Observatorio taurino: Casas y Valencia animan el cotarro

La sorprendente alianza de los empresarios de los cosos de Sevilla y Madrid revela una política de frente común. ¿Se pretende frenar a ciertos colegas? ¿Hay un afán de adecuar las pretensiones dinerarias de los toreros al actual panorama económico?

16 ene 2018 / 10:10 h - Actualizado: 16 ene 2018 / 16:17 h.
"Toros"
  • Ramón Valencia (izda.) y Simón Casas (dcha.). / El Correo
    Ramón Valencia (izda.) y Simón Casas (dcha.). / El Correo

Con el año nuevo ha llegado una sorpresa inesperada que podría cambiar el trazado de las líneas del frente del toreo. Simón Casas y Ramón Valencia unirán sus fuerzas en términos indefinidos para “potenciar todos los vectores de desarrollo de la Tauromaquia priorizando el fomento de la calidad y la protección de los nuevos valores”. Alabado sea el Santísimo... Más allá del farragoso enunciado, que parece sacado del lenguaje vacuo de los políticos, conviene bucear en las posibles razones que han llevado a los empresarios de las dos plazas más resonantes del mundo -estamos hablando de las Ventas y el coso de la Maestranza- para poner a girar sus activos en torno al mismo vértice. Ojo, en esa órbita también gravitan los cosos de primera de Valencia, Málaga y Nimes, además del ruedo de Alicante, de segunda categoría. A partir de ahí, a nadie se le escapa que esa sorpresiva alianza se produce en un momento de recesión social, económica y taurina que -cumpliendo la precisa sentencia orteguiana- se ha dibujado nítidamente en los tendidos semivacíos. No hace falta irse muy lejos: llenar la plaza de Sevilla es complicado y las particularidades organizativas del propio escenario obligan a una política de precios altos y beneficios limitados. Si escalamos por Despeñaperros tampoco encontramos un panorama demasiado alentador. Los antiguos llenazos de Madrid han dado paso a un exceso de cemento limpio a pesar del humo vendido por el ínclito productor francés que ha sido, ojo, el único panegirista de esta ‘grande ármee’ sobre la que la empresa Pagés no ha dicho aún ni mu.


Nuevos frentes y bloques enfrentados

El trasfondo del asunto es económico. No hay más. Pero, ¿cuáles serían las principales líneas de frente a batir? Veamos: el radio de acción de la traída y llevada FIT -la fachada taurina del magnate azteca Alberto Bailleres- se ha ampliado con los activos taurinos de la familia Chopera formando un grupo, el BMF, que no tiene reciprocidad. Es decir: la FIT sí interviene en la gestión de las plazas de los cipreses vascos que no tienen arte ni parte en los cosos que ya controlaban anteriormente los mexicanos. La alianza de Casas y Valencia podría servir para plantar cara a ese poder emergente. El francés los tuvo delante en la batalla por Madrid y Valencia aún debe recordar los insistentes rumores que colocaron al grupo manito en la trastienda de la rebelión que dejó en cuadro la Feria de Abril en 2014 y 2015. No se vayan todavía, que aún hay más. Valencia y Casas ya habían ensayado esta alianza uniéndose a los Matilla, Manuel Martínez Erice y Martín Lorca para disputarle la plaza de Málaga al ínclito Bailleres. Se llevaron el concurso aunque el verdadero ganador moral fue el pez más pequeño: el empresario sevillano José María Garzón, que quedó segundo.


Sevilla: algunos antecedentes conocidos

Será mejor no entrar en las cuitas malagueñas -los mejorables carteles feriales y la gestión nefasta del asunto del IVA aún escuecen- para seguir buceando en otros condicionantes que podrían haber animado esta unión sorpresa: el malditó parné. Los empresarios se quejan en público y en privado de las altísimas aspiraciones dinerarias de algunos toreros, que -eso remachan- están alejadísimas de la actual economía de la Fiesta. Es la palabra de unos contra otros aunque, eso está claro, si el freno llegara mancomunadamente desde Sevilla y Madrid nos encontraríamos con un problema que podría desempolvar algunas hachas de guerra que se daban por enterradas. El caso es que este tipo de simbiosis no es nueva en esta orilla del Guadalquivir. Los más veteranos recordarán la entrada de Manolo Chopera y, especialmente, de la casa Balañá y su camarlengo Teo Matilla en la organización de la temporada baratillera en otros tiempos de vacas flacas. La historia, dicen, es cíclica...