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El diestro Paco Ureña. / El Correo
Paco Ureña es uno de los nombres indiscutibles de la temporada 2016. El torero murciano, a pesar de cumplir una década como matador de toros puede presumir de novedad. Los modos clásicos, el concepto puro y la necesaria ambición para imponerlo a todo tipo de toros ha sido la llave maestra que le ha colocado en el punto de atención del aficionado. Ureña cortó dos orejas la pasada Feria de Abril aunque su valioso trasteo quedó algo eclipsado por el fulgurante indulto de Cobradiezmos, uno de los excelentes toros de Victorino Martín que saltaron en aquella tarde triunfal. El eco de aquella faena y el posterior desarrollo de su temporada han pesado en el criterio del empresario Ramón Valencia, que le ha llamado para sustituir a Roca Rey, que ha tenido que interrumpir su temporada a consecuencia de los percances sucesivos de Málaga y Palencia.
El paso de los meses ha servido para revalorizar la labor abrileña de Paco Ureña. “Supuso sacar al torero que soy ahora mismo”, explica el torero al evocar aquella faena reveladora. “Puedo seguir viéndola y recordándola día a día y, la verdad, es fantástico poder ver y revivir lo que en la plaza sentí. Fue una faena de abandono de mí mismo solo para torear”, rememora el torero que sabía que su personalidad podía encajar bien en Sevilla: “aquí fusta el torero que de verdad se entregue en la plaza y lo haga de verdad y con pureza. Ése el toreo eterno”, precisa.
Paco no contaba con la llamada de la empresa Pagés para esta feria de San Miguel pero sigue pensando que pisar este albero, sea cual sea la fecha, es un “sueño”. “Es un cartel muy interesante y del maestro Morante poco podemos decir” señala el diestro murciano que se siente orgulloso de poder compartir con el matador cigarrero. Pero Ureña también tiene palabras para el tercer espada del cartel, Javier Jiménez, que ocupó el puesto libre que había dejado la empresa desde la presentación de los carteles. “Javier es un torero que se está abriendo camino poco a poco y está por méritos propios y justos”, puntualiza.
Ureña prefiere no recordar ningún hito de la temporada que ya encara su final. Prefiere destacar su manera “de interpretar el toreo”. La depuración de ese concepto, especialmente sublimado al natural, ha sido el mejor aval de este torero que empieza a hacerse un hueco entre los grandes aunque es el recuerdo de sus actuaciones en las plazas de Madrid y Murcia es de obligada referencia.
Sevilla y su entorno taurino han jugado un papel especial en su preparación, forjada en silencio y soledad en las naves abandonadas de La Recua antes de que su nombre se pusiera en boca de los aficionados. “Esta tierra es mi casa, he vivido doce años en Sevilla y me ha aportado muchas cosas”, se sincera el matador que sabe que aún debe ser yunque antes de convertirse en martillo: “Siempre digo que soy torero, y como torero, intento torear todo tipo de toros. Afortunadamente, las corridas que toreo son de Victorino, Adolfo, y las demás, ganaderías punteras. Mi deseo es ser mejor cada día”, concluye.