La temporada restaña ausencias

Morante, Manzanares o El Fandi han salido del tablero de juego por distintas razones obligando a la empresas a hacer un esfuerzo para recomponer carteles. El toreo continúa llorando el inesperado fallecimiento del maestro Dámaso González

29 ago 2017 / 10:32 h - Actualizado: 29 ago 2017 / 10:34 h.
"Observatorio taurino","Morante de la Puebla"
  • Morante de la Puebla ha vuelto a sorprender por su inesperada retirada. / EFE
    Morante de la Puebla ha vuelto a sorprender por su inesperada retirada. / EFE

Algunos actores se han bajado del escenario

Ya estamos de vuelta, dispuestos a desmenuzar la actualidad taurina de este mes que ya pide la cuenta. Pero nos interesa, sobremanera, la agitada trastienda del toreo que ha visto plegar las velas por unas u otras razones a Morante de la Puebla, José María Manzanares y hasta a El Fandi, que se ha salido del tablero sin aventurar fecha de vuelta. Sus respectivas temporadas, en los tres casos, parecen más que amortizadas. En cualquier caso, la sorpresiva marcha del cigarrero fue la que más agitó las aguas del toreo. La espantada fue fiel a su estilo y delató las brumas de su entorno. La decisión del diestro de La Puebla sucedió a una tarde aciaga en la que El Juli arrasó en el ruedo sin saber que -fiel a la ley de Dominguín- Morante iba a acaparar todos los titulares.

Necesidad de cambiar un entorno viciado

Morante aludió a algunos tópicos manidos y lugares comunes -la dictadura de veterinarios y presidentes, el tamaño desmesurado del toro- para justificar una nueva égida que no tiene fecha conocida de vuelta. Pocos dudan de que Morante volverá. Lo hará con otras estrategias; renovados planteamientos y -eso parece seguro- con un entorno profesional radicalmente distinto al que le ha acompañado en los últimos tiempos. Morante da de paso, con o sin intención, una inmensa bofetada al organigrama empresarial de la FIT, apéndice taurino de los negocios del multimillonario mexicano Alberto Bailleres. En el lance podría desembarazarse de otros lastres que sólo han logrado enfangar despachos. Lo veremos... El torero tiene en el punto de mira a la plaza de la Maestranza, que podría ser el escenario exclusivo de su última etapa en los ruedos. No hay que olvidar que el matador de La Puebla ha cumplido 20 años de alternativa y se acerca, inexorablemente, a la cuarentena. Ya les hemos comentado que a este au revoir del genio se le ha sumado la operación de Manzanares y la reciente decisión del Fandi, lesionado en Almería. El asunto sorprende, como también llama la atención que El Juli haya admitido que, de alguna manera, la temporada de 2018 también implicará un fin de etapa. ¿Estamos llegando al colofón de todo un ciclo? ¿Hemos tocado suelo o techo? El tiempo lo dirá aunque los toreros jóvenes, ahora sí, tienen la palabra.

Otras cosas que se cuentan por aquí y por allí

El caso es que esas retiradas -sea en la forma que sea- ha convertido el fin de la campaña en un auténtico descalabro para los empresarios. Sin ir más lejos, la Goyesca de Ronda, organizada como corrida coral para la despedida de Francisco Rivera Ordóñez, tendrá que ser remendada drásticamente. Los efectos de estos puntos y aparte también se dejarán ver en Sevilla. Rafa Serna, previsiblemente, tendrá que buscarse otro padrino para convertirse en matador de toros. ¿Será Ferrera? La apuesta no resulta complicada... Y nos vamos marchando, evocando una vez más la figura de Dámaso González. El reconocimiento unánime de toda la profesión y la impresionante manifestación de duelo en su Albacete natal han marcado la grandeza de su estela. Pero antes de irnos hay que felicitar a Cayetano: su valiente decisión de poner banderillas con los colores nacionales en Bilbao delató que los que pitan son pocos y cobardes. También se fue Ortega Cano, dice que para siempre, en la plaza que siempre fue su casa. No hacía falta ese adiós -que no levantó entusiasmo alguno- pero gloria al torero, engullido por el personaje y el dudoso guiñol en el que se mueve hace mucho tiempo. Del maltrecho tonto de Carcassonne no añadimos nada. Por cierto, si Dios no lo remedia, Écija volverá a quedarse sin toros en su feria. El enemigo, muy cercano, es el abandono de lo propio. Quedan lejos los tiempos de vino y rosas, aquella plaza de “los carteles de lujo”. Pues eso.