Toros

Observatorio taurino: Medallas, adioses y un año nuevo

El año taurino se va. Llega uno nuevo. Pero la despedida no se ha librado de un nuevo ninguneo a este mundillo de sedas y oros que se ha visto excluido de la concesión de la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes. ¿Una revancha por el fortalecimiento del toreo en el nuevo panorama sociopolítico?

31 dic 2018 / 13:31 h - Actualizado: 31 dic 2018 / 13:43 h.
"Toros","Observatorio taurino"
  • Ambiente en la Maestranza antes de una corrida. / Rafael Avilés
    Ambiente en la Maestranza antes de una corrida. / Rafael Avilés

Dicen que la venganza se sirve fría. Sería una forma de entender la exclusión del mundo taurino en la concesión anual de la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes. Ya saben: la lista la inició -no podía ser otro- el gran maestro de Ronda en 1996. Sí, hablamos de Antonio Ordóñez. Pero hay que advertir que los franceses ya se habían adelantado el año anterior otorgándole la Legión de Honor. Ya se lo contamos en la evocación de su figura, al cumplirse 20 años de su fallecimiento. Son esas cosas que pasan en esta España nuestra. En Las Galias nos dieron sopas con honda. Pero, desde entonces, el reconocimiento del ministerio de Cultura no se había interrumpido con la única excepción de 2012. La lista es amplia y diversa –no siempre oportuna- y tampoco ha estado exenta de polémica, incluyendo la devolución de las preciadas preseas por parte de Paco Camino y José Tomás después de su concesión a Francisco Rivera Ordóñez. El gesto, de pésimo gusto y educación, estuvo alentado por cierto personaje que ahora no viene al caso. Y lo curioso es que no se repitió cuando el premio cayó en manos, ahora sí, verdaderamente indignas del galardón. Cosas de la vida y el toreo... Pero nos estamos perdiendo por las ramas. El toreo brilla especialmente por su ausencia en esta última hornada de medallas. Lo hace después de la inesperada toma de visibilidad de este mundillo ligado a los valores más ancestrales del agro que ha seguido a los comicios andaluces. Ya lo hemos comentado: la irrupción de esas tres letras que envenenan los sueños de toda la grey política ha obligado a matizar, moderar y hasta suprimir muchos discursos anti. Con un horizonte electoral a las puertas, toca enterrar el material sensible. El toro, enhebrado con otros brazos de esa cultura agraria como la caza, cuenta. Y lo hace bastante más de lo que muchos creíamos. El ministro del ramo, señor Guirao, ha perdido una excelente oportunidad de estar a la altura de las circunstancias. Visto lo visto, tampoco parece quedarle mucho en el convento.

En la muerte de Emilio Oliva

No llegó a figura. Pero su nombre permanece al imaginario popular de los 60. Fue en el día del Pilar del año 1963. Oliva se había anunciado en Las Ventas para confirmar su alternativa acartelado con Chacarte y Pepe Cáceres. Su segundo le asestó una tremenda cornada que le penetró en el vientre. Todo parecía irremediable. Fue ingresado en el antiguo Sanatorio de Toreros y prácticamente en agonía, pidió casarse 'in artículo mortis' con su novia Antoñita Baro después de recibir la extrema unción. Pero Emilio Oliva, inesperada o milagrosamente, salió adelante convirtiéndose en el patriarca de una extensa saga taurina en la que sobresalió su hijo Emilio, que vivió su mayor ambiente a mediados de los 80. Su nombre, que siempre será recordado con cariño y reconocimiento, ya está en la historia íntima del toreo. Pero en estos días que andan despidiendo el año también se marchó Leonardo Muñoz, padre del matador trianero Emilio Muñoz y controvertido taurino de la vieja escuela. Convirtió a su hijo en figura precoz y lanzó al primer Morante en medio de mil peripecias que merecerían un libro. Su nombre evoca otros tiempos, tan distintos, no sabemos si mejores o peores, que se fueron para no volver. Descansen en paz.

Un año que se va y otro que viene

Se despide un año taurino y alborea una nueva campaña. En el toreo, ya se sabe, hay dos únicas estaciones: la temporada y el invierno. Cuando se marchen los Magos comenzará a esbozarse el calendario de las primeras ferias como si no hubiera pasado nada. Pero en este planeta de los toros no están los deberes hechos. La necesaria reforma de la economía del toreo; la adecuación de los honorarios de los matadores de la clase media y alta –es imprescindible que se pague lo que se genera- o la imprescindible unión de todos los estamentos que forman la profesión siguen coleando mientras los actores de este negocio miran para otro lado pensando que aquí no pasa nada. Las últimas elecciones andaluzas –no nos cansamos de repetirlo- han revelado una inédita fortaleza que conviene aprovechar. No basta con ganar batallas en los juzgados o reivindicar la legalidad de un espectáculo que sólo podrá sobrevivir si es defendible económicamente. Hay demasiadas plazas inactivas que, no hace tanto, formaban parte del calendario festivo de sus respectivas localidades. Habría que preguntarse qué se ha hecho mal. El toreo, no se olvide, empieza a morirse por su base: los pueblos. Ahí es donde hay que empezar a trabajar. Los espectáculos populares están desplazando infinidad de novilladas por su inviabilidad económica sin que se lleguen a acuerdos concluyentes para hacerlas viables. Ése es el auténtico reto inaplazable al que se enfrenta este mundillo invertebrado que debe aprovechar el nuevo panorama sociopolítico. El toro, vinculado a todos los sectores del agro, es fuerte y fuente de cultura. Seguiremos hablando de ello en este Observatorio Taurino semanal que les desea una feliz temporada 2019.