No sabemos si Monsieur habrá pedido árnica a su compañero Ramón Valencia –apoderado del matador peruano- pero una cosa está clara: el paso al frente del diestro limeño dota al peculiar bingo de la empresa de Las Ventas del nervio que sólo pueden otorgar las grandes figuras. Roca lo es; también lo son Morante, El Juli o Manzanares pero aún no sabemos qué pasará con ellos. Hablaremos de su caso. Roca Rey, seguramente, ya es el primero de la clase y no deja de sorprender que se haya apuntado a este sorteo de toreros y ganaderías en el que, a priori, no se contaba con la verdadera crema del escalafón. La entrada en liza de Enrique Ponce ya fue una sorpresa y preparó el nuevo escenario. Bien pensado, la jugada de Roca podría ser maestra y coronarle como definitivo rey de la torería en las dos orillas del Atlántico. Pero aún hay mucha tela que cortar...
El caso es que Andrés sería el as de oros de una baraja en la que ya figuran, por orden de aparición, los nombres de Paco Ureña, Sebastián Castella, Ginés Marín, Diego Urdiales y Enrique Ponce. El ganado que sortearán pertenece a los hierros de Jandilla, Garcigrande, Puerto de San Lorenzo, Juan Pedro Domecq, Montalvo, Fuente Ymbro, Parladé, Adolfo Martín y Alcurrucén, que lidiaría dos encierros. Los toreros que se han presentado al llamamiento a filas, eso seguro, son muchos más pero estos son los que –hasta ahora- han interesado al controvertido productor, que también cuenta con el ofrecimiento de Emilio de Justo para estoquear –fuera del famoso sorteo, que sólo afectaría a esos festejos- las corridas de Victorino Martín y Baltasar Ibán. Ojo: el matador extremeño también podría optar a una tercera tarde sumándose a la lista de los diez carteles salidos del famoso bombo. Pero no tendría que pasar por él. De Justo cumpliría –como veremos- una de las excepciones recogidas en las bases publicitadas por Plaza 1, la empresa adjudicataria de Las Ventas.
Y es que el sorteo, en realidad, deja las manos libres a Simón Casas y su tropa para cerrar a su antojo el grueso de los carteles. En un bombo se meterán diez puestos de toreros y en el otro, las diez ganaderías. El resto –hasta 20 puestos- quedaría en blanco para que la empresa rellene los huecos pudiendo repetir a toreros que hayan sorteado y quieran torear más de una corrida; a matadores que confirmen alternativa; diestros emergentes; toreros especialistas en corridas duras a los que se les ofrece un caramelo y, atención, aquellos que tengan “legitimidad” para torear en San Isidro. Resumiendo: el sorteo nada tiene que ver con el que se experimentó en otoño y los carteles están abiertos a cualquier opción. Se trata de un sorteo parcial, incompleto, con demasiadas fisuras y absolutamente interesado. El plan verdadero podría ser otro...
¿Qué pasa con el resto de figuras?
¿Se animará alguno más de la crema del escalafón? Hasta ahora no sabemos nada de Morante, El Juli y Manzanares aunque su incomodidad con el tema del sorteo es más que palpable. Seguramente tienen razón. Casas, viejo zorro, va a meter en el bombo algunas de las ganaderías más apetecidas por este trío de ases a los que deja sumidos en un complicado limbo. La jugada podría ser maestra para el empresario francés que se queja en privado –también en público- de las altísimas aspiraciones dinerarias de esta primera fila. ¿La jugada pasa por abaratar los carteles y rebajar su altísimo presupuesto? ¿Se quiere prescindir de su presencia en la feria más importante del mundo? El debate sobre lo que demandan y generan estos toreros de gama alta es válido. Seguramente necesario. Pero el camino sinuoso emprendido por la empresa de Madrid podría ser el menos indicado. Se está vendiendo una moto que, para qué vamos a negarlo, divierte tela a la peña; especialmente a las facciones más demagógicas de la afición. Pero el problema, que lo hay, demanda otra altura de miras. A un lado y otro de la mesa.
Y es que el dinero de los grandes quema en los cenáculos de la patronal del toreo. Mucho. Casualidad o no, Finito de Córdoba se echó a su propio monte en el último ‘Mano a Mano’ de la Fundación Cajasol para meter el dedo en la llaga. El veteranísimo diestro, inesperadamente, pronunció un larguísimo alegato en el que denunciaba esa situación: hay mucho dinero para tres o cuatro. El resto no puede ni rascar las migas. Y el tema, más pronto que tarde, podría acabar estallando.
El mundo rural se echa al monte
Pero hay más asuntos que comentar, como la determinación del mundo rural de salir del ostracismo con una masiva manifestación que se ha convocado para el próximo 3 de marzo. Asaja, las federaciones de caza y la Unión de Criadores de Toros de Lidia son los tres vértices principales de la reivindicación de un planeta que ha salido del campo para marchar a la ciudad. Pero los convocantes se han encontrado con un escenario inesperado: el clima preelectoral y la afición recurrente de los políticos por salir en la foto. Ya han marcado su propia línea roja: no quieren que Casado o Abascal tengan la tentación de capitalizar una marcha que no puede, ni debe, tener color político aunque las principales formaciones ya han tomado buena nota del verdadero poder de este mundo oculto que mueve muchas voluntades.
Hay más cosas de las que se han hablado en la semana taurina que se fue. Ya saben que Carmelo García convocó a los medios taurinos el pasado viernes para dar a conocer los detalles de la reaparición de Jesulín, que empieza a probarse para conmemorar su trigésimo aniversario de alternativa. También se apuntó al bombardeo la inevitable prensa rosa, pendiente de la otra cara de un matador que nunca podrá deslindarse del personaje mediático que es. Sus hazañas y la permanente cabalgata de fin de semana en la que vive instalada su peculiar parentela llegó a opacar el gran torero que fue el diestro de Ubrique, que evitó entrar en cualquier arista de su vida privada con los plumillas del corazón. Entre todo lo que contó el matador en el hotel Vincci, pasó inadvertido el desapego con el que habló de Manolo Morilla, su descubridor y apoderado en los años centrales de su carrera. Morilla es el propietario del coso de Morón, escenario del retorno de Jesús Janeiro. “A mí el que me ha contratado es Carmelo García”. No hay más preguntas, señoría. Por cierto, de Sevilla no hay nada nuevo que no se haya contado ya. ¿Estarán los carteles a punto para la semana que viene? Tampoco tardarán mucho más. Nos vemos en siete días. Para entonces sabremos más.