeron la reapertura de la antigua Puerta del Despejo para dar acceso a la nueva enfermería, trasladada de su anterior emplazamiento junto a la Puerta del Encierro para restituir una escalera perdida en el espacio liberado que –a su vez– fue empleado para ampliar el museo y albergar la impresionante colección de estampas taurinas que posee la Casa. El cuerpo nobiliario precisa, a través de la nota publicada ayer, que estas nuevas acciones «son totalmente financiadas por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y forman parte de la intensa, minuciosa y constante labor de conservación y mantenimiento que la Corporación realiza del monumento».