«Mi única guerra es llevar a la plaza un toro con emoción»

El rejoneador de La Puebla afronta mañana en Espartinas un reto trascendental para su carrera. Se encerrará en solitario con seis toros de distintos hierros y ganaderías en un pronunciamiento personal que va más allá del puntual distanciamiento con la empresa Pagés

13 abr 2018 / 20:32 h - Actualizado: 14 abr 2018 / 00:11 h.
  • Ventura en la presentación de este encierro en solitario. / Manuel Gómez
    Ventura en la presentación de este encierro en solitario. / Manuel Gómez
  • Ventura rejonea a campo abierto en la preparación del compromiso de mañana.
    Ventura rejonea a campo abierto en la preparación del compromiso de mañana.
  • «Mi única guerra es llevar a la plaza un toro con emoción»

{Todo está a punto. Diego Ventura ha preparado con mimo el gesto de rejonear seis toros de distintos encastes y ganaderías en la plaza de Espartinas. Será el mismo día y a la misma hora que se celebre el festejo ecuestre de la Feria de Abril pero el pronunciamiento del jinete cigarrero pretende ir más allá de ese desencuentro.

—El gesto de este domingo va a convertirse en un homenaje inesperado a don Ángel Peralta.

—Las cosas han venido así y tenemos que tirar para alante. No podemos venirnos abajo pero el pensamiento estará puesto en él. Si llega el triunfo será en su honor.

—¿Qué necesita demostrar Diego Ventura a estas alturas de su trayectoria?

—Si realmente te sientes figura debes dar un paso más en cada tarde. He conseguido hacer cosas muy importantes pero matar seis toros de distintos encastes es un reto personal. Quiero estar a la altura de esos seis toros y triunfar con ellos.

—Hablar de encastes nos lleva al trasfondo de este gesto: la negativa a lidiar la corrida Bohórquez en Sevilla y abrirla a otras sangres.

—Ahí esta el referente de Ángel. Nos ha enseñado a todos y quiero seguir esos pasos: marcar diferencias y conseguir cosas importantes en beneficio de la Fiesta y el rejoneo. Tenía que ser este año y es por bien del aficionado.

—Los aficionados veteranos hablaban de la reedición del espíritu de la guerrilla de Palomo y El Cordobés.

—Todo el mundo podría pensar que lo hago por fastidiar a la empresa de Sevilla pero no es así. Lo hago porque me habría gustado hacerlo en Sevilla; porque hay mucha gente que me sigue y espera verme en Sevilla. No podía dejarlos en la estacada. No podía quedarme quieto. Ojalá se llenen Espartinas y Sevilla y que mis compañeros salgan a hombros. Sería bueno para el rejoneo. Eso es lo que de verdad importa. Lo hago pensando en el futuro del rejoneo y el público.

—¿Habría estado dispuesto a encerrarse en solitario en Sevilla de nuevo?

—Claro que sí. Veinte años de alternativa sólo se cumplen una vez y no es fácil tener la cuadra que yo tengo en estos momentos ni alcanzar el nivel de preparación que tengo ahora. Son momentos de afrontar gestas. En mi cabeza estaba afrontarlas en Sevilla, Madrid y Lisboa. En Sevilla no ha podido ser pero sí será en Espartinas.

—En Madrid sí le esperan seis toros en Otoño...

—Ya está hecho. Falta Lisboa.

—Da la sensación de que no está satisfecho interiormente con sus últimas actuaciones en la Maestranza.

—He tenido actuaciones más redondas en otras ferias que en Sevilla. Volvemos a lo mismo. Por culpa de la corrida no he podido estar a esa altura que sí he conseguido con la misma ganadería en otros sitios como en Málaga. Pero en Sevilla no ha habido suerte estos años. No ha salido ese toro que transmita y que se mueva y me permita hacer mi espectáculo. Esa es mi única guerra: llevar a la plaza el toro con emoción y poder demostrar a la gente el momento que atravieso. No hay más ni me interesa. Pienso en el aficionado antes que en mí y si no lo hiciera no me afrontaría las dificultades de esos seis toros en Espartinas.

—En la rueda de prensa en la que presentó este gesto aludió al futuro del negocio con mucha preocupación.

—Lo veo complicado. Mi carrera está encauzada pero no puedo ser partícipe del juego si siguen haciendo las cosas como ahora. Me gustaría que las cosas se hicieran con rivalidad en la plaza, emoción en el toro... el público tiene que percibir el peligro y sentir que allí hay un toro bravo. Pero el sistema está de otra manera que no es la que yo he aprendido. Cuando vivía en la casa Peralta y veía a esos rejoneadores antiguos, las corridas que salían antes... no era lo mismo que ahora. No considero que exista esa rivalidad ni la fiereza necesaria en algunas ganaderías. Yo intento cambiarlo pero lucho contracorriente. Los compañeros no quieren afrontar esas dificultades y algunas empresas se han acomodado a una serie de ganaderías y sus precios. Cambiarlo no es fácil.

—Es que en el rejoneo se ha llegado a cotas impensables pero las diferencias de nivel entre la cabeza y el pelotón son tremendas.

—Totalmente. Antes había seis o siete rejoneadores como Javier Buendía, los Peralta, Moura, Vidrié, Alvarito... y más recientemente los Domecq, Hermoso, Fermín Bohórquez, Ginés Cartagena... veías una variedad, rejoneadores de personalidad muy diferenciada que daban su espectáculo. Había emoción, rivalidad... pero a día de hoy no lo veo así como aficionado. Quitando algunas corridas dentro del encaste Murube como Capea, Los Espartales, Guiomar o Ángel Sánchez hay otras muchas que no transmiten esa emoción. Y en el caso de los compañeros no sé si se han acomodado o tienen sus temporadas hechas por las empresas que los apoderan. No siento la rivalidad ni la competencia.

—Resulta difícil de creer que haya plazas que no cuentan con Ventura por sistema.

—Entre 25 y 30 ferias importantes. Por eso digo que el negocio no se lo están cargando los antitaurinos, nos lo cargamos nosotros mismos. A día de hoy, con la cuadra que tengo y el momento que atravieso es el momento de torear en esas ferias. Llevo cinco años sin ir a Jerez. Pero hay otras plazas como Valladolid, Palencia, Bilbao, Salamanca, Nimes, Zaragoza o Logroño y Pamplona en las que ni siquiera he debutado. Eso demuestra quién hace el daño.

—Pero más allá de las miserias del negocio sí puede presumir de un reconocimiento unánime.

—Eso es lo único que me mantiene vivo y con ganas de torear y salir a la plaza para demostrar que soy el mejor. Los aficionados, los periodistas y profesionales hablan de uno y por lo menos ya dicen lo que está pasando. Antes no era así. Estoy satisfecho de ese reconocimiento y los aficionados ya saben cual es el malo de la película.

—Ha conseguido otra cosa muy complicada: a Espartinas irá mucha gente que no es asidua a los rejones.

—Me lo ha dicho mucha gente: «no acostumbro a ir a los rejones pero quiero ver lo que estás haciendo, los cambios que quieres traer...». Son mensajes que me han llegado por muchos sitios. Me enorgullecen y harán que el día de Espartinas salga como un chaval que empieza.

—Se le nota ilusionado.

—Mucho y por muchas razones. Las sensaciones vividas en los últimos años y los últimos meses están ahí. El otro día ya pude dar un toque de atención del momento que atravieso en Arlés. Hay mucha gente que me ha tirado a degüello para bajarme de la cima pero cuanto más me aprietan más me motivo. Mi carrera ha sido siempre igual desde los inicios. A día de hoy, con 20 caballos figuras, preparado físicamente y con la edad que tengo me salto cualquier traba. Sólo quiero ser mejor cada día. Llego a Espartinas con una ilusión tremenda.

—Pues la cita está ahí...

—No hay vuelta atrás. Los caballos están andando muy bien con las vacas y he escogido una corrida seria, un punto por encima de lo que debería ser para Espartinas. En el envío hay toros de plaza de primera. La plaza se va a llenar y eso me da una moral tremenda. ~