Los trofeos Juan Belmonte premiaron el toreo de ayer y de hoy en Antares

El viejo Litri, Ángel Peralta, Roca Rey, las ganaderías de Núñez del Cuvillo y Victorino Martín y el recordado periodista Fernando Carrasco protagonizaron la gala

19 oct 2016 / 13:06 h - Actualizado: 19 oct 2016 / 13:40 h.
"Toros"
  • Los premiados anoche en el Club Antares. / José Luis Montero
    Los premiados anoche en el Club Antares. / José Luis Montero

La IV edición de los trofeos Juan Belmonte -la joya de la corona de la tertulia nacida hace casi un lustro en Cañada Rosal- dio un repaso al toreo de hoy, pero también al de ayer a través de sus premiados. La cuidada gala, celebrada este martes en el club Antares bajo la batuta de otro Juan Belmonte (Luque), resumió el hilo conductor de una temporada que no se puede entender sin algunos protagonistas como el diestro Andrés Roca Rey, auténtica revelación de la campaña, que acudió en persona a recoger el original trofeo del escultor Manuel Sequera.

El jovencísimo diestro peruano aún se encuentra inmerso en la recuperación de las lesiones que le obligaron a cortar la temporada precipitadamente pero ya ha marcado la fecha de su reaparición: será el próximo 6 de noviembre en Lima, mano a mano con El Juli, en una corrida que ha despertado una expectación inusitada a un lado y otro del Atlántico. Pero si Roca había traído el viento de la renovación, los maestros Ángel Peralta y Miguel Báez Litri -representado por su hijo, el Litri de los 90- pusieron un soplo de nostalgia en la noche. El centauro de la Puebla del Río, aquejado de un fortísimo resfriado, apenas pudo esbozar algunas palabras y recordar su amistad con el mismísimo Juan Belmonte. Peralta entregó un soneto, leído por el presentador, que nos trasladó a un tiempo que ya se fue. El doctor Hugo Galera, que le entregó el trofeo, fue el encargado de glosar la vida y obra del veterano jinete definiéndolo como “un gran caballero; un gran señor y un gran literato que ha centrado su vida en el caballo y el toro”. Pero las imágenes proyectadas también evocaron la figura de Litri, el maestro choquero; figurón indiscutible del toreo pos manoletista y eslabón fundamental en la saga taurina onubense.

La fiesta no podía estar completa sin distinguir a dos de las ganaderías que han prestado el hilo conductor a una temporada, la de 2016, que ya es historia. Es el caso de la vacada de Núñez del Cuvillo, que ha echado una excelente camada en las plazas de mayor repercusión, incluyendo los dos notables encierros lidiados en el propio coso de la Real Maestranza. Álvaro Núñez Benjumea, hijo del fundador del prestigioso hierro de Vejer y actual director de la vacada fue el encargado de recoger el trofeo. Pero estábamos hablando de Sevilla: la temporada que se fue también fue el escenario de la lidia del famoso toro Cobradiezmos, ese boyante ejemplar de Victorino Martín cuajado a rabo por Manuel Escribano, que logró su indulto. El acontecimiento ya forma parte de los anales del coso maestrante. Victorino Martín (hijo) agradeció el reconocimiento para extenderse algo más que sus compañeros al hablar de “este mundo maravilloso que algunos extremistas se permiten el lujo de desprestigiar y poner en tela de juicio”.

Pero la noche había comenzado con una cascada de emociones. La carcajada inconfundible de Fernando Carrasco volvió a dibujarse en el montaje audiovisual que recordó su obra y su figura a los sones de la marcha Amarguras. Su fallecimiento ensombreció el arranque de la pasada campaña sobrecogiendo a la familia taurina sevillana. El del pasado martes fue el énesimo homenaje que ha recogido su familia. En esta ocasión fue su viuda, Libia Rascón, la encargada de recoger la estatuilla. Para ella fue también la ovación más larga, sincera y emocionante de toda la noche.