Toros

Luis Rufino: «He recogido la memoria de seis generaciones»

El coleccionista e investigador sevillano presenta el próximo martes en la Fundación Caja Rural su libro ‘Miura, 175 años a través de los carteles y de la prensa’

02 jun 2019 / 11:47 h - Actualizado: 02 jun 2019 / 11:51 h.
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Descendiente directo de las históricas familias ganaderas de Moreno Santamaría y Anastasio Martín y del célebre diestro El Gordito, Rufino Charlo ha buceado en su vasto archivo para poner en pie una monografía que retrata los casi dos siglos de historia de la ganadería de Miura a través de su reflejo en la cartelería de cada época y en la prensa

¿Por qué este libro?

¿Y por qué no? Nunca había escrito pero siempre me habían preguntado muchas cosas. En realidad empecé a escribir en el año 2011, a raíz del indulto del toro ‘Arrojado’ de Núñez del Cuvillo. Estaba todo el mundo loco, diciendo que aquel era el primer toro de la historia que lograba el perdón de su vida en la plaza de la Maestranza... Yo empecé a rebatir el asunto argumentado que no era el primero. En ese tiempo sufrí un grave problema de salud y retomé el asunto cuando pude recuperarme. En 2014 llegó el indulto de ‘Cobradiezmos’ y comenzó a barajarse el mismo error: que si era el segundo toro de la historia... A raíz de aquello publiqué un artículo reseñando todos los indultos y en 2017 llegó la conmemoración del 175 aniversario de la ganadería de Miura. Con ese motivo se organizó una pequeña exposición en Cajasol... A partir de ahí, con toda la documentación que poseía, pensé en la necesidad de hacer algo de más alcance...

Ahí ya estaba cuajada la idea...

Sí. Es que hay que tener en cuenta que estamos hablando de una ganadería y una familia que abarca tres siglos: desde la mitad del siglo XIX, pasando por todo el XX y las dos primeras décadas del siglo XXI. Empecé a mirar papeles, acumulando documentación, seleccionando datos... Me di cuenta de que tenía entre manos un libro pero, claro, la gente puede preguntar ¿de dónde habrá sacado éste tantos papeles?

¿Y de dónde los ha sacado?

Esa es la clave. Yo poseo muchos papeles pero también podría no tener ni idea de cómo manejarlos. El hilo de este asunto es que la familia Miura es contemporánea de la mía. Me refiero a dos historias paralelas en el ámbito taurino. En su caso es un único hilo familiar y en el nuestro es de dos ramas ganaderas –los Moreno Santamaría y los descendientes de Anastasio Martín- además de un torero, El Gordito, emparentados entre sí. Hay que recordar –es el primer cartel que se presenta en el libro- que los Miura se presentaron en Sevilla el 15 de agosto de 1846 con una novillada que mató José Carmona, hermano mayor de El Gordito. Ahí está el primer vínculo entre ambas familias.

Hablar de Miura, Anastasio Martín y Moreno Santamaría es definir la historia del campo sevillano entre los siglos XIX y XX...

Totalmente. Nosotros tenemos antigüedad de 1844 en Madrid y ellos la tienen de 1849. A partir de ahí coincidimos en carteles como ganaderos y con la presencia de El Gordito en calidad de matador.

Este empeño literario no habría sido posible sin su inmenso archivo...

Se conserva parte de lo que existía. Se han repartido cosas, se han quemado, se han tirado, se han perdido... como sucede en todas las mudanzas y repartos. Cuando me ha faltado algo he recurrido al archivo de un amigo mío que prefiere permanecer en el anonimato. Pero luego había que montar toda esta historia y conocerla. Yo había oído hablar a mi padre: es la memoria de seis generaciones, de tentaderos, de corridas... desde el siglo XIX hasta el presente. Eso estaba en mi cabeza y no me ha costado trabajo; cuando hallaba algún cartel o un dato ya sabía lo que era. Entre que empecé, tuve que dejarlo por mi enfermedad y lo retomo... el libro se ha hecho en seis meses.

Estamos ante un caso único. Es una ganadería que no ha salido de la misma familia durante casi dos siglos. En este país nuestro no sabemos valorar ciertos tesoros.

Y que no se ha movido de dos o tres fincas emblemáticas. Las cosas se valoran cuando se pierden. Cuando las tienes ni te das cuenta. Si has nacido en este mundo no te impresiona. Estás acostumbrado desde que naces.

¿Se ha encontrado alguna sorpresa?

Hay que advertir que la primera relación de los Miura con la Real Maestranza fue como sombrereros. Anterior a su faceta de ganaderos. El primer Miura que toreó en la plaza de Sevilla no fue Eduardo Dávila. Se llamaba José Miura y lo hizo en el año 1853; en 1855 también interviene Antonio Miura como picador en una corrida a beneficio de las Milicias. No hay nada inventado. Hay que tener en cuenta que en pleno siglo XIX ya se habían creado las sociedades tauromáquicas, equivalente a lo que hoy denominamos aficionados prácticos. Una de las más antiguas la impulsó el duque de Veragua en El Jardinillo de Madrid. Hacían verdaderas cuadrillas y llegaban a matar y rejonear toros. Todo eso es posterior a la efímera Real Escuela de Tauromaquia de Sevilla que impulsó Fernando VII. No hubo más escuelas hasta que Antonio Carmona ‘El Panadero’ monta la de San Bernardo en 1893. De allí salió un torero que se apodaba ‘El Pintor’. Era Ignacio Zuloaga.

La historia del toreo no se puede entender por separado de la ciudad o el país.

Es que a través de la historia del toreo asistimos a bodas reales, pestes, la guerra de África o de Cuba... Contemplamos muchos acontecimientos ligados al mundo o la sociedad del momento. Ahí está el sexenio revolucionario de 1868. Tenemos que darle la razón a Ortega. En este libro podemos ver la evolución del cartel, de las propias crónicas o gacetillas taurinas, de las técnicas tipográficas y hasta del vocabulario que se usaba. Es importante resaltar toda la información que daban esos carteles antiguos, que eran casi un contrato. Los de hoy no dan ninguna y desprotegen al aficionado.

Seguimos teniendo un campo inmenso por estudiar: el del campo y el toreo ligado a la historia doméstica de la ciudad.

Ahí está el ejemplo de los festivales organizados para las hermandades. Antes no había tantas como hoy. Tampoco había subvenciones y había buscar la generosidad de los que podían dar. Y ahí entraba el mundillo taurino. La Cabalgata de Reyes también se benefició de los toros y los ganaderos hasta prestaban las yuntas de mulos para sacar el desfile. Cualquier catástrofe –arriadas, incendios- llegaban a contar con el favor del correspondiente festival taurino.

Hay que recalcar su faceta de archivero y coleccionista pero sobre todo de investigador. Volvemos a ese impagable banco de datos...

Y sigo acumulando o recopilando. En el mismo libro se exponen datos que no tienen que ver con Miura pero que se acotan por su interés. Ahí está la curiosidad de 1883: es el año que el alcalde de Sevilla impone una parada de cabestros en la plaza de la Maestranza. Hasta entonces se seguía usando la media luna (una cuchilla montada sobre un largo palo para desjarretar los toros rechazados). En una corrida de Saltillo se montó tal escándalo que propició esa medida. Ese año, por cierto, se lidió el tercer toro indultado en Sevilla. Se llamaba ‘Jocicúo’ y era de Sebastián Fina. Hay más datos curiosos: en 1851 se lidió una becerrada en la que, entre otros hierros, se lidiaron dos reses a nombre de Dolores Reyes de Arjona. No era otra que la mujer de Cúchares, el primer torero ganadero. El segundo fue Julián Casas ‘Salamanquino’ y el tercero, Lagartijo. Los tres estaban en activo.

Hay más datos que merece la pena recordar...

Podemos mencionar la primera vez que Gallito y Belmonte se enfrentaron a una corrida de Miura en la plaza de la Maestranza. Fue en 1914, en aquella famosa tarde en la que Belmonte cogió un pitón al toro con el consiguiente disgusto del ganadero. De novilleros sólo lo hicieron una vez: en Cádiz. Y la primera vez que alternaron juntos como matadores fue también en Barcelona, pero con una corrida de mi familia Moreno Santamaría. Por cierto, hay impreso algún cartel de la alternativa que tenía que haber tomado Juan Belmonte en Salamanca. No se celebró...